TEMAS SOBRE HAITI, REPUBLICA DOMINICANA Y EL CARIBE
Las plantaciones en
El Caribe y su impacto en todos los ámbitos, 7
Por: Mu-Kien Adriana Sang
sangbenmukien@gmail.com
mu-kiensang@pucmm.edu.do
@MuKienAdriana
EL CAMPESINO
Trabajando, trabajando
pasamos la vida entera
abrimos con nuestras manos
los surcos de nueva
tierra.
Eucaliptos se levantan
como un grito en nuestro
suelo;
campesino, campesino,
¡Ya nace el poder del
pueblo!
El sol, la tierra, el agua
son armas de un gran destino,
pespunta ya la cosecha
futuro de nuestros hijos.
Cambiaremos nuestra suerte
si unimos todas las
fuerzas
tú sólo puedes muy poco
despierta, hermano, despierta.
Yrene Duque
/ NetJoven
En la entrega de la semana pasada inicié la
presentación de un ensayo interesantísimo del historiador puertorriqueño Humberto García
Muñíz que lleva por título “La Plantación que no se repite: las historias
azucareras de la República Dominicana y Puerto Rico, 1870-1930.”[1]
. En esta primera entrega abarcamos solo
la parte de su natal Puerto Rico. En
esta semana resumiremos las principales ideas en torno a la experiencia
dominicana a partir del siglo XIX, pero sobre todo, el autor hace interesantes
comparaciones entre la experiencia económica en ambas islas. El punto de partida del historiador que una
particularidad de nuestro país es la notable y creciente dependencia con el
coloso del norte:
Durante el último tercio del siglo XIX la
penetración económica, financiera, política y militar de los Estados Unidos era
mayor en la República Dominicana que en Puerto Rico. A manera de ejemplo se
puede citar el fallido intento de anexión a los países en la década de 1870, la
negociaciones en ese decenio y los de 1880 y 1890 para arrendar la península de
Samaná con el fin de establecer una base naval…y el control de las finanzas
nacionales desde los años noventa hasta el inicio de la siguiente centuria por
la firma neoyorquina. Santo Domingo Improvement Co. Dicho trasfondo explica la
entrada de capitalistas del vecino país en su industria azucarera, aunque sus
inversiones iniciales fueron una consecuencia añadida de su presencia en Cuba.
Así, sigue diciendo, la industria azucarera
dominicana renació en el sur y este del país, pero pronto se expandió hacia el
norte, especialmente por Puerto Plata. Pero, y ahí repite y coincide con las
posiciones que hemos estado escribiendo los dominicanos, aunque no nos cita,
que fue a partir de la Guerra de los Diez Años en Cuba, entre 1868-1878, cuando
se produce el verdadero boom de la economía azucarera, gracias a la migración
de unos tres mil cubanos y de otras nacionales que invirtieron capitales para
el desarrollo de esta industria. Este
hecho fue una tabla de salvación, por esta razón el Estado Dominicano apostó a
estos inversionistas ofreciéndoles las mejores facilidades:
Durante la década de 1870 el estado Dominicano
fomentó la industria azucarera mediante concesiones individuales de franquicias
y tierras. En 1881 se legisló para establecer factorías centrales y fomentar la
división del trabajo en el cultivo de la caña y la elaboración del dulce. La
medida no fue viable. Aunque dichas centrales alimentaron sus molinos con la
materia prima de colonias de muchos propietarios locales…El uso de trenes
portátiles y el inicio de la construcción de sistemas ferroviarios fijos favorecieron
la articulación de las fábricas con los terrenos...
Un elemento interesante es que el historiador
García Muñíz señala que la tierra dominicana era de superior calidad pues su
suelo estaba mejor nutrido y menos cansado, y también porque el territorio es
mucho más grande.
Pero el Boom azucarero dominicano trajo sus
crisis. Entre 1884 y 1900 hubo crisis en
los precios del dulce en el mercado internacional. Este hecho provocó la quiebra de casi la
mitad de los ingenios, pero logró
recuperarse en el siglo XX, logrando un repunte en el nivel de producción y
sobre todo una concentración de la propiedad de los ingenios, como hemos
reseñado los que hemos trabajado el tema.
En mi primer libro sobre Ulises Heureaux. Biografía de un dictador hago
una amplia referencia al surgimiento, expansión, crisis y recuperación de la
industria azucarera, ofreciendo cifras y datos precisos sobre el proceso de
quiebra y cómo muchos de los ingenios quebrados pasaron a manos de algunas
familias, especialmente la familia Vicini.
Lo novedoso de este artículo es el aporte a nivel comparativo entre la
industria azucarera de las dos islas. Con el sugestivo título de “República
Dominicana afuera. Puerto Rico, adentro”. El paso de Puerto Rico como parte del
territorio norteamericano constituye un verdadero hito. La inclusión de Puerto Rico como territorio
arancelario de los Estados Unidos en 1901 provocó un auge extraordinario en la
industria del dulce. Como bien dice
García, se hizo realidad el sueño de los hacendados: la entrada libre al
principal mercado azucarero.
“Al convertirse en un productor doméstico, la isla
se unió a Luisiana, los Estados remolacheros
y las colonias de Hawaii y Filipinas para mantener fuera del mismo a otros
competidores mediante tarifas aduaneras proteccionistas. Entre 1898 y 1913 se
construyeron en Puerto Rico más de 35 nuevas centrales de diverso tamaño, capacidad
y capitalización.
Auge y crisis, la lógica económica de siempre no
fue diferente en Puerto Rico. A partir
de 1910 comenzó a flaquear la industria
azucarera puertorriqueña, suerte para los boricuas el peligro se esfumó cuando
la Primera Guerra Mundial comenzó a demandar más azúcar por la crisis
europea. Danzaron al son de los
millones, como ocurrió en República Dominicana en la misma fecha durante la
Ocupación Norteamericana.
Existen, sin embargo particularidades para el caso
nuestro. Gracias a la firma de la
Convención de 1907, el capital extranjero se sintió confiado y comenzó a hacer
nuevas inversiones, representando para 1910 el 62% de la tierra plantada de
caña y poseía además 8 de las 14 centrales existentes. Concluye el ensayo nuestro amigo historiador
diciendo lo siguiente:
Se puede concluir que las diferencias en la
evolución histórica de las industrias azucareras decimonónicas en los dos casos
estudiados propició variaciones
importantes en las características de la plantación y en su combinación, entre
las que destacan la cantidad, calidad y sistema de tenencia de la tierra, la
composición étnica de la fuerza de
trabajo, el origen del capital invertido, la creación de clases y grupos
sociales, el contexto tecnológico y la
participación en los mercados externos.
Aunque durante el siglo XX la presencia de los Estados Unidos en ambos
países fue predominante, su expresión hegemónica, al interaccionarse con los
factores locales y el ámbito regional, fue distinta. Ello condujo al desarrollo de una plantación
que no se repite en la República
dominicana y Puerto Rico.
¿Interesante verdad? Es un tema apasionante, del que todavía
quedan muchos aspectos que investigar, de aprender y de leer. Seguimos en la
próxima.
[1] Humberto
García Muñíz titulado “La Plantación que no se repite: las historias azucareras
de la República Dominicana y Puerto Rico, 1870-1930, ” Revista de Indias, 2005, vol. LXV, número
233. Pp. 173-192.
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