Pensamiento
caribeño en el siglo XIX. La moral
social hostosiana
Por: Mu-Kien
Adriana Sang
@MuKienAdriana
Un día se levantaron
alarmados mis discípulos. Vinieron a mí, y me dijero:
-Maestro, urge
publicar la Moral.
-y ¿Por qué urge?|
-Porque los enemigos
de nuestras doctrinas van por todas partes predicando que son doctrinas
inmorales.
-Mal predica quien
mal vive, y mal vive quien mal piensa y quien mal dice.
-Siñ pero no es
tiempo de responder con comparaciones, sino con pruebas.
-Bien predica quien
bien vive.
-Pero no se trata de
las pruebas de conciencia, que siempre son ineficaces para los malignos.
-¿Entonces se
tratará pruebas de apariencia, que siempre son eficaces para los benignos?
-No. Se trata de
pruebas contundentes.
-Pues eso es
inmoral: la moral no contundente.
Eugenio María de
Hostos, Prólogo a la primera edición, 1888.[i]
La magistral obra de Eugenio María de Hostos, Moral
Social, fue escrita en nuestro país durante el año de 1887. Fue publicada en
Madrid en 1906 por la imprenda Bailly-Bailliere e hijos. Escrita en un lenguaje atractivo de fácil
lectura, Hostos plantea la necesidad de que la sociedad toda entera se aboque a
trabajar por una ética colectiva, única salvación para que las sociedades se
libren de las ambiciones de poder y dinero que han marcado las historias de sus
comunidades. A pesar de haber sido escrita hace más de 100 años, su contenido
tiene una importante y terrible vigencia en el mundo de hoy.
Hurgando sobre el tema, localicé un excelente
trabajo del fenecido académico ALBERTO SÁNCHEZ ÁLVAREZ-INSÚA, quien fuera científico Titular del Instituto
de Filosofía del CSIC y director dela
revista ARBOR. El ensayo se
titulaba MORAL SOCIAL DE EUGENIO MARÍA DE HOSTOS y fue publicado por la
revista que dirigía en abril de 2007 [ii]
Inicia
el ensayo parafraseando el pensamiento del intelectual puertorriqueño quien
decía que al pensar en una nación, tenía necesariamente que pensar en
todas; porque, continuaba, pensar Puerto Rico es pensar en Cuba, en las
Antillas, y en todo el continente americano.
Al
abordar el tema de la moral social en el pensamiento hostosiano, Sánchez
Álvarez-Insúa, sostiene que los planteamientos morales nunca han sido ajenos al
discurso narrativo de la identidad nacional. Para reafirmar su idea señala que
en los inicios del siglo XX esta idea irrumpe en muchos intelectuales europeos.
Y pone como ejemplo el libro Cuore (1886) de Edmundo d’Amicis traducido
al castellano por Hermenegildo Giner de los Ríos, obra que en poco tiempo se convirtió
en texto obligado durante la II República. Y, por supuesto, esta idea, continúa
escribiendo, llegó al alma y la razón de Hostos.
Hostos
termina de escribir a finales de 1887. En esta obra, Hostos, el llamado con
toda la razón por sus colegas como el “ciudadano de América”, imbuido de su ansia de verdad, su pasión por
el bien, y su vocación apostólica, aplica los que han sido sus conocimientos de
la realidad española, europea, antillana y americana, que ha ido acumulando
primero desde su cuna portorriqueña, luego en su estancia en España desde 1851,
es decir, desde su adolescencia de doce años hasta cumplir los treinta. Conoce
pues bien la injusticia social, la opresión colonial, los males que asolan
España, los que atormenta a Europa, los desgarramientos de las nuevas naciones
de América. [iii]
Sostiene
el autor del ensayo, que Hostos, después de haber vivido varias experiencias
negativas durante su participación política, cambió su discurso optimista. Los hechos
terribles le hicieron concluir que la
moral y la política han situado entre ambas una barrera infranqueable: Hablemos de la política activa, del continuo
aplicar del derecho a las normas de vivir social, del continuo ludir de poderes
con derechos en la lucha continua por el poder. La ineficacia de la moral en la
política se ha convertido en regla de conducta universal [...] en todas partes
está la política tan divorciada de la moral, que es una prueba de incapacidad
política el mostrarse inclinado a ser moral” [iv]
El
autor destaca como parte esencial del pensamiento de Hostos, el distanciamiento
entre moral y política. ¿Quién es
culpable de dicho distanciamiento? La respuesta de Hostos es más que elocuente:
centralismo y una administración pública corrupta. A excepción, en Europa, de aquellos países en
los cuales la adherencia de los grupos sociales es por si sola una fuerza moralizadora,
en todas las demás es necesariamente
corrompida y corruptora de la
administración pública.
Durante
su peregrinar por América, Hostos defendió sus ideas y, por supuesto atacó
duramente a los países que tenían estados centralistas y autoritarios,
definidos por el maestro como corruptos por
antonomasia y por nacimiento. Porque, decía el gran maestro, que el dictador
ejercerá el poder siempre de manera personal y absorbente de las iniciativas de
las demás instituciones. En este modelo, seguía diciendo el maestro de América,
la ley se sustituye por la voluntad del gobernante. Y este poder absoluto, trae
como consecuencia la desorganización, la cual a su vez, genera corrupción. Peor
aún, la fuerza pública está al servicio del gobernante, y con ella se corrompe por
miedo o por soborno. El gobernante autoritario y déspota, dispone de todos los
empleos, y con ellos corrompe por soborno o por miedo.
Un
elemento importante que destaca el autor es la relación que hacía Hostos acerca
de la moral pública y la moral privada. Hostos fue crítico y duro, muy duro con
los profesionales que deciden hacer carrera para ganar dinero, el afán de
lucro. La elección profesional, afirmaba, debe orientarse no por el afán de lucro ni por
la prepotencia o vanidad sociales, sino por el servicio a los demás. Concluía
con una idea contundente. Para Hostos, lo importante no era tener, sino ser.
Alberto Sánchez Álvarez-Insúa concluye su brillante artículo con una
reflexión muy interesante: Hoy, a más de
un siglo de distancia, las ideas centralistas no han ni mucho menos desaparecido. Es más se plantean incluso desde
posiciones pretendidamente de izquierda. Nacionalismo y regionalismo, serían,
en su discurso, un planteamiento burgués. Lo que se calla es que centralismo es
igual a falta de democracia. [v]
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