LA EDUCACION SUPERIOR Y LOS ESTUDIOS GRADUADOS
POR: Mu-Kien Adriana Sang
PRIMERA PARTE:
¿HACIA DONDE SE DIRIGE LA EDUCACIÓN
SUPERIOR?
Se reconoce desde hace tiempo que las instituciones de
educación superior, en especial las universidades, se cuentan entre las
instituciones sociales más estables y resistentes al cambio que hayan existido
durante los últimos 500 años. Con arreglo al modelo del campus físico, los
alumnos residentes, la interacción cara a cara entre alumno y profesor, las
disertaciones y un fácil acceso a los textos escritos, estas instituciones han
desarrollado y transmitido eficazmente el acopio de conocimientos, de una
generación a otra. Han cumplido con su responsabilidad en medio de las
conmociones políticas y sociales, la evolución de la sociedad y el adelanto tecnológico,
manteniéndose al mismo tiempo esencialmente sin modificación alguna, tanto de
estructura cuanto de método. ¿Retendrá este modelo ya comprobado su
flexibilidad y su pertinencia en el siglo XXI? En este documento se tratará de
responder estos interrogantes especulando acerca de la forma en que se definirá
la pertinencia de la educación superior en relación con demandas futuras de
estudiantes y empleadores, con las formas institucionales que
se usarán para impartir la educación superior y los cambiantes
requerimientos de una civilización en transformación. Michael Gibbons, Pertinencia
de la educación superior en el siglo XXI, 1998. [1]
Esta primera parte busca situar la
discusión en el espacio de nuestro mundo universitario. Es un hecho que intelectuales de todos los
países, y las mismas universidades, se han abocado a hacerse una reflexión
profunda sobre su quehacer de cara al siglo XXI. Los cambios que se han producido en Europa,
después del largo Acuerdo de Bologna, han obligado a las universidades europeas
a aliarse, a redefinirse, a re-pensarse y a internacionalizarse. Los Estados Unidos llevan la delantera en
todos los rankings mundiales. América
Latina está tratando de colocarse a la altura de las exigencias, pero no lo ha
logrado, salvo algunas experiencias exitosas en Chile.
El mercado y la universidad
Una realidad indiscutible, como
plantea Peter Jarvis, es que las universidades se han visto obligados a cambiar.
Algunos incluso plantean la existencia de una crisis porque no hay acuerdos
sobre cuál debe ser el camino correcto hacia donde encaminar a la educación
superior. Asegura el autor que es inmensa la presión que existe sobre las
universidades porque están expuestas a los nuevos y cambiantes paradigmas del
conocimiento mismo. La velocidad de los
cambios es tan rápida, permanente y sorprendente que genera tensiones en las
instituciones de educación superior ¿Tienen,
tenemos, la capacidad las universidades de responder con la presteza del
mercado? [2]
Sostiene Jarvis que las universidades
han cambiado su rol. Ya no forma profesionales
que tienen como principal objeto servir al estado para dirigir la sociedad;
sino que educa, capacita y entrena para servir a la industria y el comercio a
fin de garantizar empleo a las personas, hecho este que, se ha convertido en el
símbolo de pertenencia a la sociedad, casi semejante a la ciudadanía. Las
universidades facilitan una ruta hacia la pertenencia plena. [3] El planteamiento de Jarvis sitúa a la
universidad del lado de los sectores productivos, de sus necesidades y sus
requerimientos.
En la misma línea de pensamiento se
encuentra Roberto Rodríguez Gómez, quien afirma en un interesante trabajo que
el mercado ha obligado a variar la esencia de la educación superior. En sus
palabras: los procesos de crecimiento,
expansión, diversificación, especialización y diferenciación de los sistemas de
educación superior, aunados a la generalización de la informática y de las
telecomunicaciones, y vinculados a las
tendencias de modernización productiva y globalización de los mercados, han
dado lugar a nuevos escenarios y configuraciones en el panorama de la educación
superior contemporánea. Un aspecto fundamental en la dinámica de cambios
experimentada por los SES en el mundo se deriva de su papel en la formación de
recursos intelectuales, con la capacidad de producir riqueza a medida que
participan en la materialización de tecnologías, organización, inteligencia,
productividad y consumo racional Las tesis en boga sobre el crecimiento
económico resaltan el vínculo micro y macroeconómico entre el incremento de la
base de conocimientos, la productividad y la competitividad.. En las economías
desarrolladas hay suficiente evidencia como para demostrar que los sectores que
utilizan sistemáticamente insumos de conocimiento científico y fuerza laboral
educada crecen más rápidamente y generan mayores ganancias. [4]
En ese mismo trabajo, el investigador
del Colegio de México, Roberto Rodríguez Gómez, sostiene que en los modelos
nacionales de crecimiento y desarrollo, el conocimiento y la información tienen
mucho más valor en la sociedad de hoy como factores de productividad y
competitividad. Esto así, según el autor, porque, por una parte, del sector
moderno de la economía requiere en forma creciente competencias profesionales
de nivel universitario, y muy especialmente de postgrado. Y, por la otra, sigue
diciendo, los jóvenes, y por qué no, también los adultos, perciben en la
formación universitaria una vía privilegiada para acceder a las oportunidades
de empleo que ofrecen los segmentos más dinámicos de la economía formal. ¿Qué resultado ha traído esta situación? Según
el autor, se pueden definir los siguientes:
- Expansión de la matrícula en todos los niveles y modalidades del sistema.
- Diversificación de tipos institucionales, funciones y fuentes de financiamiento.
- Presencia creciente de inversión privada en la oferta educación superior.
- Procesos de privatización y mercantilización de los servicios educativos.
- La instauración de modelos empresariales y corporativos.
- Contratación de proveedores privados para realizar tareas complementarias a las funciones académicas (outsourcing) .
- Alianzas estratégicas entre universidades, corporaciones y sector público.
- Convergencia (nacional e internacional) de modelos, respuestas y soluciones a través de la adopción o adaptación de lineamientos de política educativa recomendados y apoyados por organismos supranacionales, principalmente la banca multilateral.
- Instancias de coordinación de nivel nacional y regional. Reformas de gobierno universitario y otros cambios normativos. Nuevos modelos de distribución de recursos en las instituciones. [5]
Después de leer a Jarvis y a Rodríguez surgen muchos
cuestionamientos. ¿Puede la universidad
de hoy estar de espaldas a la sociedad y al mercado? ¿Debe la universidad
someterse pura y simplemente a la ley de la oferta y demanda que impone la
sociedad occidental? ¿Debe olvidar la universidad su papel reflexivo y de
referente crítico de la sociedad?
¿Un nuevo estudiante universitario?
Ante los cambios que acontecen en el mundo, se
impone una revisión crítica del estudiante que ingresa a la universidad, tanto
en el nivel de grado como en el de postgrado.
El universitario que queremos, o que
estamos obligados a recibir, debe tener determinadas características. Josefina Espinoza Jara y Mónica Ylizaliturri Montemayor, sostienen,
en un trabajo interesante dirigido a la universidad mexicana, que el mundo de
hoy impone a los profesionales que van al mercado poseer como condición necesaria y suficiente,
las habilidades y competencias que exige
el entorno globalizado de la economía mundial.
Esta necesidad supone, al mismo tiempo, un cambio profundo en el
profesorado universitario. Esta
afirmación nos lleva a la pregunta clave: ¿Tienen las universidades profesores
capacitados y actualizados pedagógica y disciplinarmente? ¿Están preparadas las
universidades para responder a los cambios?
Las
autoras sostienen que en la década de los 80’s con terminar la preparatoria, tener la
papelería en regla, tener los recursos necesarios, contar con el deseo de
estudiar como forma de sobresalir en su ambiente, solicitar el ingreso a la
institución y ser admitido, parecían bastar para inscribirse y ponerse a
estudiar la carrera universitaria seleccionada, y por si quedaba alguna duda o
deseo de cambio, solicitarlo e ingresar a la otra carrera que se consideraba
era mejor o conveniente.[6]
Sin embargo, afirman las académicas, hoy
en día las políticas y el perfil de ingreso de los estudiantes han tenido que
cambiar, por lo que las instituciones de educación superior se han visto en la
necesidad de definir procesos de admisión más rigurosos y a considerar aspectos
importantes del entorno.
Muchas universidades, dicen las autoras, buscan evaluar de forma integral la admisión a las universidades, contemplando aspectos académicos, escolares, económicos, de política institucional, de desarrollo nacional, de comunidad, de valores, del entorno y de la globalización. A juicio de Josefina Espinoza Jara y Mónica Ylizaliturri Montemayor, de esta realidad se derivan dos situaciones. La primera se refiere a las políticas y decisiones propias de la institución educativa; y la segunda abarca al entorno donde se ve inmerso tanto la institución educativa como el propio alumno interesado en su educación universitaria.[7]
Las
profesoras mexicanas señalan las características ideales que debe tener el
nuevo estudiante universitario:
1.
Capacidad de
análisis e investigación.
2.
Saber
enfrentar y resolver retos y desafíos.
3.
Uso de
tecnología de medios
4.
Capacidad
para cursar materias en modalidad escolarizada y no escolarizada (virtual).
5.
Intercambio
de ideas en la propia cultura y otras culturas.
6.
Diversidad
cultural y respeto y conocimiento por la propia.
7.
Dominio de
un segundo idioma, al menos.
8.
Capacidad
para tener acceso y decisión de intercambio a otras ofertas educativas a nivel
global.
9.
Demostrar
cualidades y valores adquiridos y desarrollarlos como alumno universitario.
10.
Desarrollo
de habilidades, de liderazgo y riqueza de conocimiento.
11.
Disciplina y
creatividad.
12.
Demostrar
habilidad para dominar nuevas tecnologías.
13.
Capacidad
para resolver problemas tanto científicos como analíticos.
14.
Gusto por la
responsabilidad social, el trabajo comunitario y el desarrollo sustentable.
15.
Manejo
apropiado del conocimiento, la información, el aprendizaje, y lo que se derive
propio de su conocimiento e intelecto.
16.
Capacidad
para trabajar en equipos de alto rendimiento.
17.
Gusto por la
actualización profesional y personal.
18.
Reconocer
las transformaciones a nivel nacional e internacional y adaptarse a los tiempos
que éstas exigen.
19.
Reconocer
que se vive en una era globalizada, con exigencias a nivel personal,
profesional y laboral.
20.
Dominio del
conocimiento necesario y previo a la carrera universitaria seleccionada.
21.
-Contar con
los recursos necesarios, principalmente económicos y de tiempo, para enfrentar
los trámites administrativos, financieros y académicos. O bien tener la
capacidad de conseguir alternativas de financiamiento o becas.
22.
Gusto y
hábito por la documentación y probación de actividades y resultados alcanzados.
[8]
Esas
características son las ideales. La
pregunta lógica que surge de estas 22 características que debe tener el
estudiante universitario es la siguiente ¿No serán esas las condiciones de
salida, y no las de entrada?
Más
aún, la institución de educación superior debe buscar un equilibrio forzoso
entre lo que aspira y la realidad que se le adviene; teniendo a veces que sortear
una serie de dificultades, que le obliga a renunciar a algunas de esas
maravillosas características. Josefina Espinoza Jara y Mónica Ylizaliturri Montemayor señalan,
entre otras las siguientes:
1. Oferta y demanda educativa.
2. Políticas sobre el desarrollo nacional.
3. Los planes estratégicos de la institución
educativa.
4. Los requerimientos o demandas de los diversos
sectores sociales, de mercado, políticos, económicos, de crecimiento
sustentable y de derechos humanos.
5. La globalización y el intercambio internacional
sin fronteras, como los tratados de libre comercio y unión europea.
6. Aplicación de pruebas de rendimiento
institucionales, locales, nacionales e internacionales.
¿Nuevo perfil del estudiante
de postgrado?
Si existen nuevas
exigencias para los estudiantes de grado, significa que ¿debe existir un nuevo
perfil de los estudiantes de postgrado? Si, definitivamente sí. El mundo de hoy exige más a los profesionales
que se insertan en el mercado. La velocidad de los cambios en el conocimiento,
hace que las especializaciones se devalúen en poco tiempo. Peter Jarvis sostiene que el mundo occidental
se ha convertido en una sociedad basada en el conocimiento. Los agentes activos del mercado, entiéndase, el
comercio de capital y de bienes y la industria, reclaman a sus empleados niveles
más elevados de educación. Más aún, las universidades tienen que responder a las
exigencias de los empleadores en materia de formación. Por esta razón, las especialidades, las
maestrías y doctorados se han convertido en el mundo desarrollado en requisito
indispensable para ingresar al mercado laboral o para el ascenso y-promoción. Incluso, como sostiene Jarvis, la sociedad del conocimiento exige cada vez
más un mayor número de candidatos educados en el conocimiento aptos para
integrarse en su mano de obra. Por consiguiente, en los últimos años, las
universidades han tenido que afrontar la introducción de la educación superior
de masas, algo completamente ajeno al espíritu de la universidad tradicional.
Sin embargo, su financiación no se ha incrementado de manera proporcional, y en
consecuencia, la carga de trabajo del profesorado ha aumentado
considerablemente. [10]
Pero el problema
es más grave todavía. A medida que se
generan nuevos conocimientos, se exige a las universidades que produzcan
nuevos, y que a su vez los faciliten, formando a los profesionales en esas
nuevas áreas del saber. ¿Cómo? A través de las especialidades, maestrías y
doctorados; y en los casos de respuesta rápida, a través de los cursos de
educación continuada. Las personas que nunca fueron a las universidades o las
que sólo asistieron una sola vez en su vida, ahora se matriculan dos o tres
veces en carreras diferentes. Se observa
un reconocimiento progresivo de que, como los conocimientos que necesitan estos
alumnos es pragmático e integrado y que gran parte de la educación de Postgrado
debe estar relacionadas específicamente con el trabajo.[11]
En conclusión, la tendencia mundial
es a un estudiante de Postgrado que exige actualización del conocimiento
vinculado al mundo laboral. Un
estudiante que demanda respuestas rápidas y eficientes para poder cumplir con
las exigencias que le hacen sus empleadores.
¿Nuevo enfoque para Postgrado?
La educación se ha convertido en un
bien de consumo, de venta en el mercado de aprendizaje. Shumar, 1997
Lo que se ha descrito en las páginas
anteriores, supone, necesariamente, un nuevo enfoque y una nueva
conceptualización para el nivel de Postgrado.
Las nuevas tendencias exigen que la evaluación se enfoque mucho más al
término satisfactorio de conocimientos prácticos, que tenga vínculos directos
con el trabajo, y tenga un enfoque multidisciplinario. Se está obligando a las
universidades a que reconceptualicen y reestructuren su sistema de evaluación a
la vez que se les exige una mayor calidad docente. [12]
Peter Jarvis sostiene que la
tendencia en el nivel de Postgrado es hacia una sostenibilidad basada en
estudiantes dedicados a tiempo parcial, porque el resto de su tiempo está
laborando, poniendo en práctica lo que aprenden en la universidad. Señala que en Reino Unido el 39% de los
estudiantes tiene una dedicación parcial a sus estudios universitarios. ¿Será
un sueño entonces pensar que para los estudios de maestrías requiramos
estudiantes a tiempo completo? ¿Es posible esto, cuando la realidad indica lo
contrario?
Las universidades latinoamericanas
¿a la deriva?
Hurgando en la información que nos
ofrece la cibernética podemos encontrar muchas informaciones interesantes. En Perú se realizó en el 2010 un censo
universitario que arrojó la existencia de 56 mil 358 estudiantes de
postgrado,
cifra que se ha multiplicado con respecto al primer
censo universitario que se realizó 14 años antes. Otros datos interesantes es
que arroja que el 56% cursaba sus
estudios en universidades privadas, mientras el 43.6% lo hacía en universidades públicas. El censo también
mostró que el 59% de estudiantes son mujeres y un 41% varones. Una tendencia,
que como sabemos, existe en nuestro país, República Dominicana. El estudio también
reveló que el 47.8% cursaba un postgrado porque le daba mayores posibilidades de empleo; el 38.4% lo hacía para mejorar sus expectativas
económicas y solo un 15.4% por motivos de superación personal. Otros datos
interesantes que arroja el censo es que el 79.1% cursaba la primera maestría, el 7.2% un
doctorado, y el 13.7% estaba cursando su
segunda especialización. [13]
El caso de Chile es el más interesante. El Consejo de Rectores de Universidades
Chilenas publicó en su página oficial una serie de estadísticas muy ilustrativos,
que refleja la misma tendencia:
ampliación de los estudiantes en el nivel de Postgrado; énfasis en las
maestrías de las áreas de negocios y ciencias; escasez de oferta y demanda en
maestrías humanísticas; un mayor número de ofertas a nivel de maestrías que de
doctorados; y, como se podrá observar en
el último cuadro que se muestra en las páginas que siguen, una decisión bastante
avanzada de acreditación de sus programas en acreditadoras
internacionales. Un sueño que todavía
tenemos en nuestro país y nuestra institución.
Destaco los desafíos propuestos por el CRUNCH refiriéndose a su país:
- Articulación
pregrado /postgrados. Maestrías profesionales
- Movilidad
estudiantil en Chile e internacional
- Definir
mecanismos que potencien los programas de maestrías en el país
- Aseguramiento
de la calidad: acreditación por agencias
Los cuadros que mostramos que las
páginas que siguen, denotan la clara visión de las principales universidades
chilenas. Su decisiva política de
acreditación de las carreras y de los programas de Postgrado con agencias
acreditadotas internacionales, coloca a esas universidades en peldaños
superiores al resto de América Latina.
Sin lugar a dudas, ese lejano país latinoamericano es un ejemplo a
seguir. La sociedad chilena en su
conjunto decidió un plan de desarrollo, que incluía no solo las metas
económicas, sino también las educativas.
A nivel de la educación superior, se definieron las prioridades y se
establecieron las metas sobre formación profesional. En la próxima década han decidido formar
doctores que compitan con los europeos y norteamericanos. Si nos fijamos en otro de los desafíos, Chile
ha definido como un elemento clave el vínculo entre grado y Postgrado; y en
segundo lugar, la definición de maestrías profesionalizantes.
Después de ver y analizar los cuadros
que nos ofrece CRUNCH, continuamos la reflexión. En torno al rumbo que están tomando las
universidades latinoamericanas, Roberto Rodríguez Gómez sostiene que las transformaciones
que han ocurrido y están ocurriendo transcurren en un escenario de relativa
retracción de las funciones estatales de rectoría económica y provisión de los
satisfactores sociales. Es un hecho reconocido que, en los países en
desarrollo, la demanda actual de educación superior supera con creces la
capacidad de respuesta de los gobiernos. Si se toma como referencia a la región
latinoamericana, se advierte que en sólo veinte años los SES nacionales
transitaron de una condición de claro predominio público a otra en que el
financiamiento mixto es una pauta general. [14]
Una realidad incuestionable es que para
que las universidades de América Latina puedan alcanzar los niveles que
establecen los Rankings internacionales, especialmente el más famoso, el de
Londres, se necesita que se afronte el
tema de la educación superior como parte de un todo. No es posible abordarlo, sin antes analizar
en toda su complejidad la educación como conjunto. Por eso es indispensable que
exista un proyecto de nación. Abordar el problema de desarrollo desborda el
tema educativo. Debe existir un proyecto
de nación.
¿Necesitamos nuevos paradigmas?
Después de analizar
la realidad, estamos ante la urgente necesidad de crear un nuevo paradigma de
la función de la educación superior en la sociedad. Algunos sostienen que ha desaparecido la
magnanimidad de un von Humboldt o un
Newman, quienes hacían del conocimiento un fin en sí mismo. La educación
superior debe servir a la sociedad,
primordialmente respaldando la economía, y, así, contribuir en el mejoramiento
de las condiciones de vida de sus ciudadanos. Si bien es cierto que las
universidades retienen todavía su función de "conciencia de la
sociedad", la función crítica ha sido desplazada en favor de otra más
pragmática en términos de suministro de recursos humanos calificados y la
producción de conocimiento. Estos cambios no son teóricos sino que buscan tener
un efecto práctico directo en la conducta y el funcionamiento de las
instituciones de educación superior. El nuevo paradigma trae consigo una nueva
cultura de responsabilización como lo demuestra la proliferación de las ciencia
de gestión y un etos que procura lograr un buen rendimiento de la inversión en
todos los sistemas de educación superior en el ámbito internacional. [15]Gibbons
sostiene que los nuevos paradigmas de la educación superior son los siguientes:
Seis de los paradigmas de Gibbons
Primer paradigma: educación para
las profesiones
En su interesante
trabajo, Gibbons sostiene que los sistemas modernos de educación superior ya no
están dominados por las artes y las ciencias. Estas asignaturas básicas han
quedado cubiertas por capas de formación profesional: primero, por las
profesiones liberales; luego por las profesiones técnicas, principalmente las
muchas ramas de la ingeniería y la tecnología que acompañaron a las sucesivas
olas de industrialización, incluida la más reciente de las ciencias de la
información; por las profesiones protectoras que fueron estimuladas por la
expansión del estado benefactor y, en los últimos tiempos, por el repunte de
las profesiones que se centran en las empresas, la gestión y la contabilidad.
Puede que la cresta de la nueva ola sean las ciencias ambientales. Los efectos
intelectuales del pasaje de una educación liberal a la capacitación profesional
se han observado con frecuencia, pero quizás su efecto acumulativo sólo haya
llegado ahora a ser decisivo en la remodelación de la educación superior.[16]
Segundo paradigma: la
investigación centrada en los problemas
A juicio del
académico, cuando la investigación iba
adquiriendo mayor prominencia, se producía un cambio de igual importancia en su
carácter. Afirma que es cada vez menos la curiosidad lo que la impulsa, y cada
vez menos, afirma con amargura se
financia con cargo al presupuesto general que la educación superior. Un
porcentaje creciente de las investigaciones se realizan en programas
específicos financiados por organismos externos con finalidades definidas. Este
cambio se refleja también en un enfoque distinto de investigación
universitaria. Ya no se hace tanto hincapié en los estudios libres sino más
bien en la solución de problemas --y quizás es muy poca la atención que se
presta a la definición y a la articulación del problema. También se manifiesta
en una cambiante economía de investigación. Los proyectos están constreñidos
por las especificaciones de equipos cada vez más costosos y por los
conocimientos especializados de los investigadores. Es difícil obtener apoyo
para investigaciones en las que no se tengan cabalmente en cuenta los costos,
lo que lleva al racionamiento de equipo y de personal. El resultado es que se
achican las posibilidades tanto reales cuanto intelectuales de investigación,
lo que la hace concentrarse únicamente en ciertos lugares. [17]
Tercer paradigma: mayor responsabilización
Gibbos Afirma que
otro cambio importante que ha sufrido la educación superior es que ha dejado de
concentrarse en el interior para ir hacia el exterior, es decir, la
internacionalización. La vieja concepción, escribe Gibbons de entidades
autónomas que tenían de sí mismas las universidades, ya no es posible. Se auto percibían
como instituciones que se bastaba y servían
de referencia a sí mismas. Las prácticas como la evaluación colegiada y la
permanencia en los cargos académicos reflejaban esta idea. Los profesores
universitarios gozaban de un nivel social alto. Sin embargo, hoy, sigue
diciendo el autor, la educación superior se muestra bajo una luz diferente. Las
universidades forman parte de una red más grande y más densa de instituciones
del conocimiento que se extienden hacia la industria, el estado y los medios de
comunicación. Se han empequeñecido tanto su autonomía como su situación de
monopolio, lo que repercute en el menor nivel social de los docentes universitarios
y en sus relaciones con otros grupos profesionales y el mercado. El
conocimiento se genera a través de todas las instituciones más que en instituciones
autosuficientes. [18]
Cuarto paradigma: uso de las
tecnologías para la enseñanza
La enseñanza
tradicional se centraba en los estudiantes en aulas y laboratorios, frente a sus
profesores. El futuro, dice Gibbons, de la enseñanza está muy vinculado al uso
de las tecnologías: las computadoras, los vídeos, televisión y otros medios que
todavía no han sido diseñados. Pero no todo es color de rosas. La tecnología,
como bien apunta Gibbons, no es la panacea. Podría ocurrir que el período de
estudio se transforme en algo mejor, si las nuevas tecnologías fomentan el
aprendizaje independiente; o bien para peor, si crea un clima antihumano
alienador o conduce al aprendizaje mecánico. También podría ocurrir que se
debiliten aún más los nexos ya frágiles entre la enseñanza y la investigación. La
enseñanza y la investigación pueden ocurrir en lugares distintos y financiarse
con fondos de diferente origen. Tal vez se aparten intelectualmente porque la
enseñanza que se imparte con medios tecnológicos necesita estar muy
estructurada, mientras que la investigación se ocupará en medida creciente del
conocimiento indeterminado.[19]
Quinto paradigma: múltiples fuentes de financiamiento para la educación
superior
Está claro que el
Estado no tiene la capacidad de atender la demanda creciente de la educación
superior. La tendencia hacia la
privatización de la enseñanza superior, ha evidenciado que el modelo estatista
está derrotado, aunque en la mayoría de los países muy industrializados y muy
desarrollados, el Estado seguirá siendo una fuente importante de fondos para la educación superior. La tendencia que existe en el mundo de hoy es
que el financiamiento de la educación superior se hará a través de mecanismos
de asignación semejantes a los del mercado. Para la mayoría de las
universidades los ingresos no estatales serán más importantes. Estas
modificaciones de las modalidades de financiamiento tendrán importantes
consecuencias intelectuales que reforzarán la separación entre investigación y
capacitación. Es probable que la destinación específica de los fondos de
investigación lleve a actividades más orientadas hacia la misión. Pero el mayor
pluralismo de los fondos también contribuirá a la diversidad intelectual,
quizás neutralizando otras tendencias prevalecientes.[20]
Sexto paradigma: la eficiencia y
el etos burocrático
Gibbons sostiene
que así como ha cambiado la visión y la misión de la universidad, debería
también adecuarse su estructura. Las universidades deben abocarse a un modelo
organizacional más ágil y menos fragmentado. A su juicio, las facultades se han
convertido en categorías de organización más que categorías intelectuales.
Incluso los departamentos se consideran unidades principalmente administrativas
y no tanto centros intelectuales. El curso o el equipo de investigación se han convertido
en la verdadera unidad académica. El segundo aspecto se relaciona con la
presión de una especialización despiadada que han llevado a las universidades a
abandonar la mayoría de las pretensiones
morales y culturales que transciendan de la acumulación del conocimiento
intelectual y profesional. [21]
En la misms
tesitura de Gibbons concluye Jarvis su interesante libro. En un último capítulo titulado ¿Qué es la
universidad? A lo largo de su ensayo,
Jarvis propone el modelo de las universidades corporativas, como un concepto
opuesto a las universidad tradicional.
El nuevo modelo propuesto por Jarvis, implica que las instituciones de
educación superior deben estar diseñadas para responder rápidamente a las
necesidades corporativas y a crear un beneficio económico al operar en el
mercado de aprendizaje. Lo interesante de la propuesta de Jarvis es que su
posición no es definitiva, no presenta una certeza. En sus palabras: Es muy posible que la comprensión no sea
completa y casi totalmente relativa, pero esta es la paradoja del significado:
todo descubrimiento también pueden contradecir los antiguos y así
sucesivamente… Sin embargo, el deseo de la verdad exige una institución
educativa que ofrezca, como servicio a todos los que quieran participar, una
investigación, un estudio y una enseñanza de calidad durante toda la vida y que
abarque todos sus aspectos. Los títulos académicos son menos importantes que el
aprendizaje en sí mismo. No obstante, éste es un discurso sobre la universidad
que hay que abordar y que las universidades tienen que proclamar frente a los
discursos y fuerzas sociales alternativos que siguen ejerciendo presión sobre
ellas, es también lo que las universidades deben aspirar a ser. [22]
SEGUNDA PARTE:
La universidad dominicana
La educación
superior tiene como propósito mejorar la calidad de los recursos humanos del
país y generar las competencias necesarias para un adecuado y productivo
desempeño en el medio laboral, familiar y social, que les permita el desarrollo
de una vida digna y de calidad. Por la anterior razón, la educación superior
debe ser sostenible de calidad, debiendo ser entendida ésta como la vía para
que la persona desarrolle, en términos de competencias las actitudes, los
conocimientos, las habilidades y las destrezas que le permitan alcanzar
autonomía a nivel personal y profesional al mismo tiempo que sea capaz de
contribuir significativamente a la sociedad que ha posibilitado su
formación. MESCY, Informe General sobre
Estadísticas de Educación Superior. 2006-2009
Recientemente, el Ministerio de Educación Superior publicó
un voluminoso volumen titulado Informe General sobre Estadísticas de Educación
Superior. 2006-2009, en el que ofrece las más recientes cifras sobre el estado
del arte del sistema universitario dominicano.
En la introducción al trabajo, la Ministra señala los 6 retos que a su
juicio tiene la educación superior dominicana.
Los
retos de la educación superior dominicana:
1. Prepararnos
para las necesidades del mañana. Para ser competitivos en el mundo
universitario del mañana, necesitamos atender la creciente demanda de
profesionales titulados en ciencias, en ingeniería, en matemáticas, en
tecnología de punta, en ciencias de la salud renovadas, en sistemas de
información, en formación y capacitación digital, de profesionales que dominen
la escritura de código de software, y de WEB, asimismo, en biotecnologías, las
nanotecnologías y las tecnologías verdes. Ante los retos de diversificación de
las ofertas en función de una diversa y cada vez más exigente demanda, las IES
y el MESCYT se prepararán para ampliar la gama de ofertas a las universidades
virtuales, así como para renovar radicalmente las universidades presenciales de
corte más convencional. [23]
2. Un
mercado de trabajo que requiere mayores calificaciones. La evolución
de la composición de los sectores productivos ha sido notoria en el mundo y en
la República Dominicana… ello obliga, desde ya, a que las IES realicen una
importante transformación curricular en sus ofertas de carreras, ya que el
empleo en el futuro requerirá de mayores niveles de educación, pertinentes a
las demandas de nuevas habilidades…. Y conocimientos, así como competencias
específicas. [24]
3. Emprendedurismo. Debemos formar estudiantes con la flexibilidad
intrínseca para que sean capaces de adptarse a múltiples situaciones durante
los 20 ó 30 años de vida laboral, después de graduados….[25]
4. Equidad
en la inclusión. El MESCYT… ha
realizado un muy significativo esfuerzo para formular y ejecutar una estrategia
incluyente de educación superior que permitiese a los grupos desfavorecidos
acceder y permanecer y tener éxito en la educación superior, y así mejorar su
movilidad social y profesional.
5. Reforma
curricular. La revolución
cualitativa que debemos emprender, requerirá significativas transformaciones en
la formación de profesores universitarios, en sus programas de actualización;
así como la plena utilización de tecnologías y softwares educativos pertinentes
y de todos los multimedias….[26]
6. Investigación. El MESCYT ha impulsado la investigación y será
política prioritaria para los próximos años continuar incrementando la
inversión en educación. [27]
De los seis retos expuestos por la Ministra, Ligia Amada
Melo de Cardona, cuestionamos el 4 y el 5.
El primero justifica la masificación de la educación superior sin
criterio alguno, sin anteponer, sobre todo el tema de la calidad. Los datos que presentaremos a continuación
nos dan toda la razón. El segundo es un
intento por unificar las currículas, algo absurdo en una sociedad de libre
mercado. Por demás, el hecho de que las
universidades tengan los mismos planes de estudio no significa, en modo alguno,
que los resultados serán los mismos. ¿Acaso se olvidó que en el proceso de
enseñanza y aprendizaje hay otros factores que inciden además de los planes de
estudio?
La
masificación es el signo
Las páginas que siguen ofrecen importantes y alarmantes
estadísticas. He aquí las más
importantes:
- Para el año
2009 se calculaba que la matrícula estudiantil del nivel superior era de
372,433, es decir en los últimos años se registró un incremento de 29.15%.[28]
- En el año
2008 habían en funcionamiento 45 Instituciones de Educación Superior (6
públicas y 39 privadas)
- De esos
372,433 estudiantes, la Universidad Autónoma de Santo Domingo tenía una
matrícula de 166,296 estudiantes, representando el 44% del total de la
población estudiantil.
- Las
universidades privadas con mayor población estudiantil son:
- UTESA con
42,849
- O & M
con 39, 754 estudiantes
- UNICARIBE
con 18,312 estudiantes
- PUCMM con
15,906 estudiantes
¿ No son estos datos una señal de masificación sin
control? Son datos verdaderamente
preocupantes.
- A nivel de Postgrado,
la matrícula total fue de 9,399; de los cuales 2,119 corresponden a
estudiantes de especialidad y 7,280 de maestrías. De este total, las áreas de negocios
contaba con 6,031 estudiantes.
- Con respecto
al total de estudiantes universitarios, los estudiantes de Postgrado
apenas representan el 2.5% del
total. Con respecto a nuestra
institución, la relación grado-Postgrado es de 13%.
El
balance de CINDA sobre la educación superior dominicana
Para finalizar esta
segunda parte, me permito citar algunos hallazgos y conclusiones de un trabajo
elaborado por Radhamés Mejía y Altagracia
López, a solicitud del CINDA, quizás una de las asociaciones de universidades
más importantes. Los elementos más
importantes de los hallazgos, coinciden grandemente con el informe oficial del
MESCYT. Pueden destacarse lo siguientes:
- Proliferación de las instituciones de educación superior. Señalan que después de la muerte del dictador Rafael Leónidas Trujillo, se inicia un acelerado proceso de crecimiento de instituciones y actores de este nivel educativo, que da cuenta al 2010, de 45 instituciones, unos 372,433 estudiantes, 12,107 docentes y 7,449 personal administrativo. Esta proliferación de instituciones y actores no se acompañó de un marco legal que estableciera directrices claras para la creación, el desarrollo y la evaluación de las instituciones de educación superior (IES) y de una perspectiva integral de sistema. [29]
- Las principales tendencias y avances de la educación superior dominicana durante el periodo 2005-2010 se podrían articular en torno a cuatro ejes fundamentales: La institucionalidad, la equidad, la calidad y el financiamiento a la investigación. [30]
- En lo relativo a la institucionalidad aunque el marco general que norma la educación superior, la ciencia y la tecnología en la República Dominicana, la Ley 139-01, no ha sufrido modificaciones en este periodo, el MEESCyT ha otorgado prioridad, a la elaboración de normativas y reglamentos que dan operatividad a dicha Ley…En este sentido se han elaborados, aprobados y divulgados los reglamentos para la Evaluación de la Calidad de las Instituciones de Educación Superior (2006), de Instituciones y Programas de Educación Superior a Distancia (2007), de Evaluación para las Bibliotecas de las Instituciones de Educación Superior (2007), de Instituciones y Programas del Nivel Técnico Superior (2008), de los Estudios de grado (2007), y de los Estudios de Postgrado (2008)…. En esta perspectiva de la institucionalización se ha fortalecido también la planificación mediante la formulación de manera participativa del Plan Decenal de Educación Superior 2008-2018 y del Plan Estratégico de Ciencia, Tecnología e Innovación 2008-2018, con sus correspondientes programas y acciones estratégicas. [31]
- En términos de equidad, destacamos la evolución de la matrícula estudiantil del sistema educativo superior dominicano, que evidencia un mayor acceso a este nivel superior… Este crecimiento ha estado respaldado por un aumento significativo en la población estudiantil que asiste a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, la cual es pública y prácticamente gratuita, así como también por asignaciones de crédito educativo de carácter privado y una redefinición de las políticas públicas de becas. A partir del año 2005 se han ampliado las becas nacionales otorgadas por el MESCYT a jóvenes egresados de la educación media que desean ingresar a la educación superior y que no cuentan con los recursos económicos para cubrir los aranceles de sus estudios. Durante el periodo 2001-2005 se beneficiaron de becas parciales o totales… [32]
- Una mirada al esquema de aseguramiento de la calidad de la educación superior dominicana nos refleja avances significativos en el marco legal, las normativas específicas y los procedimientos que regulan las evaluaciones, tanto global y parcial, como las vinculadas a la prueba de orientación y medición académica para las personas que ingresan a la formación profesional en las instituciones. Los logros en estos aspectos fortalecen el papel regulador del Estado a través del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCyT) y su misión de acompañar a las instituciones en el mejoramiento continuo…. El proceso de evaluación quinquenal realizado en el periodo que abarca este informe en 35 instituciones implicó la autoevaluación, la evaluación externa con la participación de pares académico y el seguimiento al plan de mejora de cada institución como resultado de ambas etapas. Hoy se tiene más claro el umbral de la calidad de la educación superior dominicana y se espera que en un plazo de tres años, con la ejecución de los planes de mejora, las instituciones evidencien avances cualitativos. Otra tendencia significativa de este periodo es la evaluación de programas, en especial las carreras de medicina y de educación… [33]
El trabajo es
mucho más amplio. Aquí nos hemos detenido, solo en las conclusiones y en el
resumen ejecutivo. Me parecen preocupantes
dos elementos que resaltan como positivos los autores. El primero, Mejía y López asimilan equidad al
acceso-masificación de la educación superior. Entiendo que el concepto de
equidad debe evaluarse en el sentido de que sean LOS MEJORES LOS QUE ACCEDAN A
LA EDUCACIÓN SUPERIOR, mediante un sistema de elección por capacidad. Creo, que esta es la mejor manera de no
devaluar, como ha ocurrido en la República Dominicana. Lo mismo ocurre con el sistema de ayudas o
becas. Mientras no se establezca un criterio
estrictamente académico, las ayudas ofrecidas no van a tener el impacto
requerido.
De todas
maneras necesitamos hacer una reflexión profunda sobre la educación
superior. Es evidente que en ambos
informes, se evidencia una visión estatista, y una tendencia hacia la
centralización., cuando justamente, como
hemos visto en las primeras páginas, la tendencia es hacia la libertad del
curriculum, y no al control. Surge
entonces la pregunta ¿Cuál debe ser el papel del Estado? ¿Supervisión?
¿control? ¿Regulación? Mientras en el
mundo de hoy al Estado le están imponiendo, producto de la ley de la oferta y
la demanda, un rol de regulador; en el país, el ministerio que se ocupa de la
educación superior, tiene una visión claramente populista, unificadora del
curriculum y centralizadora.
[1] Michael
Gibbons, Pertinencia
de la educación superior en el siglo XXI, 1998,
Conferencia Mundial de La UNESCO sobre educación superior, 1998,
http://www.humanas.unal.edu.co/contextoedu/docs_sesiones/Gibbo_victor_manuel.pdf
[2] Cf. Peter Jarvis, Universidades
Corporativas. Nuevos modelos de
aprendizaje en la sociedad glotal, Narcea Ediciones, Madrid, 2006. Pp. 14 y
siguientes
[3] Ibídem, pp. 18 y 19
[4] Roberto Rodríguez Gómez La
educación superior en el mercado: configuraciones emergentes y nuevos
proveedores, http://firgoa.usc.es/drupal/files/configuraciones.pdf
[5] Ibidem
[6] Josefina Espinoza Jara M.A y C.P. Mónica Ylizaliturri
Montemayor, El nuevo perfil del alumno
universitario en México y las características del entorno actual,
http://www.ilustrados.com/tema/11752/nuevo-perfil-alumno-universitario-Mexico-caracteristicas.html
[7] Ibídem
[8] Ibidem
[9] Cf. Ibidem
[11] Ibidem
[12] Ibidem, p. 20
[13]http://noticias.universia.edu.pe/en-portada/noticia/2011/01/28/785290/mas-50-estudiantes-desean-cursar-estudios-postgrado-extranjero.html
[14] Roberto Rodríguez Gómez La
educación superior en el mercado: configuraciones emergentes y nuevos
proveedores, http://firgoa.usc.es/drupal/files/configuraciones.pdf
[16] Ibídem
[17] Ibídem
[18] Ibídem
[19] Ibídem
[20] Ibídem
[21] Ibídem
[22] Peter Jarvis, Op. Cit. P. 170
[24] Ibídem
[25] Ibídem. P. 3
[26] Ibídem. P.4
[27] Ibídem.
[28] Cf. Ibídem, .
21
[29] La Educación Superior en la República Dominicana. 2005-2010, Centro de
Desarrollo Interuniversitario (CINDA), INFORME 2011. Elaborado por Altagracia
López, Instituto Tecnológico de Santo Domingo y Radhamés Mejía, Pontificia Universidad Católica Madre
y Maestra
[30] Ibidem
[31] Ibídem
[32] Ibídem
[33] Ibidem
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