"A pesar de todo..."
Por Mu-Kien Adriana Sang
A pesar de que se duermen
mis sentidos por rutina.
A pesar de esta apatía
que bosteza enmohecida.
A pesar de muchas broncas
que quedaron escondidas.
A pesar de mis fracasos,
mis pecados, mis caídas.
A pesar ya de ilusiones
que están por siempre dormidas,
y de fantasmas internos
prendidos de mis pupilas.
A pesar de que me invento
muchas veces la sonrisa.
A pesar de que me trague
mis verdades, mis mentiras.
A pesar de mis defectos,
de mi cólera, de mi ira,
de mis eternos miedos
que desde mi alma silban,
y que viva disfrazando
mis pequeñas cobardías.
A pesar de mi pasado
que me espía a escondidas.
A pesar de mis angustias
que rasguñan mis costillas.
A pesar de mi energía
que se agota, se termina,
y del paso de los años,
de mis luchas, mis heridas.
A pesar de todo eso...
sigo apostando a la vida.
Autora: Silvina
Escuchando de adolescente las canciones de Mercedes Sosa,
tejí en la soledad de mis días, la esperanza de una América Latina unida,
encaminada hacia los senderos del progreso, la solidaridad y la justicia
social. Se inició la marcha sin duda,
hemos avanzado, pero pesan todavía las grandes cadenas que nos atan a un pasado
autoritario, donde prima lo grotesco,
absurdo y, por qué no, pintoresco también.
Pasado el tiempo, mis ilusiones
se han mantenido, pero han abandonado el arrojo juvenil, vistiéndose de la
madurez que otorgan los años, o el conservatismo adulto que la experiencia
obliga. Tal vez simplemente estoy
reivindicando el derecho al hastío; al cansancio insoportable que produce
mantener los brazos en alto en señal de esperanza; a la rabia que provoca tener
que mirar y analizar la realidad que lastima.
He sido espectadora horrorizada
de los últimos acontecimientos en varios de nuestros países latinoamericanos, y
la verdad es que me siento preocupada.
Colombia, ¿qué hacer con este país hermano, andino y caribeño al mismo
tiempo? Acabo de ver que el candidato a
la Presidencia Álvarez Uribe salió ileso de
un terrible atentado. A veces me
pregunto qué prima en ese nación, si la ficción o la realidad. Una guerrilla que supuestamente sostiene la
defensa de un proyecto ideológico desfasado, desacreditado e inviable, pero que
se ha negado a sí misma, al conocerse sus vínculos con el narcotráfico. Un gobierno civil que apenas puede
sostenerse, debilitado por una guerrilla que controla una gran parte del
territorio nacional. Y una mafia con
amplias filtraciones en los estamentos del poder y en exterior, imponiendo la
ley del dinero sucio para comprar impunidad. Estos factores nos hacen pensar
que quizás prime la ficción de nación.
Venezuela está dividida, ¿quién puede osar rebatir esa
verdad? El Presidente folklóricamente autoritario se ha fortalecido. Tal parece
que el populismo rancio seguirá siendo su dogma, aún cuando haya enarbolando un
discurso que pretende sustituir el enfrentamiento por la conciliación de intereses. La oposición está más debilitada que nunca, y
después del intento fallido de golpe, ha sido cuestionada nacional e
internacionalmente. Imagino que buscará recomponerse; recomposición que tomará
tiempo pues la caída fue muy grande y estrepitosa. El empresariado venezolano pondrá su barba en
remojo, una vez que su incursión directa en la política sufrió el más cruel,
rápido y sorprendente fracaso. Nuestro querido pueblo venezolano está al filo
de la navaja, caminando por una peligrosa pendiente.
La situación argentina, si bien está relativamente
calmada, pienso que los días de Duhalde están contados. En ese gran país sureño hay una profunda y
generalizada crisis. Estamos a la espera. Todavía persisten en nuestras mentes
las escenas de horror cuando vimos el asalto iracundo de la muchedumbre
indignada que penetró a la casa de Gobierno destruyendo todo a su paso. Paraguay, Nicaragua y Guatemala han pasado a
ocupar lugares privilegiados en la palestra pública internacional por casos de
corrupción. El primero de los tres países estuvo en los medios informativos
internacionales cuando se supo que el ex
Presidente había favorecido, con dinero público, a un grupo financiero que
finalmente quebró. Por su parte, el ex mandatario nicaragüense fue acusado,
parece ser que con base suficiente, de que hizo uso personal de la ayuda
humanitaria que se envió a su país para ayudar a los damnificados del huracán
Micth. El tercero, un presidente en
funciones, tiene crisis de credibilidad en su país Guatemala por denuncias de
que tiene una conexión non santa con financistas panameños.
Entonces ante esa realidad, ¿tengo o no derecho a estar
preocupada? ¿Tengo razón o no de reclamar mi derecho al hastío? ¿Tengo o no
derecho gritar de rabia e impotencia de decir simplemente ¡Basta! a los cuatro vientos, aunque sepa de antemano
que no seré escuchada? ¿Tengo o no derecho a reclamar salidas distintas a la
que nos están ofreciendo los políticos y sus partidos?
Pero no se preocupen amigos y amigas, como dice ese
hermoso poema que encabeza el Encuentro de hoy, a pesar de mis gritos de
desesperación e impotencia, de mis rabias contenidas, de mi horror externado en
palabras, sigo creyendo en la vida, en las luchas cotidianas para sobrevivir,
en el esfuerzo colectivo para mejorar y seguir transitando por el camino de la
historia. A pesar de mis desilusiones, de mis profundas heridas cuando la
insensatez acapara y obnubila a nuestros dirigentes; a pesar de que me descubro
saboreando y hasta disfrutando el amargo sabor de la derrota; a pesar de que
gozo lamiéndome las heridas que producen las voluntades indiscutiblemente
autoritarias; a pesar de todo eso, sigo amando la vida, mantengo la esperanza
por nuestra América Latina, defiendo con pasión el proyecto democrático. Y, si
siento que la desesperanza me arropará hasta impedirme ver el horizonte,
entonces me detengo, me lleno de ilusiones, intento seguir el camino,
cabalgando a los cuatro vientos buscando una nueva estrella.
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