TEMAS SOBRE HAITI, REPUBLICA DOMINICANA Y EL CARIBE
Las plantaciones en
El Caribe y su impacto en todos los ámbitos, 1
Por: Mu-Kien Adriana Sang
sangbenmukien@gmail.com
mu-kiensang@pucmm.edu.do
@MuKienAdriana
Esclavos,
De Marcos Ley González
Esclavos al servicio de la vida
imantados al vicio de la muerte.
Engranajes, pensantes y replicantes,
con la ficción de ser y saber;
de amar y adorar;
de soñar y…
Vago e insulso rey de trebejos,
que cabeceas chocando tu forma
en un puzzle de aire y niebla.
Esclavos de zinc y cobre,
a la suerte de una época en venta
estirada por el impulso del instinto;
embaucada por añejos dogmas
Hace más de 25 años constaté, en una reunión de la Asociación de Estudios Caribeños celebrada en Saint Thomas, que en las islas del Caribe inglés y francés, el tema de las plantaciones era una constante en sus reflexiones e investigaciones; más aún, que había calado tan profundamente que había impactado en su identidad y su imaginario colectivo. El tema quedó pendiente en mis preocupaciones intelectuales.
Desde hace más de tres años estoy
hurgando por todas partes sobre el tema caribeño, razón por la cual inicié esta
columna. He vuelto a constatar que las
plantaciones azucareras siguen marcando a los estudiosos del tema. ¿Por qué me pregunté entonces y me pregunto
hoy? Busqué respuestas. Una de las que más me impactó fue sin duda el
epílogo del libro de Frank Moya Pons en su brillante libro “Historia del
Caribe”[1]
en el año 2008, y del cual hemos hecho referencia en artículos anteriores. Con el sugerente título ¿Por qué la
plantación? Moya nos ofrece una explicación completa sobre la plantación:
Este libro trata principalmente de
la evolución de la plantación azucarera como la fuerza integradora predominante
en la historia económica del Caribe. Hemos escogido este foco porque la unidad
funcional del Caribe se percibe mejor al considerar el sistema de la plantación
como la estructura económica subyacentes entre sí, a pesar de las diferencias
ecológicas y políticas de las islas.
Podríamos haber escrito una
historia del Caribe diferente utilizando otro tipo de
análisis, pero si es que existe una corriente que fluye de manera de manera
ininterrumpida y produce la unidad histórica de la región, esa es la evolución
del sistema de plantaciones.
La historia de la plantación
azucarera sirve para explicar tanto las continuidades económicas en las
colonias como su evolución demográfica. También explica, más claramente que
otros fenómenos, por qué las potencias europeas se involucraron tan
profundamente en las guerras en el Caribe y cómo sus colonias caribeñas se
integraron al extenso mundo de la economía atlántica.
El impacto que la historia del
Caribe ejerció en ambos lados del Atlántico puede explicarse mejor desde la perspectiva
de las plantaciones azucareras y del sistema esclavista que las acompañó por
casi cuatro siglos. Las conexiones económicas que unieron al Caribe con África,
Europa y Norteamérica, antes y después de la revolución industrial, son
cruciales para entender el surgimiento del capitalismo como sistema económico
mundial.[2]
Moya afirma en esta
pequeña pero muy sustanciosa reflexión expuesta en el Epílogo de la obra, de
que ninguna otra institución colonial jugó un papel tan crucial como el de la
plantación azucarera a fin de integrar el Caribe en la economía mundial. Un elemento importante es que plantea que el azúcar
no fue el único producto que se cultivaba en las plantaciones, pero fue sin duda alguna el
más importante. Más aún “fue el más
importante y el que mantuvo a las Antillas en la mirada y el puño de las
potencias metropolitanas. La plantación, junto con el sistema esclavista,
dominó la historia del caribe por más de 400 años”[3]
Las plantaciones
azucareras, plantea el amigo historiador, constituyó una unidad orgánica, a
pesar de que las colonias tenían metrópolis distintas. Sin embargo, cada
realidad tuvo sus particularidades, produciéndose una notable diferenciación en
el plano político, social y cultual que
todavía, en el siglo XXI, es visible, especialmente en las llamadas Indias
Occidentales.
Moya contrasta y
diferencia la visión existente de que el
Caribe es una región fragmentada. Afirma
que esta fragmentación es solo desde una
perspectiva sociopolítica y cultural, pues sus estructuras productivas así
como su economía eran homogéneas. Sin embargo, sigue afirmando, sostiene que
debemos reconocer “que dentro del marco
unificador de las plantaciones azucareras surgieron distintas sociedades
criollas que con el tiempo se convirtieron en nuevas naciones. Es también
dentro de este contexto histórico que la actual fragmentación del Caribe puede
ser mejor entendida y aceptada.”[4]
La homogeneidad comenzó
a fragmentarse con los sucesos mundiales.
Afirma Moya que comenzó en 1930, momento en el cual “[5] ¿Por qué razón, sería la pregunta
lógica? Por un hecho que marcó a todo el
mundo: la gran depresión, que creó serias dificultades en las economías del
mundo. A partir de ese momento, dice Moya, el Caribe no fue el mismo, dejando de ser lo que era antes. Otros factores externos acrecentaron la
fragmentación. Por ejemplo después de la Segunda Guerra Mundial, los Estados
Unidos se hicieron dominantes en la región, provocando “una marcada americanización de la región, incluyendo a las antiguas
colonias francesas, británicas, holandesas y danesas.” [6]
Esta situación provocó
que el modelo de las plantaciones azucareras entrara una crisis tan profunda que nunca más pudieron
recuperarse. Solamente Cuba, afirma el historiador, mantuvo su economía sobre la base de las
plantaciones azucareras que perduró incluso hasta bajo el socialismo. Hoy, sin embargo, el modelo está siendo cuestionado.
La ruptura del modelo
de plantación trajo grandes cambios. En
efecto, la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial, trajeron consigo la creación y desarrollo de los
sindicatos y las organizaciones obreras;
así como el surgimiento de los partidos políticos locales que demandaban la
descolonización, pero sobre todo la independencia. La ideología nacionalista
entró con fuerzas, especialmente en las clases medias y los sectores
intelectuales. Otro factor que afectó
mortalmente el modelo fue la política de sustitución de importaciones, a fin de
desarrollar la industria local. Los
vientos de democratización llegaron y los sectores más radicales demandaban,
exigían más bien, reformas agrarias que permitiera una nueva relación social y
económica con el campesinado.
Finalizo este artículo
con las conclusiones, muy interesantes por cierto, que nos ofrece Moya sobre la
quiebra del modelo, y sus implicaciones políticas y económicas del Caribe hoy.
Veamos:
El sistema de plantaciones fue uno
de los componentes principales de lo que se le llama hoy sistema económico
mundial. Las plantaciones caribeñas fueron también un elemento fundamental en
la conformación de la nueva economía atlántica surgió luego que los europeos
invadieron a América en los siglos XVI y XVII. Desde una perspectiva mundial,
el desarrollo del capitalismo no podría entenderse completamente sin el sistema
de plantación azucarera, así como tampoco podría explicarse totalmente la
independencia de los Estados Unidos sin el papel que jugaron las plantaciones
azucareras caribeñas.
El Caribe funciona hoy como un
complejo archipiélago de nacionalidades y culturas con economías
diversificadas conectadas estrechamente
tanto a las potencias industriales del norte del Atlántico como a los países de
Sudamérica y Asia. La globalización ha integrado al Caribe aún más al mercado
mundial, pero debemos recordar que fue
precisamente en el Caribe donde
se inició el presente proceso de globalización hace más de quinientos años. Fue
a partir de la llegada de Colón al caribe cuando los europeos comenzaron a
darse cuenta de la unidad planetaria y a actuar en consecuencia. Esta es otra
de las razones de por qué la historia del Caribe es relevante para comprender
hoy el mundo moderno. Hasta que la humanidad puso un hombre en la luna, ningún
otro descubrimiento ha tenido consecuencias tan importantes y duraderas como la
invasión europea del Caribe y la conversión de esta región en uno de los
pivotes de la economía planetaria. Hacer que la historia dea evidente ha sido
el principal propósito de este libro.[7]
¿Interesante no? En el próximo artículo seguiré con el tema,
desde la óptica y perspectiva de otro investigador caribeño.
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