ENCUENTROS
LA FORMACIÓN
DOCENTE. Una reflexión, 4
Por Mu-Kien
Adriana Sang
La formación docente se constituye en un proceso, necesario para
garantizar la adecuada preparación de los profesionales en las
universidades. Esta demanda en los
momentos actuales está condicionada por un auge creciente de la matrícula, el
cambio de estrategias de formación ante las nuevas necesidades de
sistematización del conocimiento, que cada vez se renueva con mayor velocidad y
complejidad. Los cambios en el contexto social y universitario han connotado la
necesidad de utilizar alternativas para cubrir la docencia con profesionales no
capacitados para tal propósito, y además se exigen nuevos roles y tareas al
profesor ante la complejidad del proceso formativo. Lezy Magyoly
Vargas Flores
En la entrega de hoy vamos a
trabajar con el ensayo del profesor venezolano, Lezy Magyoly Vargas Flores, de
la universidad Bolivariana de Venezuela, que lleva por título “La Formación
Docente”.[1] Y como en la entrega anterior, este trabajo
coincide en la necesidad de renovar los programas de formación de profesores en
nuestras universidades.
Afirma que después de un
enjundioso análisis y revisión de documentos y de evaluar la práctica docente,
han constatado profundas debilidades en el proceso de preparación de docentes
que están vinculados con sus capacidades intelectuales y los recursos
profesionales, a saber:
·
Los profesores universitarios no cuentan con
formación docente y la preparación metodológica que reciben tiene un carácter
funcionalista que no satisface las demandas y necesidades formativas.
·
La gestión de la formación docente se realiza de
forma administrativa, por tanto no se promueve el sistema de relación entre
objetivos, acciones y estructura a fin de dinamizar y hacer más eficiente el
proceso de formación docente en las universidades.
·
El nivel de especialización no siempre potencia ni
favorece la formación docente de los profesores.
·
No existe una reflexión sistemática de la
experiencia cotidiana de la práctica educativa.
Después de hacer una breve reseña
histórica de la formación docente en su Venezuela natal, el profesor hace una
apuesta a un modelo formativo del profesor universitario. Parte de su concepción sobre lo que debe ser
este proceso:
La formación docente se concibe como un proceso
social y cultural que obedece al carácter de la integridad del desarrollo de la
capacidad transformadora humana que se da en la dinámica de las relaciones
entre los sujetos en la sociedad, en constante y sistemática relación, capaz de
potenciar y transformar su comportamiento en el saber, hacer, ser y convivir. Es proceso permite a cada sujeto la
profundización del contenido socio-cultural, a la vez que se revela
contradictoriamente en el propio proceso del desarrollo humano , ya sea en una
totalidad, como en lo individualidad, en el sujeto y su pensamiento, el cual
discurre sobre la base de la continuidad que permite dar saltos cualitativos en
el desarrollo humano, a partir de la apropiación de la cultura. [2]
Asegura que la formación docente
del profesor universitario debe ser concebida como un proceso de desarrollo
personal y profesional, personal pero en interacción con los demás, desde una
perspectiva dinámica y social que promueve lo personal para el desarrollo
integral. Defiende que este proceso debe
ser continuo, auto crítico y propositivo.
La formación del profesor
universitario debe estar institucionalizada, es decir, formar parte de la
política institucional. Podría tener un
carácter formal, a través de programas pedagógicos estructurados y que
finalicen en una titulación; o informal o No-formal, por medio de conferencias,
cursos cortos, evaluaciones, acompañamiento individual, entre otras
modalidades. La gestión de ese proceso es un verdadero reto para las
universidades:
El proceso de gestión de la formación docente del
profesor universitario es un proceso consciente que implica un nivel de
concreción… capaz de caracterizarse por la interrelación de la planificación,
la organización, la ejecución y el control, para lograr los objetivos
formativos que corresponden con las condiciones objetivas en las cuales se
lleva a cabo la educación universitaria, a la vez que se particulariza con una
interpretación que alcance resultados sustentados en una posición teórica y
metodológica…. [3]
Pero existen peligros en la
formación de los docentes, entre los cuales se pueden citar:
1. Fragmentación
del contenido de la formación
2. Ausencia de
diagnóstico de las necesidades de formación
3. No
reconocimiento de la necesidad de concientizar qué aspectos concretos de la
práctica educativa deben ser evaluados.
Propone el profesor una serie de sugerencias concretas para el diseño
efectivo de los programas formativos que se realice un diagnóstico de las
necesidades formativas, que permita la anticipación al cambio y favorezca la
innovación. El proceso de formación
debe ser holístico, flexible, dinámico y proactivo:
La gestión
de la formación continua, es un proceso consciente, holístico, dinámico que
manifiesta el carácter de lo continuo como vía de interrelación dialéctica
capaz de dar solución a los problemas de la práctica educativa desde la
formación continua de los profesores lo que implica el diseño de propuestas
formativas a ejecutar en el corto, mediano y largo plazo, propiciando acciones
en estrecha relación, que favorecen y dinamizan el proceso de gestión de la
formación docente.[4]
Todas estas reflexiones nos arrojan una verdad como un templo: Nosotros
los que asumimos la docencia, en cualquier nivel (primaria, secundaria y
universitaria) tenemos el reto, el mandato, de formarnos continuamente, de colocar
nuestros conocimientos en el permanente juicio de la crítica, para superarnos, para estar a tono con la demanda de los tiempos. Nosotros los maestros, debemos asumir que
somos aprendices eternos, que nuestra formación no es estática, sino dinámica,
que el saber es una actitud de búsqueda, de reconocimiento de nuestras propias
debilidades y nuestras propias fortalezas.
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