lunes, 29 de abril de 2013

Yo acuso, 1


ENCUENTROS


 


“Yo Acuso.” (1)


Por: Mu-Kien Adriana Sang


 

 

“No creo que nadie...se atreva ahora a sostener que yo, al criticar actuaciones del Ejecutivo, a la luz del día, en este recinto y fuera de él...al proceder de acuerdo con las normas de la Constitución Política, a manifestar mis opiniones...ME HAYA VUELTO EN CONTRA DEL MI PATRIA. El Ejecutivo no es la patria y criticar sus actuaciones o diferir de ellas no es volverse CONTRA LA PATRIA.  Actuar contra la patria es aceptar sumisamente, callar o defender cosas indefendibles. Es aceptar sin protestas que, en el desarrollo de una política personalista que no ha podido ser justificada ni explicada, a pesar de los largos discursos y de las farragosas citas, se cometan injusticias y desaciertos que nos cubrirán de vergüenza ante el mundo...Es aceptar que la politiquería interior prime sobre las actuaciones internacionales. Con ello, se traiciona a la patria. Si la patria no es un concepto antojadizo e interesado, si es algo puro, no ligado a intereses materiales, justo y bello, sus intereses se confunden con los de la verdad, la justicia y la libertad...” Pablo Neruda, Yo Acuso.

 

 

Decía Volodia Teitelboim, en el prólogo del libro “Yo Acuso”, que la palabra de Nerudiana hizo estruendos en el hemiciclo chileno de su época.  Poeta amante del amor y de la mujer (mujeres, para ser más precisa), defensor de la naturaleza y hombre civil que nunca calló sus convicciones, y muy especialmente cuando se convirtió en Senador de la República. “Se trata de un universo desparramado, suma de muchas islas. A veces forman archipiélagos, como sus discursos en calidad de senador de la República.” La participación de Pablo Neruda en el Senado chileno (1945-1948), sus discursos poéticamente incendiarios, fueron recogidos por Leonidas Aguirre Silva en un interesante libro que tituló Yo Acuso.  

 

En 1945, después de haber sido electo senador, Pablo Neruda pronunció un incendiario discurso: “Yo represento, decía, como escritor, una actividad que pocas veces llega a influir en las decisiones legislativas...En efecto los escritores, cuyas estatuas sirven después de su muerte para tan excelentes discursos de inauguración y para tan alegres romeras, han vivido y viven vidas difíciles y obscuras, a pesar de esclarecidas condiciones y brillantes facultades...”

 

El libro hace un recorrido completo, transcribiendo las actas de las sesiones en las que el poeta participó.  Neruda intervino en aspectos de todo orden, como los derecho de la mujer, la intervención electoral , el uso del presupuesto por parte del gobierno...aprovechó el escenario para criticar el fascismo, nazismo y el franquismo...y sobre todo fue un gran defensor y alentador, en su condición de congresista, de las actividades culturales.  Estuvo en el senado por un período de tres años, hasta que en 1948, debido a sus fuertes críticas al Presidente González, quien no sólo había enfrentado con violencia los disturbios sociales de los trabajadores del cobre, sino que reprimió con fuerza al Partido Comunista Chileno, que a principios de los años 40 había tenido un auge impresionante.  Neruda enfrentó al Jefe de Estado Chileno a través de lo que él mejor hacía: la palabra.  Denunció a través de importantes  diarios de América Latina, como El Nacional de Caracas, la situación de su país.  Esta acción suya tuvo sus consecuencias. El Gobierno la consideró “injuriosa y lesiva para el prestigio de Chile en el extranjero”, y inició un proceso de desafuero en contra del poeta.  En la última sesión en que pudo participar en el Senado, el 6 de enero de 1948, pronunció su célebre discurso “Yo Acuso”, en el cual hizo una brillante exposición en la que demostraba los compromisos adquiridos y no cumplidos por el Presidente González Videla; y acusaba al Gobierno de reprimir violentamente a las organizaciones sindicales, conducir mal las relaciones exteriores y obligar a las Fuerzas Armadas chilenas a actuar en labores policiales, y sobre todo de encadenar la libertad de expresión.

 

El gobierno salió triunfante, y el 3 de febrero de 1948, al Corte Suprema de Chile aprobó el desafuero en contra del Senador poeta y dos días después fue detenido.  Fue perseguido, pero Neruda pudo ocultarse por casi un año.  Vivió en la clandestinidad hasta febrero de 1949, cuando pudo cruzar la Cordillera de Los Andes, permaneciendo en el exilio hasta 1952.

 

“Siempre sería poco sostener que, en la última jornada presidencial, el pueblo de Chile votó por un programa y no por un caudillo, votó por principios y no por banderas manchadas por el trafico electoral, votó por la soberanía de la patria y la independencia económica y no por la subyugación y la entrega al imperialismo extranjero...

 

 

“La política importan tanto por los hechos mismos como por sus consecuencias..”

 


 

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