domingo, 14 de abril de 2013

Credo por la patria


ENCUENTROS

Un credo por la patria

Por: Mu-Kien Adriana Sang

Hoy, en la noche del mundo, con la esperanza de la Buena Nueva, afirmo con audacia mi fe en el porvenir de la Humanidad.
Rechazo la idea de que en las actuales circunstancias las personas estén incapacitadas para hacer una Tierra mejor.
Rechazo la opinión de quienes consideran que las personas están de tal manera prisioneras en la noche sin estrellas de la guerra y el racismo, que nunca podrá llegar a ser realidad la aurora luminosa de paz y fraternidad.
Rechazo la predicción según la cual los pueblos descenderán uno tras otro por el torbellino del militarismo hasta el infierno de la destrucción atómica.
Creo que la verdad y el amor sin condiciones tendrán efectivamente la última palabra, pues la vida -aunque provisoriamente derrotada- es siempre más fuerte que la muerte.
Creo firmemente que aun en medio de las bombas que estallan y los cañones que truenan, permanece la esperanza de un mañana luminoso.
Tengo el coraje de creer que un día todos los habitantes de la Tierra tendrán sus tres comidas por día para la vida de su cuerpo, educación y cultura para la salud de su espíritu, igualdad y libertad para la vida de sus corazones.
Creo igualmente que un día toda la humanidad reconocerá en Dios la fuente del amor, que la bondad salvadora y pacífica será algún día la Ley, que el lobo y el cordero reposarán juntos, que toda persona se sentará bajo su higuera en su propia viña y que nadie tendrá motivo para tener miedo.
Creo firmemente que obtendremos la victoria.  Credo por la paz, Martin Luther King

 

 

Ha pasado la semana santa, la menos santa de todas las semanas, como decía el recordado Hermano Alfredo Morales.  Imbuida quizás por la paz  que nos ofrece la recordación de que Cristo murió por nosotros, tengo la necesidad espiritual de ratificar mi creo por Dios y por la vida. 

 

Confieso hoy que tengo miedo, mucho miedo.  Temo a no tener la suficiente capacidad  para resistir los embates de una sociedad sin alma, que se sustenta en terribles anti valores: como el sexo fácil y sin amor, y tener dinero sin medida a todo precio y a cualquier precio.  Me aterra pensar que ellos, los falsos, los hipócritas, los corruptos, los que buscan estar siempre bien con los de arriba, finalmente ganen la guerra, no solo la batalla.  Me horrorizo al pensar que ese es el ejemplo que estamos presentando a los jóvenes.  Me avergüenzo de esta realidad construida por nosotros los adultos. Cuando veo la violencia que predomina en las calles y en los hogares me entristezco y me dan ganas de salir por los campos y ciudades a gritar, hasta el cansancio, hasta quedar ronca, hasta quedar exhausta, implorando que actuemos, que nosotros los adultos no podemos dejar  esta herencia a nuestros jóvenes, pero sobre todo, que la sociedad prosiga por este peligroso camino.

 

Ratifico hoy, y ratificaré siempre, que creo firmemente en la paz, en una sociedad justa y en la no violencia. A veces, en mis momentos de tristeza, le pido, le imploro al  Padre bueno que castigue a los corruptos y a los que utilizan su nombre en vano, por pura apariencia, a sabiendas de que mienten; le pido que no le permita a los papagayos que repiten sin sentir, solo por pura hipocresía social, su mandato divino. Mienten cuando dicen: no matarás, no robarás, no desearás la mujer de tu prójimo…. Porque ellos son los primeros que matan, que roban y promueven el adulterio.   Por estas razones escribí mi credo, mi Credo por la Patria

 

Creo en ti Señor,

porque creo en un mañana de esperanza,

de justicia y de paz.

Creo en ti Señor,

y por eso te alabamos,

y te pedimos que nos ayudes.

Hoy, que nos sentimos heridos,

Agobiados y desesperados.

Hoy que todo parece desvanecerse.

Creo en ti Señor,

por eso te pedimos que nos ayudes a construir

una nación que luche por el bien común,

especialmente de los pobres.

Creo en ti Señor,

porque creemos en la libertad,

en la certeza de que amamos a todo el mundo

sin excluir a nadie.

Porque creemos en ti,

te pedimos nos ayudes a perdonar,

sin olvidar a los que nos ofenden

Cuando toman el dinero del pueblo.

Ayúdanos, Señor,

a construir un verdadero diálogo

Para superar nuestros males.

Porque creemos en ti Señor,

Ayúdanos a exigir verdadera justicia,

Ayúdanos a combatir la corrupción,

el tráfico de influencia, la ceguera política

y la inversión en obras inútiles.

Porque creemos en ti Señor,

Danos la fuerza necesaria para exigir al Estado

verdaderas políticas de lucha contra la pobreza.

Ayúdanos con tu voz,

a gritar para exigir una mayor inversión en salud y educación.

Porque creemos en ti Señor,

Ayúdanos a exigir a los políticos

Que hablen menos y hagan más.

Porque tú nos convocas Señor,

Porque eres Tu el Señor de la historia,

Ven y acude a nuestra ayuda

que te necesitamos.

AMEN

 

Lo hago público en abril, un mes significativo para nosotros, para el país.  Abril de la revuelta y  la invasión del 1965; pero es abril también el mes en que en el año 1876, Ulises Francisco Espaillat, el Presidente Mártir, el Presidente símbolo de la ética, tomó posesión como Primer Mandatario con el voto arrollador de los votantes, que meses después lo derrocaron.  Por esta razón el Consorcio de Educación Cívica propuso, y fue aprobado,  constituir el 29 de abril como el Día Nacional de la Ética Ciudadana.  Inspirada por esta celebración, escribí este Credo por la Patria, que fue enriquecido por los miembros del Consorcio. Es mi credo, y es y será el credo de los hombres y mujeres que luchan y esperan un mejor porvenir, pues, como dijo Martin Luther King, Creo firmemente que obtendremos la victoria.

 


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario