viernes, 8 de marzo de 2013

Imagenes y mapas de RD


 

PRESENTACION DE MU-KIEN ADRIANA SANGACERCA DEL LIBRO IMÁGENES INSULARES. CARTOGRAFIA HISTORICA DOMINICANA, COMPILADOR JOSE CHEZ CHECO.

ACTO DE PUESTA EN CIRCULACION

1º DE DICIEMBRE DE 2008

 

 

 

 

Buenas noches

Agradezco profundamente al Banco Popular Dominicano, en la persona de su principal ejecutivo, Don Manuel Alejandro Grullón; y muy especialmente al equipo de Comunicaciones, en las personas de José Mármol y Jeanne Marion Landais, por la gentiliza de invitarme a presentar este maravilloso libro, compilado por mi amigo y hermano, José Chez Checo.

 

Como afirma Don Manuel en su presentación, “Imágenes Insulares. Cartografía histórica dominicana nos ofrece un verdadero paseo imaginario por más de quinientos años de historia rasguñada, bosquejada, dibujada o cartografiada, en los que, tanto nuestra isla Española, que compartimos hoy con la nación de Haití, como todo el Nuevo Mundo que entró a la historiografía occidental a partir del encuentro de culturas europeas y nativas originado en nuestras costas, los ancestros de estas tierra124s se convirtieron en el centro a atención del pensamiento, el comercio, la religión, la política y toda la civilización del viejo mundo.  Una buena cantidad de fichas científicas y de recuperación de estudios cartográficos, diarios, crónicas y pasajes convierten el trayecto en un redescubrimiento de episodios trascendentes de nuestro pasado.”

 

Así pues este libro no está solo destinado a los investigadores, sino a los amantes de la historia, a las personas que quieren conocer por qué somos como somos y en qué nos hemos convertido. 

 

Cuando inicié la lectura del libro, me preguntaba siempre cómo iba yo a estructurar la presentación.  Me inquietaba no poder transmitir la riqueza de la obra, tanto visual como por su contenido.  Por esta razón escogí algunos de los mejores mapas, por lo menos a mi criterio para que ustedes puedan disfrutar un avance de las joyas que presenta este libro.

 

El prólogo, titulado La Imaginación  Geográfica, escrito de forma magistral por el historiador Frank Moya Pons es un verdadero deleite.  Los que no sabemos sobre cartografía podemos encontrar en estas páginas una completa y muy sintética historia.  Nos explica sobre el  uso de la brújula, el reloj de arena y el sextante, afirmando que  para el siglo XV, la cartografía tenía mucho de intuición y por esta razón tenían que hacerse diestros en el uso de estos pequeños instrumentos. “Los primeros mapas confeccionados para representar la nueva realidad americana fueron hechos por navegantes como Cristóbal Colón y Juan de la Cosa.  De éste último se conserva y se reproduce en este libro la sección de su famoso mapa del Nuevo Mundo que contiene la isla Española”.

 

Sobre la cartografía de la ciudad de Santo Domingo, señala que fe mejorando notablemente con el tiempo. “De ellos es bueno destacar el plano en colores de la plaza de Santo Domingo de Fernando Gerónimo de Pineda, de 1737 , por su detalle de las partes construidas en la ciudad y de las manzanas que todavía no habían sido edificadas, lo cual da una idea del escaso desarrollo urbano de la capital de la isla en aquel año…. Otro plano urbano de alta calidad fue el dibujo a pluma que produjo casi medio siglo más tarde, en 1785, Tomás López, titulado con el mismo nombre que el anterior “plano de la plaza y ciudad de Santo Domingo, capital de la isla Española” (pág. 195).  Estos y otros mapas urbanos del siglo XVIII son los primero en los que la medición reemplaza completamente la imaginación.  Esta debió ser el ideal de los cartógrafos de aquellos tiempos y por ello los mapas continúan ganando detalles y mejorando su precisión a medida que avanza el tiempo.”

 

Refiriéndose al siglo XIX, Moya defiende que el mapa que en ese siglo logró aportar una descripción detallada de la geografía insular fue el de Robert H, Schomburgk, pues este mapa publicado en 1858 logró dar detalles importantes sobre caminos.  Luego habla del notable trabajo hecho por Casimiro N. De Moya, cuya minuciosidad permitió que el país conociera el Cabo Beata con un perfil topográfico casi exacto.

 

Sobre el siglo XX, Moya Pons señala que durante la era de Trujillo se hicieron muchos trabajos importantes. En 1952, por ejemplo, se publicaron dos mapas de gran tamaño que mostraban la división política de la isla.

 

Pero, y es comprensible por la situación geopolítica, la cartografía dominicana se desarrolló gracias al Servicio Geológico de los Estados Unidos y por la Defense Map Agency. Este fue el caso del mapa general de la isla publicado en 1967 por la Organización de Estados Americanos.

 

Pero prosigamos con el contenido del libro.  Después del interesante prólogo de Frank Moya y la introducción del compilador del libro, José Chez, se presenta un trabajo del fenecido historiador PedroJulio Santiago titulado Cartografía histórica dominicana. Este interesantísimo trabajo centra su atención a los trabajos cartográficos de los siglos XV, XVI, XVII, XVIII. Y XIX.  Por su interés, quiero hacer un resumen de los planteamientos del autor por siglo. Veamos

 

Sobre los inicios de la conquista y colonización, Santiago señalaba: “En otra parte de la “Carta” aparecen las primeras descripciones que sobre la isla y sus gentes dice al Almirante: “La Española es maravillosa; las sierras y las montañas y las vegas y las campiñas y las tierras tan famosas y gruesas para plantar y sembrar, para criar ganados de todas suertes, para edificios de villas y lugares.  Los puertos de la mar, aquí no habría creencia sin vista, y de los ríos muchos y grandes y buenas aguas; los más de los cuales traen oro.  En los árboles y frutos y yerbas hay grandes diferencias de aquellas de la Juana: en esta hay muchas especierías, y grandes minas de oro y de otros metales….

 

El desarrollo y la perfección de las técnicas de la cartografía siempre han estado unidos a los progresos obtenidos en el arte de navegar.  Las cartas de marear son el testimonio plástico de esta unión y de los avances logrados por el hombre en su deseo de conocer lo que le rodea, estudiarlo con atención y transmitirlo a los demás… La Casa de la Contratación se funda en Sevilla en 1503.  Es el apéndice más poderoso del Real Consejo de las Indias, institución destinada a conocer  y regularizar todo lo concerniente al cada vez más amplio y codiciado imperio que aparecía atravesando la mar océana.  Desde su inicio, la Casa jugó un importante papel en la definición de las características propias de la cartografía española-vale decir americana-durante su larga intervención en los asuntos indianos, puesto que al formar parte de toda una organización monopolista, sus actividades no podían ser de otra naturaleza.  En este sentido, y siguiendo el precedente portugués de la “política de sigilo” –intento de mantener en el mayor secreto las novedades geográficas- la Casa de la Contratación mantuvo un estricto control sobre las informaciones que rendían las exploraciones y su consiguiente interpretación cartográfica a cargo de los expertos al servicio de la institución…. La centralización de todas estas funciones en torno al piloto mayor y su equipo de cosmógrafos y dibujantes, hizo que en la Casa de la Contratación se desarrollara una formidable escuela de cartografía en la que el arte de proyectar tenía un fin muy específico: informar al navegante de la manera más sobria y precisa sobre los pormenores de las tierras y lugares donde redirigía.”

 

Con respecto al siglo XVII, decía que la cartografía de este siglo se hacía “en su mayor parte sobre la ciudad de Santo Domingo y sus construcciones militares, en el XVIII serán igual aunque con las variantes propias del siglo de la renovación económica, las repoblaciones y sobre todo de la existencia de la colonia francesa al oeste de la isla…Junto a la marcada naturaleza militar, y defensiva y de reconstrucción social y urbana, en las cartas aparece otro gran apartado de nuestra historia nacional: la lenta pero inexorable ocupación de las tierras del oeste de los franceses.  Lo que a principios del siglo sólo se recoge en algunos mapas generales como simples puntos aislados, va transformándose en verdaderas poblaciones, comunicadas unas con otras.  Las situaciones internacionales y la realidad misma de la isla, hacen que España reconozca y ceda el territorio virtualmente ocupado, estableciéndose por primera vez una frontera política, puntualmente registrada en la cartografía desde 1697.  A partir de entonces aparecerán mapas generales y de sectores cuyo casi exclusivo tema es el de recoger los limites entre ambas colonia, “las tierras en conflicto”, “los territorios que pretenden los franceses” y un sinnúmero de “proyectos” con intenciones de establecer una frontera fija y reconocida por ambas comunidades.  Esto no se logra hasta 1777 en que el Conde de Floridablanca por parte española, y el Marqués de Ossun por parte francesa, firmaron en Aranjuez el tratado definitivo de límites.  Este tratado fue recogido en varios juegos de mapas pormenorizados de lugares por donde se trazó la línea divisoria, hechos un año antes.”

 

Refiriéndose al siglo XIX, sobre todo a partir de 1850, decía en su trabajo que “los mapas y planos ganan en exactitud, pero pierden en belleza.  Se diría que al “racionalizarlo” todo, el cartógrafo se limita a exponer escuetamente y con la mayor finalidad la información geográfica necesaria para que la carta cumpla con la finalidad para la cual fue hecha: servir.  La imprenta y sus nuevas técnicas de reproducción al desarrollo de estas características, al abaratamiento de las mismas y al empleo cada vez mayor y más universal de los llamados símbolos convencionales.  Todos estos procedimientos fueron empleados en  mapas generales, como el hecho por Schomburgk, en 1858, por encargo del presidente Buenaventura Báez, siendo este el primer mapa propiamente dominicano.  Sin embargo en los mapas y planos particulares y de sectores, aunque se adoptan las nuevas formas, en general se siguen ejecutando como antes, condicionados en cuanto al trazado por el tipo de papel y el asunto, pues se observan diferencias en mapas de simple información geográfica y las que contienen, también, factores militares.  Sobre estos últimos, la magnifica colección conservada en el Servicios Histórico Militar de Madrid, constituye un buen material de apoyo para el estudio de los aspectos militares de defensa de la última intervención de España en la isla, en los años de 1861-1865.  Estos mapas y croquis, juntos con los informes remitidos, han de tenerse muy en cuenta para emprender estudios pormenorizados de este aspecto del período de la Restauración.”   

 

Después del trabajo de Santiago, entramos en materia. El primer capítulo es sobre el siglo XV, el cual contiene un extracto del Diario de Colón, en el cual aparecen unas láminas sobre la costa norte. Al analizarla sorprende la precisión sobre la isla La Tortuga, Monte Cristi y el vallo del Cibao.

 

El capítulo correspondiente al siglo XVI, se inicia con otro trabajo de Pedro Julio Santiago, Urbanismo y cartografía de la ciudad colonial.  Como se podrá observar en los extractos, Santiago abarca desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII. He aquí algunas ideas que me parecieron muy importantes:  

 

Pocos son los planos que se conservan de las ciudades de la Española del siglo XVI.  Su existencia es recogida en los mapas como un punto en la geografía isleña: Y aún los conservados, adolecen de imperfecciones.  Como el de Bautista Antonelli de 1592, o son decididamente fantásticos como los que reproduce el famoso grabador De Bry, o el hecho por Boazio en 1588 sobre apuntes y declaraciones de testigos de la expedición de Drake de 1586.  Sin embargo, en éste y otros planos de la misma naturaleza se insiste en presentar el trazado de cuadrícula perfecta, prueba de las noticias que circulaban en ese sentido en la época.  La “guardarraya” impuesta por las autoridades de la isla a raíz de los desmantelamientos y traslados de los pueblos de la banda norte, redujo la vida urbana y rural a los limites de Santiago en el norte y Azua en el sur, y en torno a la ciudad de Santo Domingo.  También con los vecinos de los pueblos desmantelados nacieron dos nuevas villas: Monte Plata y Bayaguana.

La cartografía de las villas y ciudades del XVII es más abundante que los testimonios conservados del XVI, pero las mismas, salvo pocas excepciones, son de la ciudad de Santo Domingo, limitándose el resto de las villas a aparecer señaladas en los mapas generales de la isla.  Esto no es más que el reflejo de la realidad histórica del XVII, siglo en que casi todos los recursos agropecuarios, económicos, de importación se concentran en Santo Domingo y su entorno.  Lo mismo sucede con la población, siendo muy notoria la diferencia entre el número de habitantes de la capital de la colonia y el de cualquiera otra de las poblaciones de la isla.

Los planos del siglo XVII revelan otro rasgo particular e importante de este siglo: casi todos refieren de una u otra forma a la ingeniería militar aplicada la ciudad primada, o a recoger acciones bélicas entre los nativos y cada vez más agresivos y numerosos “habitantes” de las zonas despobladas, en su gran mayoría franceses, así como de la defensa del territorio ante invasiones del exterior.

 

Los planos del XVIII muestran un Santo Domingo bastante extendido dentro de los límites de sus murallas.  Las  perfecciones técnicas de dibujo y proyección nos permiten ahondar en detalles y particularidades que no son posibles en planos de otras épocas.  También, y aunque siguen siendo más abundantes los de la capital, aparecen planos de otras ciudades y villas del interior como Santiago, La Vega, Samaná, Montecristi o Dajabón todos de cuadrícula perfecta.

 

 

En este capítulo seleccioné  dos láminas, vamos a verlas:

 

Pág. 76 Mapa de la Española, Cuba, Puerto Rico, Jamaica, parte de la Florida, Bahamas e Islas Vírgenes.

Pág.78 Civitas S. Dominici Sita in Hispaniola. Realizado por Francis Drake.

 

Con este mapa pasamos a otro segemento importante del capítulo, la Memorias de Francis Drake. Viaje a las Antillas Occidentales

 

Ahora, para satisfacción de algunos hombres, quienes se maravillan de que dicha famosa ciudad tan bien construida, tan bien poblada por personas galantes y aguerridamente ataviadas (donde nuestros soldados encontraron buena reserva para socorrerse) no podían darse el lujo de riquezas mayores a las encontradas allí, donde ha de entenderse que los indígenas, los verdaderos oriundos de la Isla ESPAÑOLA (cuya fama va tan de la mano en su grandeza como Inglaterra) desde hace ya un año habían sido totalmente diezmados por la tiranía de los españoles, quienes fueron la causa.  Que a falta de gente que trabaje en las minas de oro y plata de esta isla, se usan monedas de cobre, de las cuales se encontró gran  cantidad.  El comercio principal de este lugar consiste en azúcar y jengibre que se cultivan en la isla.  Y de pieles de bueyes y vacas, los cuales en este vasta país, en esta isla, se reproducen en números infinitos, siendo los suelos muy fértiles, y dichas bestias se alimentan hasta alcanzar un crecimiento muy grande, y son sacrificadas casi por nada, sino más bien por sus pieles como ya hemos dicho antes.  Encontramos aquí gran reserva de vinos fuertes, aceites dulces, vinagre, aceitunas, y otras tales provisiones, como excelente torta de harina empaquetada en pipas de vino y otros toneles, y otras mercaderías, así como telas de lana e hilo, y algunas sedas, todas provisiones comprados afuera en España y entregadas a nosotros para socorrernos de ellas.  Había pocos platos  o recipientes de plata, en comparación con el gran orgullo que tienen de otras cosas de esta ciudad, porque en estos países tórridos usan mucho estas vajillas de barro finamente pintadas o barnizadas, que llaman cal Parfellina y las traen de la India Oriental, y para beber, usan sólo vidrio; los cuales fabrican excelentes, buenos y pasables en el mismo lugar.  Pero aún así encontramos algunos platos y muchas otras cosas buenas, ya que sus enseres de hogar son muy deslumbrantes y exquisitos, que les habían sido muy costosos, aunque para nosotros eran de poca importancia.

 

El capítulo destinado a la cartografía del siglo XVII se inicia con un trabajo interesantísimo de Genero Rodríguez Morel, Contrabando y despoblaciones.  De su abundante referencia extraje este fragmento y tres mapas:

 

La reducción de los pueblos de la banda norte de la isla, sin embargo, no fue tan sencilla como se esperaba.  La misma trajo consigo enormes contradicciones entre los funcionarios de la Corona representados en la Audiencia, por no hablar de la oposición que hicieron los moradores de aquellos lugares e incluso del clero.

El gobernador entendía que con las devastaciones se acabarían los males que causaban los rescates a la hacienda real.  Por ello, no dudó en desautorizar y deslegitimar a los moradores de aquella zona, argumentando que quienes vivían en aquellas partes eran vagabundos y solteros que lo que hacían era hurtar los hatos de los vecinos para venderlos a los enemigos.  Según el gobernador, estos parajes había que destruirlos ya que estaban compuestos por truhanes enemigos de la corona. 

 

La destrucción de los lugares de la banda norte supuso un duro golpe para aquellas poblaciones, hecho este que no dejó indiferente al resto de la colonia.  Decimos esto, porque los vecinos de los pueblos destruidos fueron trasladados a los alrededores de Santo Domingo lo que trajo consigo una mayor pobreza entre los vecinos de aquella ciudad.  Uno de los mayores problemas que tuvieron que enfrentar los pobladores de Santo Domingo fue la escasez de alimentos, dado que los artículos de consumo que llegaban tenían que repartirse con los nuevos vecinos.

 

MAPA pag. 97

Descripción del Distrito de la Audiencia de Santo Domingo

 

Pág.99 Plano de las defensas de la ciudad de Santo Domingo y sus contornos.

 

Pág.114 Las islas antillanas entre las que figuran las Lacayas y las Caribes.

 

 

Seguimos avanzando y entramos de lleno al siglo XVIII, con el trabajo El Caribe: geografía y política internacional  de Antonio Gutiérrez Escudero, quien afirma lo siguiente:  

 

“La nueva centuria contemplará una lucha ininterrumpida que tiene su punto clave en el área antillana.  La guerra de Sucesión española (1702-1714), la del Asiento o de los Nueve Años (1739-1748), las del Tercer Pacto de Familia (1762-1763 y 1779-1783) enmascaran motivaciones más profundas.  Son batallas encaminadas no sólo a defender lo conquistado anteriormente, sino a ampliarlo si fuera posible.  Estaba en juego el mantenimiento de la participación comercial en los beneficios americanos y la obtención de mayores riquezas a través de la venta de productos, tales como el azúcar, el café, el algodón o el tabaco.

¿De qué manera afectaron estas circunstancia a la Española?  Con la entronización de la dinastía Borbón en la Península, Francia se colocará al lado de España en América y Europa.  Todo lo que de beneficioso tuvo este hecho que venía a poner final, al menos en teoría, a una rivalidad secular, se vio empañado por las decisivas consecuencias que iba a tener para Santo Domingo.  Al amparo de la unión de ambos países, más prometedora que efectiva en las provincias indianas, los franceses iniciaron la ampliación de la parte de la isla que habían ocupado años antes aprovechándose del abandono en que se dejó y mantuvo la zona occidental de la misma desde 1606.”

 

De este tema escogí estos mapas.

MAPA 136, 167

Archipelague du Mexique oú sont les Isles de Cuba, Espagnola, Jamaica, etc.

 

Pag.167 Isle de St. Dominingue.

L’ Isle de St. Domingue.

 

 

También para el siglo XVIII, José Chez escogió a una historiadora española especialista en el tema, Maria Rosario Sevilla Soler, El marco geográfico visto por los contemporáneos.  Acertadamente la historiadora señala que: 

 

Algunos de los fenómenos de la segunda mitad del siglo XVIII en Santo Domingo, no podríamos explicárnoslos si no tuviésemos en cuenta su situación geográfica y su clima, pues todo es en cierto modo producto del medio físico en que se desarrolla, y el caso de la historia de la Española no podía ser una excepción.

 

La geografía determina los tipos de cultivo, y cualquiera otra modalidad de explotación económica,  lo que a su vez se refleja en la estructura social y en las formas de vida en general.

 

Políticamente, la situación geográfica dominicana la lleva a ser en un principio, el foco colonizador de España en América, la “llave” del continente recién descubierto, y aunque los fenómenos económicos hacen que la isla pierda interés posteriormente en este sentido, es también su situación, en medio de las otras Antillas, lo que le permite seguir siendo el centro de la Audiencia, núcleo político administrativo de una zona, que abarca territorios de mayor importancia y desarrollo económico como la isla de Cuba.

Y al exponer el medio geográfico… lo hemos hecho a través de los autores del siglo VXIII y algunas cartas de los gobernadores dominicanos de aquellos años, pues a pesar de los errores que puedan ofrecernos, nos describen la isla tal y como la vieron en esa época sus habitantes, lo que fue para éstos su tierra, como medio para entender mejor su historia, e incluso a ellos mismos.

Para esta labor contamos con cuatro relatos de gran interés, unos más detallados que otros, pero todos con una característica común: fueron escritos en el siglo XVIII o en los años posteriores a él, y tres de ellos nos están narrando algo que vieron, o incluso vivieron sus autores.

 

Para ilustrar, seleccionamos los siguientes mapas:

 

MAPA pag. 189

Plano de la Ysla de Santo Domingo, parte de Cuba, Jamaica y otras Islas contiguas a ellas, del seno mexicano.

Pág.200 Bahía de Ocoa, en la isla de Santo Domingo.

 

pag.213 A New Chart of the West Indian Island as they are Possessed by the European Powers; Drawn from the Most Recent Authorities.

 

Pág.216 Carte de l’ Ile de Saint Domingue.

 

 

Continuando con el siglo XVIII, se presenta el trabajo “La Española: ríos y el lago de Jaragua” de P. Pierre-Francois-Xavier de Charlevoix, quien en su texto resalta sorprendido la riqueza natural de nuestra tierra:

 

“La isla está regada por un prodigioso número de ríos, de los que la mayor parte no son sino torrentes y arroyos: algunos en extremo rápidos.  Todas esas aguas son sanas y saludables, pero tan vivas y frescas que es necesario beberlas con discreción; y hay peligro en bañarse en ellas.  Se asegura que a lo menos quince son tan anchos como el Charenta en Rochefort, no comprendidos en este número los seis principales.  Estos seis son: el Ozama, cuya embocadura forma el puerto de Santo Domingo; el Neyba, que no tiene de considerable sino la cantidad de bocas por las que descarga en el mar, y que tiene hasta el inconveniente de cambiar a menudo de lecho; el Macorís, que es el más navegable de todos los ríos de la isla, y el más abundante en peces, pero que no viene de muy lejos; el Yaque o río de Montecristo, en cuyo nacimiento se ha encontrado una hermosa mina de oro, y que arrastra en sus arenas granos de este precioso metal; el Yuna, que es en extremo rápido y en sus fuentes contiene una mina de cobre muy abundante; y el Hattibonito vulgarmente Artibonito que es el más largo y ancho de todos.  De estos seis ríos los tres primeros desaguan en el Sur, los dos siguientes en el Norte, y el último en el Oeste.

 

Para ilustrar esta parte, quiero mostrarle tres láminas que seleccioné para ustedes. Veamos

 

MAPA pag. 223

Carta plana de la isla de Santo Domingo, llamada también Española.

Pág. 226 “Plano de las montañas de Bahoruco, / que en el partido de la villa de Neyba Sirven de abrigo a los esclavos deserto / res de España y Francia en esta isla / España de Barlovento.”

Pág. 227 “Plano del valle en el que estaban acampados los esclavos / de España y Francia, en las montañas de Bahoruco, a mediados de mayo de esta año.”

 

 

Y con el trabajo de José Chez Checo, El nacimiento de una República se inicia el siglo XIX, cien anos difíciles para nuestra historia. Como dice el autor: El siglo XIX terminó con una economía arruinada y con una deuda externa que sobrepasaba los 30 millones de pesos.  En esa época el renglón de producción agrícola más importante lo constituía el azúcar, que era exportado al mercado norteamericano.  Otras actividades productivas eran las industrias de tabaco, cacao y café.  Para ellos se construyeron a crear las facilidades de transporte de los productos que se exportaban a Estados Unidos y a Europa

.

MAPA pag. 256

 The Island of S. Domingo.

Pág.264 Carte politique de St. Domingue.

Pág.272 Plan Des Environs De St. Domingue.

Pág.284 West Indien.

Pág.296 Vista de unas casas, entre ellas un depósito de ladrillos frente al pueblo de la barca del Ozama, en Santo Domingo.

Pág.298 Mapa de la isla de Santo Domingo.

 

También sobre el siglo XIX, Chez seleccionó el trabajo de José Joaquín Hungría Morell Cartografía moderna dominicana, publicado en 1983.  Señalaba que los trabajos de cartografía moderna se iniciaron en Dominicana con la publicación en 1872 de un mapa topográfico-geológico del territorio nacional, por el geólogo norteamericano William More Gabb, quien laboró para la confección del mismo desde 1869, basándose enteramente en nuevos levantamientos realizados sobre las regiones donde se extendió su trabajo de examen geológico, por medio de triangulaciones, habiendo efectuado un nuevo trazado de la línea de costa entre Montecristi y Azua, enlazando las playas a las triangulaciones, pero también usando los levantamientos locales de las marinas norteamericana y británica en las bahías de Samaná y de Las Calderas, y copiando la parte haitiana y todo el Suroeste dominicano del mapa de Schomburgk.

Otro mapa, confeccionado en 1882, fue una carta náutica de la Bahía de Samaná, como resultado de un levantamiento hidrográfico completo de dicha bahía efectuada por el buque “Despatch” de la armada norteamericana, basado también en la triangulación.

En adición al anterior mapa y como resultado de otros levantamientos hidrográficos hechos anteriormente por el buque “Dictador” en 1870, y por el buque “Ossipee” en 1874, también fueron publicadas otras cartas náuticas de nuestras costas por la oficina Hidrográfica de los Estados Unidos.

 

MAPA pag. 309

Plano de la ciudad de Santo Domingo y sus alrededores.

Pág. 321 Plano de la ciudad y contornos de Santo Domingo.

 

Para el siglo XX, José seleccionó varios fragmentos de diversos artículos escritos por Frank Moya Pons. Una de las conclusiones más interesantes del trabajo es la siguiente. Afirma Frank que al comparar los mapas y los censos de entonces y de ahora, “es fácil observar dónde se han formado las nuevas aglomeraciones urbanas y cuasi urbanas, y es fácil también calcular su formación y evolución y tamaño.”

 

Pág. 334 Mapa de la isla de Santo Domingo y Haití.

Pág. 337 Mapa de la isla de Santo Domingo.

Pág. 343 Best Indies. Hispaniola. Out COSAT Dominican Republic. CIUDAD TRUJILLO (SANTO DOMINGO) TO SAONA ISLAND.

Pág. 353 Map of Hispaniola.

Pág. 365 Mapa de la isla de Santo Domingo, ejecutado por disposición del generalisimo doctor Rafael L. Trujillo Molina.

Pág. 368 Plano de Ciudad Trujillo.

Pág. 380 Hispaniola.

Pág. 393 Mapa de la isla de Santo Domingo

Pág. 394 Mapa de la división en Partidos de la parte española de la isla de Santo Domingo.

Pág. 395 Mapa de la isla de Santo Domingo con la división según la Ley sobre Partición Territorial de la Asamblea Central durante la ocupación de Toussaint Louventure.

Pág. 415 Mapa de la Isla de Santo Domingo con la división territorial de la República Dominicana estructurada desde 1939 hasta la Ley No. 381, de fecha 4 de septiembre de 1943.

 

 

Con este recuento termino la exposición de este libro.  Aprovecho para felicitar al Banco Popular Dominicano por esta iniciativa, y muy especialmente a mi buen amigo, hermano, paisano y colega, José Chez por este trabajo.  Solo una persona con la paciencia oriental, la formación historiográfica, la pasión por el conocimiento y el perfeccionismo que le caracteriza es capaz de hacer esta compilación.  Te felicito de corazón hermano.

 

Disfruten este trabajo, agradable a la vista e interesante para el espiritu.  Es una forma amena de conocer nuestra historia, a través de las imágenes de esta tierra que nos vio nacer y que tanto amamos,.

 

Muchas gracias.

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