lunes, 4 de marzo de 2013


"Y... a pesar de todo...(2)"

Por Mu-Kien Adriana Sang

 

A pesar de mi pasado
que me espía a escondidas.
A pesar de mis angustias
que rasguñan mis costillas.
A pesar de mi energía
que se agota, se termina,
y del paso de los años,
de mis luchas, mis heridas.
A pesar de todo eso...
sigo apostando a la vida.

Autora: Silvina


 

Parece que el mundo tiene prisa, desde hace un tiempo ha tomado un curso más agitado que nunca.  América Latina no es el único espacio en el mundo que vive momentos difíciles y grita por transformaciones.  Creo que vivimos momentos de incertidumbre.

 

Como muchas otras grandes naciones, Francia parece que ha decidido volcarse hacia la derecha.  Sorprendentemente el dominio de la centro izquierda terminó.  Leonel Jospin, el heredero del reinado de Miterrand perdió de nuevo la Presidencia de la República.  Un Jean Marie Le Pen, la expresión máxima de la ultra derecha, se ha fortalecido sorprendiendo al mundo al obtener la oportunidad de pasar a la segunda vuelta. Cuando viví en Francia en los años 80, este ultra nacionalista radical, racista por demás, comenzaba su carrera política.  En aquel momento su aceptación electoral no sobrepasaba el 5%, y ya ven, casi veinte años después ha logrado calar en la opinión pública francesa que le ha otorgado una holgada posición en desmedro del Partido Socialista. ¡Cuántas sorpresas trae consigo la vida!

 

Afganistán sigue siendo una tierra agredida por todos.  Parece que sus signos vitales son la guerra y ser víctima de intereses internacionales diversos y encontrados.  Eterna guerra que parece que no acabará nunca. Primero fue el pueblo víctima entre las dos potencias enemigas de la Guerra Fría que se enfrentaban para ganar primacía. Finalizada la división este - oeste, comenzó entonces el enfrentamiento interno, apoyado por sectores terroristas, entre ellos el grupo de Al Quaeda dirigido por el muy buscado Osama Bin Laden, se pasó al horror de los talibanes, un grupo extremista, inhumano que sometió al pueblo al más cruel de los aislamientos.  Ahora este pueblo no sólo sufre los embates de la Guerra contra el Terrorismo, sino que ha sido el epicentro de mortales terremotos que han contribuido a la secuela de exterminio, pobreza y horror. Me pregunto, me pregunto, ¿podrá esta gente soñar, pensar y creer en la esperanza?

 

La situación en Israel y Palestina está al rojo vivo.  Un líder palestino débil, enfermo e incapaz de llamar y aglutinar sus fuerzas, se aferra a la idea de convertirse en mártir para  limpiar su imagen ante la historia.  Un Sharon arbitrario, guerrerista, abandona la negociación para asumir una posición agresiva.  Tal parece que el perdón, la capacidad de negociación y reconocimiento del otro es algo imposible. El Estado de Israel debe permanecer, pero es necesario también que se reconozca el derecho que tiene el pueblo palestino no sólo de existir, sino de convertirse en nación.

 

Las tensiones entre la India y Pakistán están cada vez más tensas.  Nadie sabe si la cuerda se romperá, si ambas naciones rivales harán uso de sus armas nucleares para provocar una catástrofe de repercusiones impredecibles. 

 

No veo claro el mundo hoy. Me acompaña un poco la duda, el temor por las consecuencias que esta caldeada situación puede traer.

 

Retomo de nuevo el final del artículo anterior. Les recuerdo que a pesar de mis gritos de desesperación e impotencia, de mis rabias contenidas, de mi horror externado en palabras, sigo creyendo en la vida, en las luchas cotidianas para sobrevivir y en el esfuerzo colectivo que necesitamos para seguir transitando por el camino de la historia. A pesar de mis desilusiones, de mis profundas heridas cuando la insensatez acapara y obnubila a nuestros dirigentes; a pesar de que me descubro saboreando el amargo sabor de la derrota; a pesar de que gozo lamiéndome las heridas sociales que me producen las voluntades indiscutiblemente autoritarias; a pesar de todo eso, sigo amando la vida, mantengo la esperanza por nuestra América Latina y sobre todo sigo defendiendo con pasión el proyecto democrático en el mundo. Y, ya lo dije, cuando siento que la desesperanza impedirá ver el horizonte, entonces me detengo, me lleno de ilusiones para seguir el camino de la vida, cabalgando a los cuatro vientos buscando siempre una estrella.    

 

 



 

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