ENCUENTROS
¡ABSUELTO!
Por Mu-Kien Adriana Sang
“ El historiador del presente permanece honesto al proclamar sus
elecciones. Condenado a erupciones de la subjetividad, el “inmediatista” se
cura al esclarecer sus orientaciones. Al proclamarlas se neutraliza, o se abre
las vías de la equidad. Al señalar las oscilaciones de la brújula, puede
considerarse imparcial: al avanzar enmascarado, el buscador de lo inmediato se
aleja con mayor seguridad de la operación histórica. El precio de las grandes
obras inmediatas. , es la claridad de las afirmaciones preliminares y la
transparencia del propósito. Un hombre cuenta una experiencia incomparable.
Arroja sobre la mesa los documentos que ha arrebatado el precio de su vida.
Clama por lo que sabe y por lo que cree... ¿Es esto historia?” Jean
Lacouture, La historia inmediata, en La historia y el oficio de
historiador.
“Se ha dicho que la historia es
siempre historia contemporánea disfrazada. Todos sabemos que hay algo de verdad
en ello...” Eric Hobsbawn, Sobre la historia
Nací, ya lo he dicho muchas veces, al final de la
dictadura de Trujillo. Viví mi adolescencia durante los 12 años del Doctor
Balaguer. Sufrí y fui testigo de las frustraciones de la gente que buscó y
luchó ardientemente por la libertad y el orden democrático dominicano. Fui testigo de asesinatos, encarcelamientos,
deseos frustrados, protestas fuertemente reprimidas y sobre todo de gritos
desesperados y deseos contenidos.
Reconozco que al escribir estas notas dispersas, escritas un domingo en la
mañana cualquiera del mes de julio, he abandonado uno de mis oficios de vida:
ser historiadora. Aprecio, como dijo Lacouture, que en mí se ha apoderado hoy
la “subjetividad inmediata”, y que en mi análisis actual no puedo desprenderme
de mi propia historia, para escribir y analizar como si estuviera hablando de
hechos tan pasados como el descubrimiento de América o la Independencia de la
República; ambos sucesos, importantes para nuestra historia, pero ocurridos
cuando todavía no pensaba existir.
Hace unos días que el Doctor Balaguer, a pesar de sus aspiraciones y
deseos de sus correligionarios, se ha visto vencido por el paso del
tiempo. Su cuerpo, no obstante el
interés incontrolable de su dueño, parece cansando de soportar una carga tan
larga y dura. Su desaparición, llegará
más tarde que temprano. Y pienso que al
momento de producirse su alma estará no sólo tranquila, sino también
satisfecha, muy satisfecha. Después de
inicios cuestionados y oscuros en la vida política, bajo el amparo de la funesta
figura histórica de Trujillo; de haber sido el Presidente de la República
cuando se produjo el asesinato de Las Mirabal; de haber intentado, por la
fuerza, de permanecer en el poder momentos después del ajusticiamiento del
dictador; de volver bajo el cuestionado amparo de las fuerzas norteamericanas;
de haber sido uno de los Presidentes más represivos de las fuerzas sociales que
buscaban nuevas expresiones de vida política; de apoyar abierta o
soterradamente a los militares que en 1978 asaltaron la Junta Central Electoral
cuando el pueblo le negó su voto para apostar por una nueva opción, el Sr.
Antonio Guzmán; presencié impotente el despojo de varias senadurías para
otorgarle a su partido la mayoría senatorial y con ello el control de la
Justicia; me alarmé y protesté con los
terribles resultados de las elecciones de 1994 y el fraude colosal denunciado
incluso por los observadores internacionales; y, en 1996, vi horrorizada un
acto llamado “patriótico”, donde él y otros cercanos suyos, responsables de apresamientos,
torturas y asesinatos, cantaban juntos
“somos amantes de la paz”.
Malhechores de ayer, se han convertido en héroes a imitar y emular en el
hoy.
Desde hace unos años, el otrora combatido líder, es el hombre más
importante de la vida política. Todos
acuden a su casa, situada en la Máximo Gómez 25, para solicitar su apoyo. Los
unos ofertan, los otros contra ofertan.
Tanto es su poder, que ha sido bautizado como el “Padre de la Democracia
Dominicana”. La principal autopista
dominicana, la Duarte, será interrumpida, porque el trayecto
Santiago-Navarrete, será bautizada con su nombre. Los que ayer lo combatían con vehemencia, se
retractan. Los que estuvieron encarcelados, lo justifican y perdonan. Los que criticaban su política económica por injusta,
lo alaban gracias al milagro del “ahorro público” logrado en sus 22 años de
“fructífera” gestión. Ahora todos imitan
su tradicional derroche del 6 de enero, y en ese día, como él lo ha hecho
durante tantos años, se fomentan las largas filas “de los sin nada”, para
entregarles un mísero regalo que no hace más que ahondar la profundidad del
adormecimiento de su conciencia. Las
criticadas “funditas” de ayer han sido imitadas y mejoradas por sus antiguos
adversarios. La dádiva de hoy se ha tecnificado en unas tarjetas que no
funcionan bien todavía, pero permite el pago enaltecedor de prolongar la
ignorancia.
Convertido hoy en el padre amado de todos, el Doctor Balaguer podrá irse
tranquilo al mundo de la realidad espiritual. Estoy segura que cuando esto
ocurra, muchas palabras de elogio serán pronunciadas. Algunas lágrimas serán
sinceras, otras servirán para cumplir una necesidad política, una forma más de
seguir en esa comedia política nuestra, que se nutre cada día convirtiendo en
espectáculo los sentimientos más profundos del alma. Yo mientras tanto seguiré guardando mis
recuerdos para cuando tenga que escribir esa parte de la historia.
“Con todo, aunque tenga razón sólo en parte, el final del presente
milenio deberá inspirar mucha historia buena e innovadora. Porque al terminar
el siglo, el mundo está más lleno de pensadores derrotados que lucen una
variedad muy grande de insignias ideológicas que de pensadores
triunfadores...” Eric Hobsbawn, Sobre la
historia
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