De dónde vengo
Ensayo para una Autobiografía
existencial
POR:
MU-KIEN ADRIANA SANG
|
Buenas tardes, a todos los familiares, amigos y
amigas que acogieron el llamado del Patronato Cibaeño contra el Cáncer y la
Escuela de Educación Especial, con el patrocinio de la Editorial Norma. Esta es una tarde, muy muy espcial.
Como saben, el domingo 18 de febrero, día de
celebración del nuevo inicio del año lunar, lanzamos este libro en el
maravilloso marco del Barrio Chino, gracias a la diligente plimita Rosa Ng,
Presidente de la Fundación Flor de Todos, la dinámica quien ha asumido el
apostolado de mantener viva la herencia milenaria de nuestros ancestros. Norma se sumó a aquella aventura, no sin tener
algunas dudas. Guillermo Cote, el dinámico representante de la Editorial Norma,
acogió con entusiasmo el proyecto del libro y aceptó el riesgo de ponerlo a
circular aquí en ese lugar tan sui géneris. Patricia Urrutia se encargó de hacerlo
posible, como se ha empeñado en el día de hoy.
Otro amigo llamado Andrés, se encargó de hacer
la presentación, leyendo el prólogo. En esta tarde, un Andrés muy especial, uno
de los mejores amigos de nuestro padre, Andrés Peralta., a quien agradezco
profundamente estar aquí presente.
A ustedes aquí presentes. Gracias por
acompañarme en un día tan especial. Tres meses después que el cerdo hizo su
aparición, y augura un año, ¡eso esperamos! de opulencia y prosperidad. Es más, afirman, y vamos a creerlo, que el
año del cerdo debe ser una época donde imperen la abundancia y el éxito.
Este lugar es muy apropiado. En esta sala
estuvo muchas veces nuestros padre hablando sobre planes y programas. Esta sala recibió su energía, su risa
contagiosa. Esta sala, este lugar que él vio nacer y crecer, es testimonio de
sus angustias y sus últimos suspiros. Así pues, como dije antes, no podía ser
más apropiado el lugar para poner a circular de nuevo este puñado de
sentimientos, pensamientos y reflexiones.
Aquí en Santiago, la ciudad que
tanto amó, donde papá vivió hasta su
último suspiro, presento a la comunidad santiaguera este manojo de sentimientos
y recuerdos, cuyo título ustedes comprenden bien: De Dónde Vengo.
La mayoría de ustedes me conoce desde niña. La
mujer que escribió estas páginas cargadas de recuerdos lleva en su sangre una
simbiosis entre oriente y occidente. Soy
Mu-Kien, un nombre oriental que significa belleza sutil, y cuyo segundo nombre
es Adriana. Una fórmula utilizada por nuestro padre para dejar constancia de
esa hibridad de nuestras vidas. Soy la mujer historiadora que nació bajo el
signo de Virgo, un año en que la oveja nos visitaba desde oriente hace más de
cinco décadas. Soy quizás la
historiadora que utilizó como excusa este oficio para buscar explicaciones racionales
a su propia identidad. Soy Mu-Kien la
mujer que también es esposa, rol que entraña sus obligaciones y su propia
dinámica; y que debe compartir, atropelladamente a veces, con las otras facetas que integran su
existencia. Soy simplemente una mujer, con miles de fantasmas no superados; la mujer
de las dudas, de los sueños no concluidos.
Y así, asumiendo simplemente lo que he sido
ayer y lo que el destino me ha convertido hoy, decidí hace unos años que el
mañana ya no es preocupación ninguna
porque he tenido la enorme dicha de haber vivido. Hace varios años, un
día cualquiera, nació la idea de escribir este proyecto. Se lo comuniqué a mi
esposo Rafael quien lo compartió con entusiasmo. Lo acaricié durante mucho tiempo. Razones
laborales, personales y otros compromisos de investigación, me obligaron a
detenerlo. Escribí a retazos, cuando el
tiempo y la paz me lo permitieron.
De donde vengo es, como su título bien lo
define, un ensayo de autobiografía
existencial. Recurrí a las fuentes
privilegiada de los recuerdos y los sentimientos. Reproduje muchas escenas familiares con
algunos de sus diálogos. Evidentemente,
como bien dijo una vez Saramago, los recuerdos son siempre selectivos, y
la memoria solo sella aquello que interesa o conmueve a su interlocutor. A
medida que fui escribiendo, los sucesos se aparecían uno detrás de otro, sin
parar y de forma atropellada. Las palabras nacieron y fluyeron sin detenerse
porque venían desde lo más profundo de mi corazón. Mis dedos se movían
rápidamente al compás de mi excitación.
Mientras escribía lloraba, reía, me emocionaba y volvía a escribir…,
volvía llorar y volvía a recordar…. Como
bien describió Andrés L. Mateo este libro es un viaje. Un viaje al centro de mi corazón, a la
realidad de mi propia vida, y sobre todo a la realidad de los hombres y mujeres
que se lanzaron a la aventura buscando mejor vida. Soy hija, como mis ocho hermanos, de un
hombre que decidió cambiar su suerte, y se lanzó a la aventura, al mundo
desconocido, en pos de un mejor futuro.
Con estas páginas he querido expresar públicamente
mi admiración y reconocimiento a los seres que como papá asumieron con valentía
las penurias de sus vidas y de sus realidades. Reconocimiento y respeto a los
hombres y mujeres que han luchado, se han enfrentado y han vencido las duras y
grandes adversidades de sus patrias de adopción. Desde todos los tiempos, los seres humanos
han partido de todas partes para llegar a cualquier parte. Este particular
viaje mío al pasado no es más que un llamado a la reflexión. ¿Por qué la
humanidad se ha empeñado en la exclusión? ¿Por qué algunos sectores de la
humanidad se han autodefinido como superiores? ¿Quién les otorgó ese poder?
¿Por qué convertirnos en verdugos, cuando en la historia de la humanidad hemos
sido también víctimas? ¿Por qué no pensar en la patria grande que somos todos,
que es la humanidad toda entera?
Mi padre vino desde la lejana China
continental. El sueño americano fue su
norte. El Caribe se interpuso a sus deseos. Entonces, después de un fallido
intento de volver a reiniciar su vida en su amada China, decidió regresar una
vez más a la República Dominicana, quemar sus naves para quedarse en esta media
isla y echar raíces. Al final de su vida
fue reconocido por la misma sociedad que inicialmente lo marginaba y excluía.
¡Cuánto habrá sufrido en ese esfuerzo!
Agradezco profundamente a Dios y a la vida la
oportunidad de haber nacido en una familia singular. Singular por el gran número que componen sus
miembros, singular porque sus guías además de luchar, trabajar y labrarse un futuro formaban parte
de varias culturas y etnias. Singular
porque aprendí, sin quererlo, la riqueza de la multiculturalidad, a ser diferente física y culturalmente. Soy santiaguera, soy cibaeña, soy dominicana,
soy caribeña y también china. ¿Qué soy?
¿Qué he devenido? Son las preguntas que nacen en este libro. Después de narrar
y defender que nací en esta tierra, que he luchado en estos mares, que defiendo
la hibridad como una riqueza. Me pregunto, me pregunto ¿Quién se atreve a
negarme mi dominicanidad? ¿Quién podría
tener la osadía por negarme lo que me he
ganado? ¿Quién puede atreverse a quitarme lo que por derecho propio me
pertenece? Ese es el centro de la reflexión de este libro.
Permítanme para finalizar hacer algunos
agradecimientos.
A LA EDITORIAL NORMA porque asumió el proyecto
con entusiasmo. Un día su principal
responsable fue a visitarme y le ofrecí el trabajo sin muchas expectativas.
Tiempo después me llamó para darme la grata noticia de que el trabajo sería
publicado.
Al amigo Andrés L. Mateo, porque para mí
resulta un gran honor el hecho de que haya escrito el prólogo. Creo que nunca
le he dicho lo mucho que admiro su prosa y la profundidad de sus ideas. Gracias Andrés porque con este libro inicio
el viaje hacia la escritura de la que siento.
Cansada de lidiar con lo que pienso, decidí tomar un descanso de la
racionalidad histórica y de los artículos de opinión para dar riendas sueltas a
los sentimientos y a las reflexiones, en procura quizás de escape a una
realidad que se resiste en ser transformada.
A la PUCMM porque ha sido una escuela, un
espacio para el desarrollo, un apoyo incalculable a todos mis proyectos. A mis compañeros de labores de tantos años, y
muy especialmente al rector, Monseñor Agripino Núñez.
A mis amigos y amigas que han acudido a
acompañarme en esta hermosa tarde de febrero, celebrando el año nuevo según
establece el calendario lunar, en este espacio tan significativo y bajo este
inmenso arco que grita a los cuatro vientos, ¡somos diferentes, pero somos de
aquí!
A mi inmenso universo familiar. A los casi 40
miembros de ese clan, hermanas, hermanos, cuñados, cuñadas, sobrinos y sobrinas
porque han completado y facilitado el tránsito por el camino de mi vida.
A mi familiar nuclear, a mi muy amado esposo
Rafael, a mis hijos heredados y nacidos del corazón, Arancha y Rafael, a Rocío,
mi otra hija, y muy especialmente al nuevo miembro Rafael Eduardo, por haber
rescatado en mí la risa, la inocencia, la risa y la alegría de descubrir lo
maravilloso que es el simple hecho de vivir.
A mi madre Ana, dolorosamente ausente, un
ejemplo de trabajo, entrega y amor incondicional. Porque tu silencio, tu mirada, reprochando o
aprobando mis acciones, me acompañan todos y cada uno de mis días.
Finalmente a mi padre Miguel Sang. A su osadía,
a su valentía, a su firme decisión de no dejarse vencer dedico este acto.
Papá es sin duda alguna el protagonista
principal del libro y de este acto, por eso quiero expresarle un agradecimiento
sincero y especial. Gracias papá porque fuiste valiente. Gracias por no haber
sucumbido a las adversidades; por haber decidido partir a la aventura sin más
equipaje que tus sueños e ilusiones; por habernos enseñado que el trabajo
honrado, serio y tesonero es el camino
correcto. Gracias por tu consejo de que los problemas son solo obstáculos, que
las caídas no son más que motivos para levantarse. Gracias especiales por haber
amado tanto a mamá; por habernos enseñado que
la familia, con todas sus adversidades, alegrías y diferencias ha de ser
el sostén de cada día. Gracias por haber
luchado tanto para legarnos a nosotros, tus hijos, un presente distinto al que
tú heredaste. Gracias papá por tus abrazos, tus reprimendas, tus sermones y tus
enseñanzas. Gracias papá por habernos
regalado esta identidad híbrida, bifurcada
y contradictoria a veces. Gracias por habernos hecho diferentes, porque
nos ha convertido en seres más fuertes para enfrentar las durezas de la
realidad. Tus hijos aceptan, aceptamos, con alegría tu principal enseñanza de
que el maravilloso designio de la humanidad ha de ser solo uno, sin distinción
de raza, color o clase social. Gracias papá porque dándote las gracias, damos
gracias también a los hombres y mujeres que parten, que se arriesgan, que
luchan y no se dejan amilanar ante las dificultades. Gracias papá por la simple
dicha de haberte tenido.
M
No hay comentarios:
Publicar un comentario