PRESENTACION DE MU-KIEN
ADRIANA SANGACERCA DEL LIBRO IMÁGENES INSULARES. CARTOGRAFIA HISTORICA
DOMINICANA, COMPILADOR JOSE CHEZ CHECO.
ACTO DE PUESTA EN CIRCULACION
1º DE DICIEMBRE DE 2008
Buenas noches
Agradezco profundamente al Banco Popular Dominicano,
en la persona de su principal ejecutivo, Don Manuel Alejandro Grullón; y muy
especialmente al equipo de Comunicaciones, en las personas de José Mármol y
Jeanne Marion Landais, por la gentiliza de invitarme a presentar este
maravilloso libro, compilado por mi amigo y hermano, José Chez Checo.
Como afirma Don Manuel en su presentación, “Imágenes
Insulares. Cartografía histórica dominicana nos ofrece un verdadero paseo imaginario por más de quinientos años de
historia rasguñada, bosquejada, dibujada o cartografiada, en los que, tanto
nuestra isla Española, que compartimos hoy con la nación de Haití, como todo el
Nuevo Mundo que entró a la historiografía occidental a partir del encuentro de
culturas europeas y nativas originado en nuestras costas, los ancestros de
estas tierra124s se convirtieron en el centro a atención del pensamiento, el
comercio, la religión, la política y toda la civilización del viejo mundo. Una buena cantidad de fichas científicas y de
recuperación de estudios cartográficos, diarios, crónicas y pasajes convierten
el trayecto en un redescubrimiento de episodios trascendentes de nuestro
pasado.”
Así pues este libro no está solo destinado a los investigadores, sino a
los amantes de la historia, a las personas que quieren conocer por qué somos
como somos y en qué nos hemos convertido.
Cuando inicié la lectura del libro, me preguntaba siempre cómo iba yo a
estructurar la presentación. Me
inquietaba no poder transmitir la riqueza de la obra, tanto visual como por su
contenido. Por esta razón escogí algunos
de los mejores mapas, por lo menos a mi criterio para que ustedes puedan
disfrutar un avance de las joyas que presenta este libro.
El prólogo, titulado La Imaginación
Geográfica, escrito de forma magistral por el historiador Frank Moya Pons es un verdadero
deleite. Los que no sabemos sobre
cartografía podemos encontrar en estas páginas una completa y muy sintética
historia. Nos explica sobre el uso de la brújula, el reloj de arena y el
sextante, afirmando que para el siglo
XV, la cartografía tenía mucho de intuición y por esta razón tenían que hacerse
diestros en el uso de estos pequeños instrumentos. “Los primeros mapas
confeccionados para representar la nueva realidad americana fueron hechos por
navegantes como Cristóbal Colón y Juan de la Cosa. De éste último se conserva y se reproduce en
este libro la sección de su famoso mapa del Nuevo Mundo que contiene la isla
Española”.
Sobre la cartografía de la ciudad de Santo Domingo, señala que fe
mejorando notablemente con el tiempo. “De ellos es bueno destacar el plano en
colores de la plaza de Santo Domingo de Fernando Gerónimo de Pineda, de 1737 ,
por su detalle de las partes construidas en la ciudad y de las manzanas que
todavía no habían sido edificadas, lo cual da una idea del escaso desarrollo
urbano de la capital de la isla en aquel año…. Otro plano urbano de alta
calidad fue el dibujo a pluma que produjo casi medio siglo más tarde, en 1785,
Tomás López, titulado con el mismo nombre que el anterior “plano de la plaza y
ciudad de Santo Domingo, capital de la isla Española” (pág. 195). Estos y otros mapas urbanos del siglo XVIII
son los primero en los que la medición reemplaza completamente la
imaginación. Esta debió ser el ideal de
los cartógrafos de aquellos tiempos y por ello los mapas continúan ganando
detalles y mejorando su precisión a medida que avanza el tiempo.”
Refiriéndose al siglo XIX, Moya defiende que el mapa que en ese siglo
logró aportar una descripción detallada de la geografía insular fue el de
Robert H, Schomburgk, pues este mapa publicado en 1858 logró dar detalles
importantes sobre caminos. Luego habla
del notable trabajo hecho por Casimiro N. De Moya, cuya minuciosidad permitió
que el país conociera el Cabo Beata con un perfil topográfico casi exacto.
Sobre el siglo XX, Moya Pons señala que durante la era de Trujillo se
hicieron muchos trabajos importantes. En 1952, por ejemplo, se publicaron dos
mapas de gran tamaño que mostraban la división política de la isla.
Pero, y es comprensible por la situación geopolítica, la cartografía
dominicana se desarrolló gracias al Servicio Geológico de los Estados Unidos y
por la Defense Map Agency. Este fue el caso del mapa general de la isla
publicado en 1967 por la Organización de Estados Americanos.
Pero prosigamos con el contenido del libro. Después del interesante prólogo de Frank Moya
y la introducción del compilador del libro, José Chez, se presenta un trabajo
del fenecido historiador PedroJulio Santiago titulado Cartografía histórica dominicana. Este interesantísimo trabajo
centra su atención a los trabajos cartográficos de los siglos XV, XVI, XVII,
XVIII. Y XIX. Por su interés, quiero
hacer un resumen de los planteamientos del autor por siglo. Veamos
Sobre los inicios de la conquista y colonización, Santiago señalaba: “En
otra parte de la “Carta” aparecen las primeras descripciones que sobre la isla
y sus gentes dice al Almirante: “La Española es maravillosa; las sierras y las
montañas y las vegas y las campiñas y las tierras tan famosas y gruesas para
plantar y sembrar, para criar ganados de todas suertes, para edificios de
villas y lugares. Los puertos de la mar,
aquí no habría creencia sin vista, y de los ríos muchos y grandes y buenas
aguas; los más de los cuales traen oro.
En los árboles y frutos y yerbas hay grandes diferencias de aquellas de
la Juana: en esta hay muchas especierías, y grandes minas de oro y de otros
metales….
El desarrollo y la perfección de las técnicas de la cartografía siempre
han estado unidos a los progresos obtenidos en el arte de navegar. Las cartas de marear son el testimonio
plástico de esta unión y de los avances logrados por el hombre en su deseo de
conocer lo que le rodea, estudiarlo con atención y transmitirlo a los demás… La
Casa de la Contratación se funda en Sevilla en 1503. Es el apéndice más poderoso del Real Consejo
de las Indias, institución destinada a conocer
y regularizar todo lo concerniente al cada vez más amplio y codiciado
imperio que aparecía atravesando la mar océana.
Desde su inicio, la Casa jugó un importante papel en la definición de
las características propias de la cartografía española-vale decir
americana-durante su larga intervención en los asuntos indianos, puesto que al
formar parte de toda una organización monopolista, sus actividades no podían
ser de otra naturaleza. En este sentido,
y siguiendo el precedente portugués de la “política de sigilo” –intento de
mantener en el mayor secreto las novedades geográficas- la Casa de la
Contratación mantuvo un estricto control sobre las informaciones que rendían
las exploraciones y su consiguiente interpretación cartográfica a cargo de los
expertos al servicio de la institución…. La centralización de todas estas
funciones en torno al piloto mayor y su equipo de cosmógrafos y dibujantes,
hizo que en la Casa de la Contratación se desarrollara una formidable escuela
de cartografía en la que el arte de proyectar tenía un fin muy específico:
informar al navegante de la manera más sobria y precisa sobre los pormenores de
las tierras y lugares donde redirigía.”
Con respecto al siglo XVII, decía que la cartografía de este siglo se
hacía “en su mayor parte sobre la ciudad de Santo Domingo y sus construcciones
militares, en el XVIII serán igual aunque con las variantes propias del siglo
de la renovación económica, las repoblaciones y sobre todo de la existencia de
la colonia francesa al oeste de la isla…Junto a la marcada naturaleza militar,
y defensiva y de reconstrucción social y urbana, en las cartas aparece otro
gran apartado de nuestra historia nacional: la lenta pero inexorable ocupación
de las tierras del oeste de los franceses.
Lo que a principios del siglo sólo se recoge en algunos mapas generales
como simples puntos aislados, va transformándose en verdaderas poblaciones,
comunicadas unas con otras. Las situaciones
internacionales y la realidad misma de la isla, hacen que España reconozca y
ceda el territorio virtualmente ocupado, estableciéndose por primera vez una
frontera política, puntualmente registrada en la cartografía desde 1697. A partir de entonces aparecerán mapas
generales y de sectores cuyo casi exclusivo tema es el de recoger los limites
entre ambas colonia, “las tierras en conflicto”, “los territorios que pretenden
los franceses” y un sinnúmero de “proyectos” con intenciones de establecer una
frontera fija y reconocida por ambas comunidades. Esto no se logra hasta 1777 en que el Conde
de Floridablanca por parte española, y el Marqués de Ossun por parte francesa,
firmaron en Aranjuez el tratado definitivo de límites. Este tratado fue recogido en varios juegos de
mapas pormenorizados de lugares por donde se trazó la línea divisoria, hechos
un año antes.”
Refiriéndose al siglo XIX, sobre todo a partir de 1850, decía en su
trabajo que “los mapas y planos ganan en exactitud, pero pierden en belleza. Se diría que al “racionalizarlo” todo, el
cartógrafo se limita a exponer escuetamente y con la mayor finalidad la información
geográfica necesaria para que la carta cumpla con la finalidad para la cual fue
hecha: servir. La imprenta y sus nuevas
técnicas de reproducción al desarrollo de estas características, al
abaratamiento de las mismas y al empleo cada vez mayor y más universal de los
llamados símbolos convencionales. Todos
estos procedimientos fueron empleados en
mapas generales, como el hecho por Schomburgk, en 1858, por encargo del
presidente Buenaventura Báez, siendo este el primer mapa propiamente
dominicano. Sin embargo en los mapas y
planos particulares y de sectores, aunque se adoptan las nuevas formas, en
general se siguen ejecutando como antes, condicionados en cuanto al trazado por
el tipo de papel y el asunto, pues se observan diferencias en mapas de simple
información geográfica y las que contienen, también, factores militares. Sobre estos últimos, la magnifica colección
conservada en el Servicios Histórico Militar de Madrid, constituye un buen
material de apoyo para el estudio de los aspectos militares de defensa de la
última intervención de España en la isla, en los años de 1861-1865. Estos mapas y croquis, juntos con los informes
remitidos, han de tenerse muy en cuenta para emprender estudios pormenorizados
de este aspecto del período de la Restauración.”
Después del trabajo de Santiago, entramos en materia. El primer capítulo
es sobre el siglo XV, el cual contiene un extracto del Diario de Colón, en el
cual aparecen unas láminas sobre la costa norte. Al analizarla sorprende la
precisión sobre la isla La Tortuga, Monte Cristi y el vallo del Cibao.
El capítulo correspondiente al siglo XVI, se inicia con otro trabajo de
Pedro Julio Santiago, Urbanismo y
cartografía de la ciudad colonial. Como
se podrá observar en los extractos, Santiago abarca desde el siglo XVI hasta el
siglo XVIII. He aquí algunas ideas que me parecieron muy importantes:
Pocos
son los planos que se conservan de las ciudades de la Española del siglo
XVI. Su existencia es recogida en los
mapas como un punto en la geografía isleña: Y aún los conservados, adolecen de
imperfecciones. Como el de Bautista
Antonelli de 1592, o son decididamente fantásticos como los que reproduce el
famoso grabador De Bry, o el hecho por Boazio en 1588 sobre apuntes y
declaraciones de testigos de la expedición de Drake de 1586. Sin embargo, en éste y otros planos de la
misma naturaleza se insiste en presentar el trazado de cuadrícula perfecta,
prueba de las noticias que circulaban en ese sentido en la época. La “guardarraya” impuesta por las autoridades
de la isla a raíz de los desmantelamientos y traslados de los pueblos de la
banda norte, redujo la vida urbana y rural a los limites de Santiago en el
norte y Azua en el sur, y en torno a la ciudad de Santo Domingo. También con los vecinos de los pueblos
desmantelados nacieron dos nuevas villas: Monte Plata y Bayaguana.
La
cartografía de las villas y ciudades del XVII es más abundante que los
testimonios conservados del XVI, pero las mismas, salvo pocas excepciones, son
de la ciudad de Santo Domingo, limitándose el resto de las villas a aparecer
señaladas en los mapas generales de la isla.
Esto no es más que el reflejo de la realidad histórica del XVII, siglo
en que casi todos los recursos agropecuarios, económicos, de importación se
concentran en Santo Domingo y su entorno.
Lo mismo sucede con la población, siendo muy notoria la diferencia entre
el número de habitantes de la capital de la colonia y el de cualquiera otra de
las poblaciones de la isla.
Los
planos del siglo XVII revelan otro rasgo particular e importante de este siglo:
casi todos refieren de una u otra forma a la ingeniería militar aplicada la
ciudad primada, o a recoger acciones bélicas entre los nativos y cada vez más
agresivos y numerosos
“habitantes” de las zonas despobladas, en su gran mayoría franceses, así como
de la defensa del territorio ante invasiones del exterior.
Los
planos del XVIII muestran un Santo Domingo bastante extendido dentro de los
límites de sus murallas. Las perfecciones técnicas de dibujo y proyección
nos permiten ahondar en detalles y particularidades que no son posibles en
planos de otras épocas. También, y
aunque siguen siendo más abundantes los de la capital, aparecen planos de otras
ciudades y villas del interior como Santiago, La Vega, Samaná, Montecristi o
Dajabón todos de cuadrícula perfecta.
En este capítulo seleccioné dos
láminas, vamos a verlas:
Pág. 76 Mapa de la Española , Cuba, Puerto Rico, Jamaica, parte de la Florida , Bahamas e Islas
Vírgenes.
Pág.78 Civitas S. Dominici Sita in
Hispaniola. Realizado por Francis Drake.
Con este mapa pasamos a otro segemento importante del capítulo, la Memorias
de Francis Drake. Viaje a las Antillas Occidentales
Ahora,
para satisfacción de algunos hombres, quienes se maravillan de que dicha famosa
ciudad tan bien construida, tan bien poblada por personas galantes y aguerridamente
ataviadas (donde nuestros soldados encontraron buena reserva para socorrerse)
no podían darse el lujo de riquezas mayores a las encontradas allí, donde ha de
entenderse que los indígenas, los verdaderos oriundos de la Isla ESPAÑOLA (cuya
fama va tan de la mano en su grandeza como Inglaterra) desde hace ya un año habían
sido totalmente diezmados por la tiranía de los españoles, quienes fueron la
causa. Que a falta de gente que trabaje en
las minas de oro y plata de esta isla, se usan monedas de cobre, de las cuales
se encontró gran cantidad. El comercio principal de este lugar consiste
en azúcar y jengibre que se cultivan en la isla. Y de pieles de bueyes y vacas, los cuales en
este vasta país, en esta isla, se reproducen en números infinitos, siendo los
suelos muy fértiles, y dichas bestias se alimentan hasta alcanzar un
crecimiento muy grande, y son sacrificadas casi por nada, sino más bien por sus
pieles como ya hemos dicho antes.
Encontramos aquí gran reserva de vinos fuertes, aceites dulces, vinagre,
aceitunas, y otras tales provisiones, como excelente torta de harina
empaquetada en pipas de vino y otros toneles, y otras mercaderías, así como
telas de lana e hilo, y algunas sedas, todas provisiones comprados afuera en
España y entregadas a nosotros para socorrernos de ellas. Había pocos platos o recipientes de plata, en comparación con el
gran orgullo que tienen de otras cosas de esta ciudad, porque en estos países
tórridos usan mucho estas vajillas de barro finamente pintadas o barnizadas,
que llaman cal Parfellina y las traen de la India Oriental, y para beber, usan
sólo vidrio; los cuales fabrican excelentes, buenos y pasables en el mismo
lugar. Pero aún así encontramos algunos
platos y muchas otras cosas buenas, ya que sus enseres de hogar son muy
deslumbrantes y exquisitos, que les habían sido muy costosos, aunque para
nosotros eran de poca importancia.
El capítulo destinado a la cartografía del siglo XVII se inicia con un
trabajo interesantísimo de Genero Rodríguez Morel, Contrabando y despoblaciones. De su abundante referencia extraje este
fragmento y tres mapas:
La
reducción de los pueblos de la banda norte de la isla, sin embargo, no fue tan
sencilla como se esperaba. La misma
trajo consigo enormes contradicciones entre los funcionarios de la Corona
representados en la Audiencia, por no hablar de la oposición que hicieron los
moradores de aquellos lugares e incluso del clero.
El
gobernador entendía que con las devastaciones se acabarían los males que
causaban los rescates a la hacienda real.
Por ello, no dudó en desautorizar y deslegitimar a los moradores de
aquella zona, argumentando que quienes vivían en aquellas partes eran
vagabundos y solteros que lo que hacían era hurtar los hatos de los vecinos
para venderlos a los enemigos. Según el
gobernador, estos parajes había que destruirlos ya que estaban compuestos por
truhanes enemigos de la corona.
La
destrucción de los lugares de la banda norte supuso un duro golpe para aquellas
poblaciones, hecho este que no dejó indiferente al resto de la colonia. Decimos esto, porque los vecinos de los pueblos
destruidos fueron trasladados a los alrededores de Santo Domingo lo que trajo
consigo una mayor pobreza entre los vecinos de aquella ciudad. Uno de los mayores problemas que tuvieron que
enfrentar los pobladores de Santo Domingo fue la escasez de alimentos, dado que
los artículos de consumo que llegaban tenían que repartirse con los nuevos
vecinos.
MAPA pag. 97
Descripción del Distrito de la Audiencia de Santo Domingo
Pág.99 Plano de las defensas de la ciudad de Santo
Domingo y sus contornos.
Pág.114 Las islas antillanas entre las que figuran las
Lacayas y las Caribes.
Seguimos avanzando y entramos de lleno al siglo XVIII, con el trabajo El Caribe: geografía y política
internacional de Antonio Gutiérrez
Escudero, quien afirma lo siguiente:
“La
nueva centuria contemplará una lucha ininterrumpida que tiene su punto clave en
el área antillana. La guerra de Sucesión
española (1702-1714), la del Asiento o de los Nueve Años (1739-1748), las del
Tercer Pacto de Familia (1762-1763 y 1779-1783) enmascaran motivaciones más
profundas. Son batallas encaminadas no
sólo a defender lo conquistado anteriormente, sino a ampliarlo si fuera
posible. Estaba en juego el
mantenimiento de la participación comercial en los beneficios americanos y la
obtención de mayores riquezas a través de la venta de productos, tales como el
azúcar, el café, el algodón o el tabaco.
¿De
qué manera afectaron estas circunstancia a la Española? Con la entronización de la dinastía Borbón en
la Península, Francia se colocará al lado de España en América y Europa. Todo lo que de beneficioso tuvo este hecho
que venía a poner final, al menos en teoría, a una rivalidad secular, se vio
empañado por las decisivas consecuencias que iba a tener para Santo
Domingo. Al amparo de la unión de ambos
países, más prometedora que efectiva en las provincias indianas, los franceses
iniciaron la ampliación de la parte de la isla que habían ocupado años antes
aprovechándose del abandono en que se dejó y mantuvo la zona occidental de la
misma desde 1606.”
De este tema escogí estos mapas.
MAPA 136, 167
Archipelague du Mexique oú sont les Isles de Cuba, Espagnola, Jamaica,
etc.
Pag.167 Isle
de St. Dominingue.
L’ Isle de St. Domingue.
También para el siglo XVIII, José Chez escogió a una historiadora española
especialista en el tema, Maria Rosario Sevilla Soler, El marco geográfico visto
por los contemporáneos. Acertadamente la
historiadora señala que:
Algunos
de los fenómenos de la segunda mitad del siglo XVIII en Santo Domingo, no
podríamos explicárnoslos si no tuviésemos en cuenta su situación geográfica y
su clima, pues todo es en cierto modo producto del medio físico en que se
desarrolla, y el caso de la historia de la Española no podía ser una excepción.
La
geografía determina los tipos de cultivo, y cualquiera otra modalidad de
explotación económica, lo que a su vez
se refleja en la estructura social y en las formas de vida en general.
Políticamente,
la situación geográfica dominicana la lleva a ser en un principio, el foco
colonizador de España en América, la “llave” del continente recién descubierto,
y aunque los fenómenos económicos hacen que la isla pierda interés
posteriormente en este sentido, es también su situación, en medio de las otras
Antillas, lo que le permite seguir siendo el centro de la Audiencia, núcleo
político administrativo de una zona, que abarca territorios de mayor
importancia y desarrollo económico como la isla de Cuba.
Y al
exponer el medio geográfico… lo hemos hecho a través de los autores del siglo
VXIII y algunas cartas de los gobernadores dominicanos de aquellos años, pues a
pesar de los errores que puedan ofrecernos, nos describen la isla tal y como la
vieron en esa época sus habitantes, lo que fue para éstos su tierra, como medio
para entender mejor su historia, e incluso a ellos mismos.
Para
esta labor contamos con cuatro relatos de gran interés, unos más detallados que
otros, pero todos con una característica común: fueron escritos en el siglo
XVIII o en los años posteriores a él, y tres de ellos nos están narrando algo
que vieron, o incluso vivieron sus autores.
Para ilustrar, seleccionamos los siguientes mapas:
MAPA pag. 189
Plano de la Ysla de Santo Domingo, parte de Cuba, Jamaica y otras Islas
contiguas a ellas, del seno mexicano.
Pág.200 Bahía de Ocoa, en la isla de Santo Domingo.
pag.213 A
New Chart of the West Indian Island as they are Possessed by the European
Powers; Drawn from the Most Recent Authorities.
Pág.216 Carte de l’ Ile de Saint Domingue.
Continuando con el siglo XVIII, se presenta el trabajo “La Española:
ríos y el lago de Jaragua” de P. Pierre-Francois-Xavier de Charlevoix, quien en
su texto resalta sorprendido la riqueza natural de nuestra tierra:
“La
isla está regada por un prodigioso número de ríos, de los que la mayor parte no
son sino torrentes y arroyos: algunos en extremo rápidos. Todas esas aguas son sanas y saludables, pero
tan vivas y frescas que es necesario beberlas con discreción; y hay peligro en
bañarse en ellas. Se asegura que a lo
menos quince son tan anchos como el Charenta en Rochefort, no comprendidos en
este número los seis principales. Estos
seis son: el Ozama, cuya embocadura forma el puerto de Santo Domingo; el Neyba,
que no tiene de considerable sino la cantidad de bocas por las que descarga en
el mar, y que tiene hasta el inconveniente de cambiar a menudo de lecho; el
Macorís, que es el más navegable de todos los ríos de la isla, y el más
abundante en peces, pero que no viene de muy lejos; el Yaque o río de Montecristo,
en cuyo nacimiento se ha encontrado una hermosa mina de oro, y que arrastra en
sus arenas granos de este precioso metal; el Yuna, que es en extremo rápido y
en sus fuentes contiene una mina de cobre muy abundante; y el Hattibonito
vulgarmente Artibonito que es el más largo y ancho de todos. De estos seis ríos los tres primeros desaguan
en el Sur, los dos siguientes en el Norte, y el último en el Oeste.
Para ilustrar esta parte, quiero mostrarle tres láminas que seleccioné
para ustedes. Veamos
MAPA pag. 223
Carta plana de la isla de Santo Domingo, llamada también Española.
Pág. 226 “Plano de las montañas de Bahoruco, / que en el
partido de la villa de Neyba Sirven de abrigo a los esclavos deserto / res de
España y Francia en esta isla / España de Barlovento.”
Pág. 227 “Plano del valle en el que estaban acampados
los esclavos / de España y Francia, en las montañas de Bahoruco, a mediados de
mayo de esta año.”
Y con el trabajo de José Chez Checo, El nacimiento de una República se
inicia el siglo XIX, cien anos difíciles para nuestra historia. Como dice el
autor: El siglo XIX terminó con una
economía arruinada y con una deuda externa que sobrepasaba los 30 millones de
pesos. En esa época el renglón de
producción agrícola más importante lo constituía el azúcar, que era exportado
al mercado norteamericano. Otras
actividades productivas eran las industrias de tabaco, cacao y café. Para ellos se construyeron a crear las
facilidades de transporte de los productos que se exportaban a Estados Unidos y
a Europa
.
MAPA pag. 256
The Island
of S. Domingo .
Pág.264 Carte politique de St. Domingue.
Pág.272 Plan Des Environs De St. Domingue.
Pág.284 West Indien.
Pág.296 Vista de unas casas, entre ellas un depósito de
ladrillos frente al pueblo de la barca del Ozama, en Santo Domingo.
Pág.298 Mapa de la isla de Santo Domingo.
También sobre el siglo XIX, Chez seleccionó el trabajo de José Joaquín
Hungría Morell Cartografía moderna dominicana, publicado en 1983. Señalaba que los trabajos de cartografía moderna se iniciaron en Dominicana con la
publicación en 1872 de un mapa topográfico-geológico del territorio nacional,
por el geólogo norteamericano William More Gabb, quien laboró para la
confección del mismo desde 1869, basándose enteramente en nuevos levantamientos
realizados sobre las regiones donde se extendió su trabajo de examen geológico,
por medio de triangulaciones, habiendo efectuado un nuevo trazado de la línea
de costa entre Montecristi y Azua, enlazando las playas a las triangulaciones,
pero también usando los levantamientos locales de las marinas norteamericana y
británica en las bahías de Samaná y de Las Calderas, y copiando la parte
haitiana y todo el Suroeste dominicano del mapa de Schomburgk.
Otro mapa, confeccionado en 1882,
fue una carta náutica de la
Bahía de Samaná, como resultado de un levantamiento
hidrográfico completo de dicha bahía efectuada por el buque “Despatch” de la
armada norteamericana, basado también en la triangulación.
En adición al anterior mapa y
como resultado de otros levantamientos hidrográficos hechos anteriormente por
el buque “Dictador” en 1870, y por el buque “Ossipee” en 1874, también fueron
publicadas otras cartas náuticas de nuestras costas por la oficina Hidrográfica
de los Estados Unidos.
MAPA pag. 309
Plano de la ciudad de Santo Domingo y sus alrededores.
Pág. 321 Plano de la ciudad y contornos de Santo
Domingo.
Para el siglo XX, José seleccionó varios fragmentos de diversos
artículos escritos por Frank Moya Pons. Una de las conclusiones más
interesantes del trabajo es la siguiente. Afirma Frank que al comparar los mapas
y los censos de entonces y de ahora, “es fácil observar dónde se han formado
las nuevas aglomeraciones urbanas y cuasi urbanas, y es fácil también calcular
su formación y evolución y tamaño.”
Pág. 334 Mapa de la isla de Santo Domingo y Haití.
Pág. 337 Mapa de la isla de Santo Domingo.
Pág. 343 Best Indies. Hispaniola. Out COSAT Dominican
Republic. CIUDAD TRUJILLO (SANTO DOMINGO) TO SAONA ISLAND.
Pág. 353 Map of Hispaniola.
Pág. 365 Mapa de la isla de Santo Domingo, ejecutado por
disposición del generalisimo doctor Rafael L. Trujillo Molina.
Pág. 368 Plano de Ciudad Trujillo.
Pág. 380 Hispaniola.
Pág. 393 Mapa de la isla de Santo Domingo
Pág. 394 Mapa de la división en Partidos de la parte
española de la isla de Santo Domingo.
Pág. 395 Mapa de la isla de Santo Domingo con la
división según la Ley sobre Partición Territorial de la Asamblea Central
durante la ocupación de Toussaint Louventure.
Pág. 415 Mapa de la Isla de Santo Domingo con la división territorial
de la República Dominicana
estructurada desde 1939 hasta la
Ley No. 381, de fecha 4 de septiembre de 1943.
Con este recuento termino la exposición de este libro. Aprovecho para felicitar al Banco Popular
Dominicano por esta iniciativa, y muy especialmente a mi buen amigo, hermano,
paisano y colega, José Chez por este trabajo.
Solo una persona con la paciencia oriental, la formación
historiográfica, la pasión por el conocimiento y el perfeccionismo que le
caracteriza es capaz de hacer esta compilación.
Te felicito de corazón hermano.
Disfruten este trabajo, agradable a la vista e interesante para el
espiritu. Es una forma amena de conocer
nuestra historia, a través de las imágenes de esta tierra que nos vio nacer y
que tanto amamos,.
Muchas gracias.
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