domingo, 14 de abril de 2013

El tiempo y los calendarios


ENCUENTROS

EL TIEMPO Y LOS CALENDARIOS

Por: Mu-Kien Adriana Sang

 

EL Preciso tiempo necesita ese tiempo
que otros dejan abandonado
porque les sobra o ya no saben
qué hacer con él
tiempo
en blanco
en rojo
en verde
hasta en castaño oscuro
no me importa el color
cándido tiempo
que yo no puedo abrir
y cerrar
como una puerta
tiempo para mirar un árbol un farol
para andar por el filo del descanso
para pensar qué bien hoy es invierno
para morir un poco
y nacer enseguida
y para darme cuenta
y para darme cuerda
preciso tiempo el necesario para
chapotear unas horas en la vida
y para investigar por qué estoy triste
y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo
tiempo para esconderme
en el canto de un gallo
y para reaparecer
en un relincho
y para estar al día
para estar a la noche
tiempo sin recato y sin reloj
vale decir preciso
o sea necesito
digamos me hace falta
tiempo sin tiempo.

Mario Benedetti, Tiempo sin tiempo

 

 

La serpiente de agua, sabia, perspicaz y desconfiada,  hizo su aparición en el mundo, gracias a la vieja tradición del calendario lunar  chino.  Su vida será corta, pues habiendo nacido el pasado 10 de febrero, desaparecerá el 30 de enero de 2014.  El año Nuevo chino es conocido también como Festival de Primavera. Durante unas dos semanas los chinos del mundo y su descendencia celebraron por todo lo alto, junto a sus familiares y amigos. Se prepararon alimentos especiales. Los fuegos artificiales dieron el toque distintivo y especial .

En el caso de nuestra familia, la celebración no podía faltar. Nos juntamos las tres generaciones con el deseo de mantener la tradición y, sobre todo para que los más pequeños tengan la oportunidad de conocer la cultura de sus ancestros. Después de haber disfrutado y celebrado en familia la llegada de la serpiente, con abundante comida y sabrosa comida china, y de haber escuchado la estruendosa música que acompaña la danza de los leones, me puse a reflexionar sobre el tiempo.

El triunfo de la cultura occidental en todos los ámbitos, cultural, político y económico,  ha sido estremecedor para el resto del mundo. La Coca-Cola es más popular que el mate del cono sur, o que el café colombiano. Los códigos de vestimentas occidentales sustituyeron los kimonos japoneses, las hermosas faldas tejidas y bordadas de las indígenas latinoamericanas y los trajes exóticos de China o la India. Ya todos asumimos sus estándares en todos los sentidos. Y así no debe extrañarnos que occidente haya ganado también la batalla del tiempo. Una imposición donde las horas tienen valor económico y el reloj que marca irremediablemente el paso de los minutos y las horas nos obligan a llevar el ritmo y la prisa occidental, porque todo tiene precio y costo, hasta el descanso y el ocio. El calendario solar se apoderó de todos nosotros, de nuestras culturas y de nuestras vidas.

¿Fue siempre así? No, claro que no. Desde la antigüedad, el misterio del discurrir de los días ha estado presente. Las sociedades primitivas y antiguas, ante la incomprensión del fenómeno, buscaron explicaciones sobrehumanas y trascendentes.   Me puse a indagar. Quise saber sobre el signo de la serpiente. Y encontré que es un animal considerado sagrado en la astrología china. Pero lo más interesante es que en Mesoamérica la serpiente también era venerada por las más importantes culturas indígenas. Por ejemplo, el Dios Quetzalcoatl, es una Serpiente Emplumada. Era conocido como Kukulcan para los Mayas.

El calendario maya, que estuvo en la palestra hace unos días por la predicción mal interpretada de la llegada inminente del fin del mundo, establece la coexistencia de tres cuentas de tiempo: el calendario sagrado (tzolkin o bucxok, de 260 días), el civil (haab, de 365 días) y la cuenta larga. Según este calendario el tiempo es cíclico, porque se repite cada 52 años mayas. Los sacerdotes mayas, conocidos como ah kin, tenían obligación de tener conocimientos matemáticos y astronómicos que debían vincular a  la cosmovisión religiosa, que implicaba la predicción del futuro.

Los mayas no fueron los primeros. Hubo otras culturas mesoamericanas que crearon sus interpretaciones sobre el transcurso del tiempo, expresado en calendarios, como fue el caso de los olmecas. Lo interesante es que guardan muchas  similitudes, hecho que pone a los estudiosos del tema a concluir que en toda Mesoamérica se utilizó el mismo sistema calendárico.

También existió el calendario juliano, que es el antecesor del calendario gregoriano, que se basó en el movimiento del sol para medir el tiempo. Se aplicó en el 46 a. C. y fue adoptándose paulatinamente en Europa y sus colonias hasta que en 1582 se implantó la reforma gregoriana, del Papa Gregorio XIII.  Este boom no llegó a los países de religión ortodoxa, pues en Bulgaria, Rusia, Rumanía y Grecia, predominó el calendario juliano  hasta principios del siglo XX.  Un elemento interesante es que el calendario juliano sigue utilizándose en las liturgias de la Iglesia Ortodoxa. El calendario gregoriano nació en Europa. En la actualidad se utiliza de manera oficial en  todo el mundo.

Así pues, el calendario solar es el que domina en el mundo de hoy. Se diseñó en base a la posición de la Tierra en su revolución entorno al Sol. Un año tiene 365 días, pero cada cuatro años se le agrega un día, constituyendo los años bisiestos. Los entendidos en la materia afirman que el primer calendario solar nació en Egipto, después que se produjera una profunda reforma que sustituía al tradicional calendario lunar.

Para que entendamos la diferencia. El calendario lunar calcula los años según los ciclos de la luna. Cada lunación es un "mes lunar", o lo que es lo mismo entre los dos momentos en que la luna se encuentra exactamente en la misma fase. Cada mes lunar corresponde a 29 días solares. Se afirma que la mayoría de las culturas tuvieron calendario luni-solar. Estos  calendarios que no solo toman en cuenta los ciclos de la luna, sino también los del sol, que determinan las estaciones.  En general existen doce meses lunares por cada año solar, pero como los años lunares no coinciden con los años solares, cada cierto tiempo hay un año solar con trece lunas. El calendario judío, el chino y el hindú son lunisolares. En el caso de la cultura occidental cristiana, aunque el calendario utilizado es el solar, ciertas fechas (como la pascua) se fijan según un calendario lunisolar.

Lo cierto es que el tiempo ha sido un enigma, incluso para nosotros los hombres y mujeres de hoy.  La calendarización es tan solo un elemento más para pensar en su discurrir. El gran enigma es que hacer con él, cómo hacerlo productivo y cómo asumirlo como un paradigma inevitable del simple hecho de vivir.

 

mu-kiensang@hotmail.com

mu-kiensang@pucmm.edu.do

@MuKienAdriana

No hay comentarios:

Publicar un comentario