lunes, 29 de abril de 2013

Balaguer: Absuelto por la historia!


ENCUENTROS

 

 

¡ABSUELTO!

 

Por Mu-Kien Adriana Sang

 

 

“ El historiador del  presente permanece honesto al proclamar sus elecciones. Condenado a erupciones de la subjetividad, el “inmediatista” se cura al esclarecer sus orientaciones. Al proclamarlas se neutraliza, o se abre las vías de la equidad. Al señalar las oscilaciones de la brújula, puede considerarse imparcial: al avanzar enmascarado, el buscador de lo inmediato se aleja con mayor seguridad de la operación histórica. El precio de las grandes obras inmediatas. , es la claridad de las afirmaciones preliminares y la transparencia del propósito. Un hombre cuenta una experiencia incomparable. Arroja sobre la mesa los documentos que ha arrebatado el precio de su vida. Clama por lo que sabe y por lo que cree... ¿Es esto historia?”  Jean   Lacouture, La historia inmediata, en La historia y el oficio de historiador.

 

 

“Se ha dicho que la historia es siempre historia contemporánea disfrazada. Todos sabemos que hay algo de verdad en ello...” Eric Hobsbawn, Sobre la historia

 

 

Nací, ya lo he dicho muchas veces, al final de la dictadura de Trujillo. Viví mi adolescencia durante los 12 años del Doctor Balaguer. Sufrí y fui testigo de las frustraciones de la gente que buscó y luchó ardientemente por la libertad y el orden democrático dominicano.  Fui testigo de asesinatos, encarcelamientos, deseos frustrados, protestas fuertemente reprimidas y sobre todo de gritos desesperados y deseos contenidos.

 

Reconozco que al escribir estas notas dispersas, escritas un domingo en la mañana cualquiera del mes de julio, he abandonado uno de mis oficios de vida: ser historiadora. Aprecio, como dijo Lacouture, que en mí se ha apoderado hoy la “subjetividad inmediata”, y que en mi análisis actual no puedo desprenderme de mi propia historia, para escribir y analizar como si estuviera hablando de hechos tan pasados como el descubrimiento de América o la Independencia de la República; ambos sucesos, importantes para nuestra historia, pero ocurridos cuando todavía no pensaba existir. 

 

Hace unos días que el Doctor Balaguer, a pesar de sus aspiraciones y deseos de sus correligionarios, se ha visto vencido por el paso del tiempo.  Su cuerpo, no obstante el interés incontrolable de su dueño, parece cansando de soportar una carga tan larga y dura.  Su desaparición, llegará más tarde que temprano.  Y pienso que al momento de producirse su alma estará no sólo tranquila, sino también satisfecha, muy satisfecha.  Después de inicios cuestionados y oscuros en la vida política, bajo el amparo de la funesta figura histórica de Trujillo; de haber sido el Presidente de la República cuando se produjo el asesinato de Las Mirabal; de haber intentado, por la fuerza, de permanecer en el poder momentos después del ajusticiamiento del dictador; de volver bajo el cuestionado amparo de las fuerzas norteamericanas; de haber sido uno de los Presidentes más represivos de las fuerzas sociales que buscaban nuevas expresiones de vida política; de apoyar abierta o soterradamente a los militares que en 1978 asaltaron la Junta Central Electoral cuando el pueblo le negó su voto para apostar por una nueva opción, el Sr. Antonio Guzmán; presencié impotente el despojo de varias senadurías para otorgarle a su partido la mayoría senatorial y con ello el control de la Justicia;  me alarmé y protesté con los terribles resultados de las elecciones de 1994 y el fraude colosal denunciado incluso por los observadores internacionales; y, en 1996, vi horrorizada un acto llamado “patriótico”, donde él y otros cercanos suyos, responsables de apresamientos, torturas y asesinatos, cantaban juntos  “somos amantes de la paz”.  Malhechores de ayer, se han convertido en héroes a imitar y emular en el hoy.

 

Desde hace unos años, el otrora combatido líder, es el hombre más importante de la vida política.  Todos acuden a su casa, situada en la Máximo Gómez 25, para solicitar su apoyo. Los unos ofertan, los otros contra ofertan.  Tanto es su poder, que ha sido bautizado como el “Padre de la Democracia Dominicana”.  La principal autopista dominicana, la Duarte, será interrumpida, porque el trayecto Santiago-Navarrete, será bautizada con su nombre.  Los que ayer lo combatían con vehemencia, se retractan. Los que estuvieron encarcelados, lo justifican y perdonan.  Los que criticaban su política económica por injusta, lo alaban gracias al milagro del “ahorro público” logrado en sus 22 años de “fructífera” gestión.  Ahora todos imitan su tradicional derroche del 6 de enero, y en ese día, como él lo ha hecho durante tantos años, se fomentan las largas filas “de los sin nada”, para entregarles un mísero regalo que no hace más que ahondar la profundidad del adormecimiento de su conciencia.  Las criticadas “funditas” de ayer han sido imitadas y mejoradas por sus antiguos adversarios. La dádiva de hoy se ha tecnificado en unas tarjetas que no funcionan bien todavía, pero permite el pago enaltecedor de prolongar la ignorancia.

 

Convertido hoy en el padre amado de todos, el Doctor Balaguer podrá irse tranquilo al mundo de la realidad espiritual. Estoy segura que cuando esto ocurra, muchas palabras de elogio serán pronunciadas. Algunas lágrimas serán sinceras, otras servirán para cumplir una necesidad política, una forma más de seguir en esa comedia política nuestra, que se nutre cada día convirtiendo en espectáculo los sentimientos más profundos del alma.      Yo mientras tanto seguiré guardando mis recuerdos para cuando tenga que escribir esa parte de la historia. 

 

“Con todo, aunque tenga razón sólo en parte, el final del presente milenio deberá inspirar mucha historia buena e innovadora. Porque al terminar el siglo, el mundo está más lleno de pensadores derrotados que lucen una variedad muy grande de insignias ideológicas que de pensadores triunfadores...”  Eric Hobsbawn, Sobre la historia

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