TEMAS SOBRE HAITI, REPUBLICA
DOMINICANA Y EL CARIBE
Descubriendo
el Caribe insular no hispánico. Las variantes del pensamiento en el caribe
francés
Por: Mu-Kien
Adriana Sang
@MuKienAdriana
Con la
unidad aportada por la lengua y por una misma modalidad y por una misma
modalidad de colonización, Haití y las Antillas Francesas muestran también
importantes desemejanzas condicionadas por su historia… Este hecho dará lugar a
características culturales bien definidas que tendrán incidencia, entre otras
manifestaciones culturales, en la producción literaria de estas dos partes del
Caribe francófono. De todos modos, y como efecto del sistema colonial, de la
esclavitud y, en términos generales, de la composición de las sociedades, hay
un hilo conductor del pensamiento y de la creación literaria que es una
búsqueda permanente de identidad, búsqueda que incluye problemas comunes como
el de su realidad lingüística…..[1] Rosalía Cortés.
Mientras
leía y escribía sobre el pensamiento del Gran Glissant, me asaltaron muchas
dudas. Recordemos que se establecieron diferencias profundas en la concepción
de la identidad y del devenir de dos grandes del pensamiento y la literatura de
Martinica: Glissant y Aimé Cesaire. Mientras el primero abogaba por la
"otredad" como concepto general para identificar el producto nacido
de ese asalto a la vida y la imposición a la esclavitud del que fueron objeto
los esclavos africanos; el otro se convirtió en el defensor de la negritud,
convirtiéndola en su principal bandera de lucha.
Me asaltó la
duda, repito, y me pregunté ¿Habrán otras diferencias en el Caribe
francófono? La respuesta parece que sí. A veces tendemos a hacer
generalizaciones absurdas, que impiden un conocimiento profundo de este Caribe
tan nuestro y tan diverso.
Localicé
varios trabajos. Uno de los más interesantes fue el de la profesora Rosalía
Cortés titulado “Identidad y literatura en el Caribe francófono”[2]. La autora parte de que a pesar
de que Haití, Martinica y Guadalupe, y Guyana del Caribe continental, aunque
fueron colonizadas por Francia, cada una, por sus propias particularidades
históricas, tienen sus notables diferencias que se reflejan en sus identidades.
Haití, la
primera nación negra que se independizó, había sido la colonia más rica y
productiva para los franceses, representando un tercio de su demanda de azúcar
en la metrópoli. Con un modelo de plantaciones, esta “productividad” tuvo
sus consecuencias en el plano social. La estructura vertical y las vejaciones a
la que eran sometidos los esclavos trajo como consecuencia la Revolución
Haitiana, una larga y sangrienta lucha que se inició a finales del siglo XVIII
y culminó con su independencia el 1º de enero de 1804.
En el caso
de Martinica y Guadalupe, dice la profesora, aunque estas dos pequeñas islas
fueron visitadas por Colón, su ocupación por parte de los franceses se produjo
en el siglo XII. La historia de Martinica tiene todavía mayores especificidades,
pues durante los períodos comprendidos entre 1774 a 1802 y 1809 y 1814
fue ocupada por los ingleses. En el caso de Guadalupe, a diferencia de
las otras ocupaciones francesas, en 1794 fue decretada la abolición de la
esclavitud.
Así,
mientras en Guadalupe y Martinica se fortalecían los lazos coloniales con
Francia, Haití, sin embargo, corta sus lazos con la Metrópoli, teniendo que
pagar nada más y nada menos que la increíble suma de 25 millones de francos, un
pago que la nueva nación hizo efectivo en 1838:
Este hecho
dará lugar a características culturales bien definidas que tendrán incidencia,
entre otras manifestaciones culturales, en la producción literaria de estas dos
partes del Caribe francófono. De todos modos, y como efecto del sistema
colonial, de la esclavitud y, en términos generales, de la composición de las
sociedades, hay un hilo conductor del pensamiento y de la creación literaria
que es una búsqueda permanente de identidad, búsqueda que incluye problemas
comunes como el rol de su realidad lingüística.[3]
Un elemento
adicional que marcó la identidad haitiana, sigue diciendo la profesora, fue la
ocupación norteamericana (1915 a 1934). Este hecho removió las fibras de los
haitianos hasta lo más profundo. Como decía Jean Price Mars:
La ocupación
nos llevó a efectuar una revisión de nuestros valores negros en general, a
considerar que no son otra cosa que la esencia y la substancia del hombre
diferente y semejante a sí mismo… A encontrarnos a nosotros mismos por
introspección y a los otros por prospección….[4]
En el resto
del Caribe francés insular, léase Martinica y Guadalupe, la toma de conciencia
de su identidad se desarrolló en los años 30 del siglo XX. En
efecto, un grupo de jóvenes llegó hasta París y allí se encontraron con
africanos colonizados por Francia, pero que provenían de África. Este
encuentro hizo que se fortalecieran los lazos, las angustias, los dilemas, las
inseguridades y las incertidumbres de SER pero no pertenecer, pues siendo
franceses, en la realidad no lo eran. Se destaca, como ya hemos visto Aimé
Césaire, de Martinicañ y el senegalés Leópold Senghor. En palabras de la
profesora:
Es decir, el
mismo fenómeno de reacción tuvo lugar en estos dos ámbitos del Caribe
francófono en períodos diferentes, como respuesta a su momento político. Y solo
a partir de entonces puede hablarse en cada región de una literatura propia,
con temas propios, con modalidades estilísticas correspondientes a la búsqueda
que se estaba operando…
Es
indispensable detenernos en un aspecto de importancia primordial, base del
desarrollo cultural, afectivo, social y aún político del ser humano, en este
caso del ser haitiano y del ser antillano, y se trata de la realidad
lingüística: el Caribe constituye un mundo plurilingüe en el que varias lenguas
europeas son el medio oficial de comunicación. Pero es, además, un espacio
creolófono, un espacio en que la lengua materna de una gran cantidad de
habitantes es hoy y ha sido por casi cuatro siglos una de las lenguas criollas:
lenguas de origen colonial, conformadas en una situación de esclavitud; lenguas
mixtas con sintaxis de lenguas africanas y léxico de la correspondiente lengua
europea de dominación; lenguas en las que se ha transmitido la extraordinaria
riqueza de la criollidad, las tradiciones seculares y la oralitura, todo ese
acerbo de producción artística: cuentos, proverbios, adivinanzas, canciones que
portan el saber popular…[5]
Sí, porque
en el caribe francés, el créole se ha convertido en la lengua identitaria, en
la lengua criolla, en la lengua que expresa el sentir, el dolor, la alegría y
las penas. Una lengua propia que no podían entender los amos, los dueños de la
tierra, Era, es, una expresión de liberación. No cabe duda.
¡Qué interesante! Nos vemos en la próxima.
[1] Rosalía Cortés, "Identidad y literatura en el
Caribe francófono", revistas.javeriana.edu.co/index.php/cualit/article/view/7701www.erevistas.csic.es/ficha_articulo.php?url=oai:ojs.www...edu
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