EDGAR MORIN: REFORMAR LA POLITICA PARA TRANSFORMAR EL
MUNDO
Dedicado a mi hermana-amiga mexicana Patricia Gascón Muro
Morir
soñando, sí, mas si se sueña
morir, la muerte es sueño; una ventana
hacia el vacío; no soñar; nirvana;
del tiempo al fin la eternidad se adueña.
Vivir el día de hoy bajo la enseña
del ayer deshaciéndose en mañana;
vivir encadenado a la desgana
¿es acaso vivir? ¿y esto qué enseña?
¿Soñar la muerte no es matar el sueño?
¿Vivir el sueño no es matar la vida?
¿A qué poner en ello tanto empeño?:
¿aprender lo que al punto al fin se olvida
escudriñando el implacable ceño
-cielo desierto- del eterno Dueño?, Miguel de Unamuno
morir, la muerte es sueño; una ventana
hacia el vacío; no soñar; nirvana;
del tiempo al fin la eternidad se adueña.
Vivir el día de hoy bajo la enseña
del ayer deshaciéndose en mañana;
vivir encadenado a la desgana
¿es acaso vivir? ¿y esto qué enseña?
¿Soñar la muerte no es matar el sueño?
¿Vivir el sueño no es matar la vida?
¿A qué poner en ello tanto empeño?:
¿aprender lo que al punto al fin se olvida
escudriñando el implacable ceño
-cielo desierto- del eterno Dueño?, Miguel de Unamuno
Edgar Morín es una personalidad en el mundo, especialmente en su Francia natal. En 1997 publicó su obra "Una política de la civilización", en la cual el autor profundiza su análisis sobre el estado del mundo, proponiendo una reforma de la política y del pensamiento a fin de superar la crisis de credibilidad existente e el mundo.
La periodista
Anne Rapin, publicó en la revista francesa Label France, en su edición No. 28
07-87 una entrevista muy interesante a
Edgar Morín, en la cual el autor plantea una severa crítica a los políticos del
mundo, especialmente del occidental, su tecnicismo exagerado, pero sobre todo
el individualismo que promueve el más cruel de todos los egoísmos:
Todo aquello que constituyó la faz luminosa
de la civilización occidental presenta ahora un envés cada vez más negro. Así, el individualismo, que es una de las
grandes conquistas de la civilización occidental presenta ahora un envés cada
vez más negro. Así, el individualismo,
que es una de las grandes conquistas de la civilización occidental, genera hoy
cada vez más fenómenos de atomización, de soledad, de egocentrismo o de
degradación de la solidaridad. Otro
producto ambivalente de nuestra civilización es la técnica, que ha a los
hombres de enormes gastos energéticos confiándoselos a las máquinas, pero ha
hecho que la sociedad sea esclava de la lógica cuantitativa de dichas máquinas.
El pensador francés es crítico
con la economía capitalista mundial. Los
industriales, en su búsqueda de ganancias, producen masivamente bienes para que
la gente los compre en los mercados. Y
esa es, dice el pensador, la causa de la contaminación y de la degradación que
está amenazando la biósfera:
El automóvil es un perfecto ejemplo de los
vicios y virtudes de nuestra civilización. Incluso la ciencia, de la que se
pensaba que solo aportaba beneficios, conlleva aspectos preocupantes como son
el peligro atómico o la manipulación genética.
Morín es crítico con la idea del
progreso occidental. Señala que se
suponía que con el paso del tiempo viviríamos mejor, pero ha sucedido lo
contario. Critica el mito civilizador de
occidente así como del marxismo:
Así podemos decir que el mito del progreso,
fundamento de nuestra civilización que pretendía que el mañana sería
indudablemente mejor que el presente, y que compartían el mundo del oeste y el
mundo del este -puesto que el comunismo prometía un porvenir radiante- ha caído
en cuento mito.
La lógica pregunta que provoca
esa afirmación es la que le hizo el periodista: Esta crisis ¿concierne
solamente a las sociedades occidentales?
La respuesta no se hizo esperar. Su
punto de partida es que occidente y su cultura de consumo se ha expandido por
el mundo:
Es una situación general en la medida en que
la civilización occidental se ha mundializado, al igual que es el ideal al que
había llamado desarrollo… Sin embargo, nos damos cuenta de que el desarrollo,
contemplado únicamente desde un punto de vista económico, no descarta ni mucho
menos un subdesarrollo humano y moral… Esta degradación de la calidad respecto
a la cantidad es síntoma de nuestra crisis de civilización, pues vivíamos en un
mundo dominado por la lógica técnica, económica y científica…
Morín sostiene que la crisis actual
del mundo debe asociarse a la saturación, ahogado por problemas que es incapaz
de resolver. Solo podría asociarse a la
caída del Imperio Romano. Su ambición sin medida de conquista y poder exacerbó
su capacidad, provocándose primero la división y posteriormente su derrota
definitiva.
El periodista le preguntó sobre
la diferencia entre la mundialización y globalización que impera en el mundo y
la llamada "era planetaria" que aboga el intelectual:
La mundialización tiene evidentemente un
aspecto muy destructor por propiciar el anonimato, la uniformación de culturas,
la homogeneización de las identidades, pero representa también una oportunidad
única para los hombres de las diferentes culturas del planeta comunicarse,
comprenderse y favorecer los mestizajes.
Para Morín, una de las razones
para que la situación se agrave es la política y los políticos, y sobre todo
por su visión individualizada de los problemas colectivos y sociales. Propone el diseño de políticas civilizadoras
humanizadas y humanizantes. Por esta
razón, el periodista le pregunta: ¿En qué supone nuestro modo de pensar y
aprehender la realidad un impedimento para superar nuestros problemas actuales?
Morín aboga entonces por la reforma del
pensamiento diciendo:
La reforma del pensamiento enseña a afrontar
la complejidad con ayuda de instrumentos, de conceptos capaces de relacionar
los diferentes saberes que están a nuestra disposición en este fin del siglo
XX. Se trata de algo vital para esta era planetaria en la que se ha hecho
imposible, y artificial, aislar a escala nacional un problema importante. Esta reforma de pensamiento, que precisa a su
vez de una reforma de pensamiento, que precisa a su vez una reforma de la
educación, no está en marcha en ningún sitio y sin embargo es necesaria.
Finaliza la entrevista entre su
canto triste de canción desesperada por el mundo y su necesidad de anunciar la
esperanza. El mundo va por mal
camino. Es necesario, aseguraba y
asegura, pensar en un futuro diferente, pensar que somos del planeta, no de una
nación o continente:
Las razones que me hacen tener esperanza se
fundan igualmente en el hecho de que estamos en la prehistoria del espíritu
humano, lo que significa que las capacidades mentales están aún subexplotadas,
especialmente en el plano de las relaciones con los demás. Somos bárbaros en
las relaciones con los demás, no solamente entre religiones y pueblos
diferentes sino en el seno de una misma familia, entre los padres donde falta
comprensión. … el peligro nos ayudará tal vez a salvarnos, a condición de tomar
conciencia de ello.
¡Qué hermosa conclusión! Morín aboga por la unidad de la raza humana,
sin importar el color, ni la religión… sin importar nada… solo el hecho de que
formamos parte de la humanidad como un todo.
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