ENCUENTROS
Un credo por la patria
Por: Mu-Kien Adriana Sang
Hoy,
en la noche del mundo, con la esperanza de la Buena Nueva, afirmo con audacia
mi fe en el porvenir de la Humanidad.
Rechazo la idea de que en las actuales circunstancias las personas estén incapacitadas para hacer una Tierra mejor.
Rechazo la opinión de quienes consideran que las personas están de tal manera prisioneras en la noche sin estrellas de la guerra y el racismo, que nunca podrá llegar a ser realidad la aurora luminosa de paz y fraternidad.
Rechazo la predicción según la cual los pueblos descenderán uno tras otro por el torbellino del militarismo hasta el infierno de la destrucción atómica.
Creo que la verdad y el amor sin condiciones tendrán efectivamente la última palabra, pues la vida -aunque provisoriamente derrotada- es siempre más fuerte que la muerte.
Creo firmemente que aun en medio de las bombas que estallan y los cañones que truenan, permanece la esperanza de un mañana luminoso.
Tengo el coraje de creer que un día todos los habitantes de la Tierra tendrán sus tres comidas por día para la vida de su cuerpo, educación y cultura para la salud de su espíritu, igualdad y libertad para la vida de sus corazones.
Creo igualmente que un día toda la humanidad reconocerá en Dios la fuente del amor, que la bondad salvadora y pacífica será algún día la Ley, que el lobo y el cordero reposarán juntos, que toda persona se sentará bajo su higuera en su propia viña y que nadie tendrá motivo para tener miedo.
Creo firmemente que obtendremos la victoria. Credo por la paz, Martin Luther King
Rechazo la idea de que en las actuales circunstancias las personas estén incapacitadas para hacer una Tierra mejor.
Rechazo la opinión de quienes consideran que las personas están de tal manera prisioneras en la noche sin estrellas de la guerra y el racismo, que nunca podrá llegar a ser realidad la aurora luminosa de paz y fraternidad.
Rechazo la predicción según la cual los pueblos descenderán uno tras otro por el torbellino del militarismo hasta el infierno de la destrucción atómica.
Creo que la verdad y el amor sin condiciones tendrán efectivamente la última palabra, pues la vida -aunque provisoriamente derrotada- es siempre más fuerte que la muerte.
Creo firmemente que aun en medio de las bombas que estallan y los cañones que truenan, permanece la esperanza de un mañana luminoso.
Tengo el coraje de creer que un día todos los habitantes de la Tierra tendrán sus tres comidas por día para la vida de su cuerpo, educación y cultura para la salud de su espíritu, igualdad y libertad para la vida de sus corazones.
Creo igualmente que un día toda la humanidad reconocerá en Dios la fuente del amor, que la bondad salvadora y pacífica será algún día la Ley, que el lobo y el cordero reposarán juntos, que toda persona se sentará bajo su higuera en su propia viña y que nadie tendrá motivo para tener miedo.
Creo firmemente que obtendremos la victoria. Credo por la paz, Martin Luther King
Ha pasado la semana santa, la menos
santa de todas las semanas, como decía el recordado Hermano Alfredo
Morales. Imbuida quizás por la paz que nos ofrece la recordación de que Cristo
murió por nosotros, tengo la necesidad espiritual de ratificar mi creo por Dios
y por la vida.
Confieso hoy que tengo miedo, mucho
miedo. Temo a no tener la suficiente
capacidad para resistir los embates de
una sociedad sin alma, que se sustenta en terribles anti valores: como el sexo
fácil y sin amor, y tener dinero sin medida a todo precio y a cualquier
precio. Me aterra pensar que ellos, los
falsos, los hipócritas, los corruptos, los que buscan estar siempre bien con
los de arriba, finalmente ganen la guerra, no solo la batalla. Me horrorizo al pensar que ese es el ejemplo
que estamos presentando a los jóvenes.
Me avergüenzo de esta realidad construida por nosotros los adultos.
Cuando veo la violencia que predomina en las calles y en los hogares me
entristezco y me dan ganas de salir por los campos y ciudades a gritar, hasta
el cansancio, hasta quedar ronca, hasta quedar exhausta, implorando que
actuemos, que nosotros los adultos no podemos dejar esta herencia a nuestros jóvenes, pero sobre
todo, que la sociedad prosiga por este peligroso camino.
Ratifico hoy, y ratificaré siempre,
que creo firmemente en la paz, en una sociedad justa y en la
no violencia. A veces, en mis momentos de tristeza, le pido, le imploro al Padre bueno que castigue a los corruptos y a
los que utilizan su nombre en vano, por pura apariencia, a sabiendas de que
mienten; le pido que no le permita a los papagayos que repiten sin sentir, solo
por pura hipocresía social, su mandato divino. Mienten cuando dicen: no
matarás, no robarás, no desearás la mujer de tu prójimo…. Porque ellos son los
primeros que matan, que roban y promueven el adulterio. Por estas razones escribí mi credo, mi Credo por la Patria
Creo en
ti Señor,
porque
creo en un mañana de esperanza,
de
justicia y de paz.
Creo en
ti Señor,
y por eso
te alabamos,
y te
pedimos que nos ayudes.
Hoy, que
nos sentimos heridos,
Agobiados
y desesperados.
Hoy que
todo parece desvanecerse.
Creo en
ti Señor,
por eso
te pedimos que nos ayudes a construir
una
nación que luche por el bien común,
especialmente
de los pobres.
Creo en
ti Señor,
porque
creemos en la libertad,
en la
certeza de que amamos a todo el mundo
sin
excluir a nadie.
Porque
creemos en ti,
te
pedimos nos ayudes a perdonar,
sin
olvidar a los que nos ofenden
Cuando
toman el dinero del pueblo.
Ayúdanos,
Señor,
a
construir un verdadero diálogo
Para
superar nuestros males.
Porque
creemos en ti Señor,
Ayúdanos
a exigir verdadera justicia,
Ayúdanos
a combatir la corrupción,
el
tráfico de influencia, la ceguera política
y la
inversión en obras inútiles.
Porque
creemos en ti Señor,
Danos la
fuerza necesaria para exigir al Estado
verdaderas
políticas de lucha contra la pobreza.
Ayúdanos
con tu voz,
a gritar
para exigir una mayor inversión en salud y educación.
Porque
creemos en ti Señor,
Ayúdanos
a exigir a los políticos
Que
hablen menos y hagan más.
Porque tú
nos convocas Señor,
Porque
eres Tu el Señor de la historia,
Ven y
acude a nuestra ayuda
que te necesitamos.
AMEN
Lo hago
público en abril, un mes significativo para nosotros, para el país. Abril de la revuelta y la invasión del 1965; pero es abril también
el mes en que en el año 1876, Ulises Francisco Espaillat, el Presidente Mártir,
el Presidente símbolo de la ética, tomó posesión como Primer Mandatario con el
voto arrollador de los votantes, que meses después lo derrocaron. Por esta razón el Consorcio de Educación
Cívica propuso, y fue aprobado,
constituir el 29 de abril como el Día Nacional de la Ética Ciudadana. Inspirada por esta celebración, escribí este
Credo por la Patria, que fue enriquecido por los miembros del Consorcio. Es mi
credo, y es y será el credo de los hombres y mujeres que luchan y esperan un
mejor porvenir, pues, como dijo Martin Luther King, Creo firmemente que obtendremos la
victoria.
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