lunes, 4 de marzo de 2013


ENCUENTROS

¡Ay! Juan Pablo

Por Mu-Kien Adriana Sang

!Todo poder dominicano está y deberá estar siempre limitado por la ley y ésta por la justicia, la cual consiste en dar a cada uno lo que en derecho le pertenezca!

Siendo la Independencia Nacional la fuente y garantía de las libertades patrias, la Ley Suprema del pueblo dominicano es y será siempre su existencia política como Nación libre e independiente de toda dominación extranjera, cual la concibieron los fundadores de nuestra asociación política al decir el 16 de julio de 1838, DIOS, PATRIA Y LIBERTAD, REPUBLICA DOMINICANA, y fue proclamada el 27 de febrero de 1844, siendo, desde luego, así entendida por todos los pueblos, cuyos pronunciamientos confirmamos y ratificamos hoy; declarando además que todo gobernante o gobernado que contraríe. De cualquier modo que sea, se coloca ipso facto y por sí mismo fuera de la ley. Ideario de Duarte

Ya lo he dicho otras veces, soy maestra porque creo en el potencial de la juventud, porque creo que son los jóvenes los llamados a hacer los cambios.

No soy de las que piensa, como muchos adultos, que la juventud de hoy está perdida, que no tiene valores, que no tiene inquietudes.  Es verdad así pienso, pero a veces…. pienso con dolor que estoy equivocada

Hace unos días, en una de mis clases de Pensamiento Dominicano, tuvimos un incidente que me puso a pensar. Siempre inicio el curso con conceptos básicos: patriotismo, nacionalismo, conservadurismo, liberalismo, positivismo, entre otros conceptos más.  El objeto de esta primera parte es llevar a los jóvenes a transitar el difícil camino de la conceptualización; es decir, que  conocer el verdadero contenido de los conceptos.

Un día hablábamos del concepto de patria, nación y sus movimientos: nacionalismo y patriotismo.  Después de hacer la presentación de ambos conceptos y de analizarlos con respecto a la historia dominicana, un joven levantó la mano para pedir la palabra.  Se la concedí con gusto y me dijo: “Profe, yo creo que ya no hay patriotismo. Patria ¿para  qué? Se preguntaba.  Si nos invaden, yo me voy. No me sacrifico por este país para nada.”  El comentario generó un gran debate. Muchas preguntas salieron a relucir:  ¿Debemos ser patriotas? ¿Valió la pena ese sacrificio de sus vidas y bienes?

Traté de hablar con los jóvenes del compromiso social, de la necesidad de transformar la sociedad, de aprender del ejemplo de hombres y mujeres, como Duarte, Salomé Ureña, Minerva Mirabal… porque ellos con sus sacrificios nos legaron lo que hoy tenemos. Uno de los estudiantes, desde atrás gritó: “Profe es que fueron unos pen…”  Una nueva discusión se generó. 

Al regresar a mi casa, solo pensé ¡Qué difícil es educar! ¡Qué difícil es enamorar con ideas de cambios e ideales a los jóvenes de hoy, convertidos casi todos en materialistas!

Pensé en Juan Pablo Duarte, en su sacrificio personal, en su soledad en Venezuela cuando lo expulsaron de nuevo y definitivamente del país.

Pensé en esta sociedad, en los funcionarios públicos y en las empresas que utilizan su nombre en vano. 

Pensé en los discursos vacíos de falsos patriotas que llaman a la patria y son los primeros en pisotearla.

Pensé en las empresas que pagan caros anuncios para invitar a defender la patria, pero para ellos la patria es solo un mercado para vender y comprar mercancía, para acumular ganancias, sin pensar en el verdadero porvenir de esa patria que tanto dicen defender y amar.

Pensé en la patria soñada de los que nos legaron la libertad, y me puse triste.

Pensé también en esos hombres y mujeres e imaginé que en algún momento tuvieron a punto de desfallecer, pero su voluntad, coraje y sacrificio los mantuvieron firmes en sus luchas cotidianas por una patria mejor.  Al pensar en todo esto me tranquilicé y decidí seguir con mi cabalgata educativa de ayudar a los jóvenes a encontrar y defender sus propios sueños.

Trabajemos por y para la patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos.

Trabajemos, trabajemos sin descansar, no hay que perder la fe en Dios, en la Justicia de nuestra causa y en nuestros propios brazos.

¿Tienes amigos? Prepáralos, porque los días se acercan; procura que no se descarríen, pues va a sonar la hora de anularse para siempre, la hora tremenda del juicio de Dios, y Providencial no será vengativo, pero sí justiciero.

Vivir sin patria es lo mismo que vivir sin Honor.

Los enemigos de la Patria, por consiguiente nuestros, están muy acordes en estas ideas: destruir la Nacionalidad aunque para ello sea preciso aniquilar a la nación entera.
Ideario de Duarte


 

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