ENCUENTROS
LA FORMACIÓN
DOCENTE. Una reflexión, 3
Por Mu-Kien
Adriana Sang
La formación docente se puede definir de una manera muy sencilla como la
preparación para el ejercicio de una profesión, es decir, es un proceso por el
cual se da la instrucción necesaria para que una persona adquiera
conocimientos, desarrolle habilidades y destrezas que permitan ejercer con
éxito la profesión de enseñar. Este
proceso incluye una serie de etapas (no necesariamente lineales) en la
adquisición de conocimientos y en el desarrollo de habilidades y no termina
cuando la persona obtiene un título de acreditación, sino que continúa a través
de la vida profesional, Douglas Izarra[1]
El párrafo que engalana esta entrega es una
ponencia presentada por la profesora Douglas Izarra en el V
Encuentro Internacional: Las
Transformaciones de la Profesión Docente Frente a los Actuales Desafíos,
celebrado en febrero del año 2008 en Venezuela y organizado por la Organización
de Estados Iberoamericanos (OEI). El
objetivo de esta masiva reunión era de:
- Propiciar el debate, la reflexión y la
generación de conocimiento sobre los cambios de la profesión docente para
responder a los actuales escenarios sociales.
- Contribuir al fortalecimiento del protagonismo de las instituciones y organizaciones involucradas con profesión docente en la formulación e implementación de políticas públicas educativa. |
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Las
ponencias se organizaron en base a 4 áreas
temáticas
1. La profesión docente y los cambios en el escenario social. 2. Desarrollo profesional y dimensiones de la profesión docente. 3. Tendencias en la profesión docente frente a los cambios 4. Desafíos en la formación docente inicial y en servicio. |
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Buscando entre las ponencias me llamó mucho la atención el trabajo de
la profesora Izarra, en la cual aborda cuáles son las teorías implícitas en
la formación docente. Señala que los
programas de formación docente deben inscribirse en un marco conceptual que
le sirvan de fundamento a la práctica pedagógica. Afirma que la labor de la enseñanza
incluye, necesariamente, concepciones teóricas implícitas y explícitas; pero
afirma que urge en América Latina un cambio conceptual profundo en los
programas de formación docente para que sean más críticos y trasciendan el
aula misma.
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Afirma (tal y como señalé en el artículo de la semana pasada, lo cual me
puso muy feliz) que la formación docente debe tener un carácter continuo, que
van desde la obtención de un título que garantiza el ejercicio de la profesión
hasta actualización. Define tres etapas:
1. Etapa de formación Básica;
2. Etapa de inducción profesional
y socialización en la práctica
3. Etapa de perfeccionamiento
Y, aclara la autora, las etapas
no son lineales ni rígidas, “por tanto un profesional puede al mismo tiempo
desarrollar su etapa de inducción profesional y de perfeccionamiento de manera
simultánea incluso con su formación básica.” [2]Pero,
aclara la autora, cada etapa tiene su especificidad.
La primera, o etapa de formación
básica se asocia a la obtención de un título que avala el ejercicio de la
docencia. Esta etapa, dice la autora de
la ponencia, debe ser revisada profundamente, si estamos hablando de nuevos
paradigmas educativos, ya que debe ser un cambio abierto a la innovación
educativa. Las demás etapas se refieren
a los programas de especialización, en el caso de la segunda; y la educación
continua en el caso de la tercera.
Afirma que la formación docente
se caracteriza por su complejidad,
debido, entre otras cosas, a que es una actividad que se desarrolla en
un ambiente dinámico en el que se debaten nuevas teorías y nuevos paradigmas,
realidad esta que se manifiesta de tres maneras:
1. Enfoque
proceso producto: en esta visión la atención se concentra en identificar las
características de la práctica docente para obtener mejores aprendizajes de los
alumnos. Es, en resumen, conductismo
puro y duro.
2. Pensamiento
del profesor: desplaza el foco de las
conductas del profesor y del estudiante hacia los pensamientos del
primero. Está vinculado este enfoque con
la teoría del procesamiento de la información.
3. Profesional
reflexivo: en esta visión se propone una epistemología que identifica los tipos
de conocimientos valiosos desde el punto de vista pragmático, y que no son
necesariamente conscientes ni pueden verbalizarse. Es el constructivismo más puro.
Las dos últimas visiones reconocen la importancia de los procesos
mentales internos en la explicación del comportamiento humano. Un elemento claro, es que en todo acto
educativo hay implícito una teoría pedagógica, una visión del mundo, la defensa
de determinados valores y sobre todo la puesta en evidencia de los paradigmas
explicativos que defendemos:
La
importancia de las teorías implícitas viene dada porque… éstas funcionan en todo momento como el marco de
referencia dentro cual los profesores comprenden e interpretan las experiencias
que están viviendo y desde la cual actúan racionalmente. Se asume una relación entre pensamiento y
acción… las teorías implícitas son un conocimiento que está en la acción y que
no puede explicitarse verbalmente. [3]
¿Cómo combinar estas teorías implícitas existentes en los profesores y
la formación docente? ¿Cómo combinar la complejidad de la formación ante los
nuevos paradigmas en profesores que están formados en viejas, a veces
obsoletas, concepciones de la vida y superadas prácticas de enseñanza? La autora se responde a estas terribles
preguntas diciendo:
Es necesario
que en los programas de formación docente se implementen acciones encaminadas a
tratar el tema de las teorías implícitas, pero no solamente como un contenido
que se incorpore a alguna asignatura… sino
multiplicar las perspectivas o actitudes epistémicos con respecto a esos
objetos… No se trata de limitarse a presentar nueva información sino que es
necesario realizar un conjunto de acciones que permitan a quienes se forman
para el ejercicio de la docencia explicitar sus teorías implícitas. Este
proceso de cambio requiere una acción intencionada y organizada, por tanto debe
planificarse adecuadamente. [4]
Finalmente, afirma la profesora que la consideración y el análisis de
las teorías implícitas permitirán iniciar un proceso de transformación de los
docentes que a su vez puede contribuir con la sustitución de las prácticas
pedagógicas que se desarrollan en nuestras escuelas. La única forma para romper el círculo vicioso
es a través de una reflexión crítica y profunda de la práctica y de las
políticas públicas aplicadas. Es por esta razón que invitamos al MINERD a
reflexionar sobre la inversión en la formación docente que están realizando.
Seguimos en la próxima.
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