ENCUENTROS
“Yo Acuso.” (2)
Por: Mu-Kien Adriana Sang
“La conspiración por la palabra, por la prensa, por el
estudio de las necesidades de nuestro pueblo; la conspiración por el ejemplo y
la persuasión; la conspiración por los principios y las ideas difundidos por la
prensa y la enseñanza; esta nueva conspiración será, Excelentísimo Señor, de mi
parte, eterna, constante, infatigable, de todos los instantes, mientras una
gota de sangre bulla en mis venas, mientras un sentimiento moral viva en mi
conciencia, mientras la libertad de pensar y de emitir el pensamiento exista en
algún ángulo de la tierra.” Domingo
Faustino Sarmiento
“Yo acuso al Presidente de la República de falta de fe
en su país, lo acuso de solicitar y soñar con empréstitos extranjeros, con la
quimera del oro, aun a costa de recibir el país las peores humillaciones, en
vez de formular política grande, digna y amplia, que dé trabajo a los obreros
chilenos...” Pablo Neruda, Yo Acuso
Cuando terminé de leer el largo, emotivo y bien escrito
discurso de Neruda, Yo Acuso, una vez supo que se había cumplido la petición
del Presidente González Videla de que se le aplicara el desafuero. Antes de cumplirse la disposición, el poeta
fue objeto de represiones y maltratos. Su casa fue incendiada. En su discurso
afirmaba que ese hogar había
sido construido con “grandes dificultades y lo único doloroso será ver quemadas
las colecciones de libros antiguos y de arte...” Como dije en el artículo anterior, Neruda
vivió un año oculto hasta que pudo salir al destierro.
Y hoy,
rememorando las palabras del gran poeta chileno, he elaborado mi pliego de
acusaciones. Tal parece que nuestro
destino como pueblos latinoamericanos es transitar la historia a tropiezos. Avanzamos dos pasos, retrocedemos, seguimos
caminando, nos caemos, nos levantamos...
Yo acuso
a aquellos políticos que sólo ven sus luchas y sus acciones a través del
estrecho prisma de sus intereses, personales o grupales. Ellos merecen sanción
y condena, porque con sus hechos han cosechado la desconfianza, han pisoteado
el honor y la decencia.
Yo acuso
a aquellos poderosos, del poder económico y político, que por su gula
insaciable de tener, tener y tener han sido capaces de sembrar más hambre y
dolor.
Yo acuso
a esta sociedad de ser pasiva, cómplice
y complaciente ante el poder del dinero y el poder del Estado. Una sociedad que
se rinde y se deslumbra ante el brillo del oro.
Yo acuso
a los manipuladores de las grandes masas.
Los de siempre, los marginados de hoy y de ayer, son capaces de vender
lo que son y lo que no son, de entregar su conciencia, su vida, su familia y su
honor, sólo por un poco de pan y dinero. ¡Qué triste espectáculo esas filas de
hambrientos, capaces de soportar largas horas, por el aliento momentáneo de sus
miserias!
Yo acuso
a los seres que viven sus vidas, sin importar la suerte de los demás. Acuso a
los indiferentes, a los indolentes, a los egoístas, a los que sólo les interesa
su pequeño universo personal.
Yo acuso
a los empresarios usureros, que se aprovechan de las crisis para sacar sus
grandes tajadas.
Yo acuso
a los que se dicen ser demócratas y no respetan el juego de la democracia.
Yo acuso
a los que no escuchan, porque no les conviene a sus intereses.
Yo acuso
a los hipócritas, a los falsos.
Acuso a
los ambiciosos que por subir, subir y subir peldaños son capaces de atropellar
y pisotear a sus semejantes. Acuso a los que cuando llegan, se olvidan de los
de abajo.
Acuso y me acuso, de dolerme del dolor de los demás, y en
vez de buscar soluciones colectivas, nos refugiamos en el tedio, la cólera y el
dolor. Olvidamos que tenemos una
responsabilidad social de participar para transformar la realidad.
“Asumo la responsabilidad de mis palabras...” Pablo
Neruda, Yo Acuso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario