martes, 16 de abril de 2013

Hostos y el Antillanismo


Pensamiento caribeño en el siglo XIX.   Hostos y el Antillanismo

 

Por: Mu-Kien Adriana Sang



@MuKienAdriana

… la independencia de las Antillas no significa otra cosa que la emancipación del trabajo y la mano de obra  y por ende, el aumento en la población, de producción de los recursos físicos para la civilización americana; no significa otra cosa que la emancipación del comercio y la industria, y por ende, la eliminación de los obstáculos materiales que hasta la fechas han impedido la comunicación entre gran parte de la América y esas islas, las cuales son los mediadores naturales entre el Viejo y el Nuevo Continente; no significa otra cosa que la reconstitución geográfica del continente americano y por ende, la unificación de las partes en un todo; no significa otra cosa que la continuación del movimiento continental de independencia, y por ende un movimiento de las Antillas hacia un período de su vida en el cual, dependiendo de ellas mismas, contribuirán con toda Latinoamérica para el futuro de una civilización creada por el Nuevo Continente…(Hostos, Vol. 3, p. 107).

 

A lo largo de esta serie de artículos que hemos venido publicando, se puede deducir que el Antillanismo, es decir la unidad política, económica y social de las Antillas Mayores de origen hispano, fue el gran proyecto político de Hostos.  Comenzó a esbozarlo  en su libro la Peregrinación de Bayoán, cuando decía: Cuba, Jamaica, Santo Domingo, Puerto Rico no son sino miembros de un mismo cuerpo fracciones de un mismo entero, parte de un mismo todo…”     

 

La  propuesta concitó aliados y detractores.  En el caso dominicano, Gregorio Luperón fue su gran impulsor y soporte, mientras que Ulises Francicsco Espaillat no apoyaba el proyecto, por el contrario, se oponía con vehemencia.  Entre otras razones porque consideraba  que la propuesta era inviable porque cada isla, cada nación, tenía una  realidad distinta.  Y tal vez tenía razón Espaillat. Sobre esto hablaremos en el próximo artículo.

 

Un elemento interesante es que los historiadores puertorriqueños consideran que el antillanismo nació en Puerto Rico, que Eugenio María de Hostos fue su creador y Ramón Emeterio Betances fue el gran estratega.  Esta visión sostiene que la idea del antillanismo se expandió por el resto del Caribe hispano,  llegando  a Cuba, y allí las ideas revolucionarias fueron acogidas por José Martí y Máximo Gómez. Lo mismo ocurrió con la República  Dominicana, siendo Gregorio Luperón el que las hizo suyas, convirtiéndose en unos de los líderes del antillanismo.  Antonio Gatztambide, el amigo historiador puertorriqueño,  considera que a Betances y a Hostos el antillanismo les nació en la misma cuna, tanto así, que era inseparable de sus identidades personales.  [i]   Sostiene el intelectual de Puerto Rico que es conveniente diferenciar entre la identidad y la solidaridad antillana con el proyecto de la confederación antillana.  El proyecto de confederación fue posterior al sentimiento y necesidad de unidad. Todo parece indicar que se fraguó a partir de 1860: “Las influencias más inmediatas fueron, de una parte, los múltiples retrocesos y amenazas a la soberanía en el Gran Caribe: la ocupación francesa de México, la española en la República Dominicana y la renuncia a la autonomía por parte de la élite jamaiquina ante la rebelión de Morant  Bay…De otra parte, se destacan las luchas independentistas en Cuba y Puerto Rico y comienzo de la primera Guerra de los 10 años (1868-1878” [ii]

 

 Sin Embargo, el historiador Emilio Cordero Michel sostiene que el “antillanismo no nació en Puerto Rico con Betances y Hostos, en 1868, ni con José Martí y Máximo Gómez poco después,  sino que brotó, casi cinco años antes, en enero de 1864 en la Isla de Santo Domingo, específicamente en República Dominicana cual flor endémica del proceso revolucionario de la Guerra Restauradora que se inició el 16 de agosto del año anterior. Esto es: que República Dominicana fue la cuna del antillanismo…. Que se desprendió como fruto natural y lógico del pensamiento y la acción revolucionaria de los prohombres de la Restauración: Matías Ramón Mella, Ulises Francisco Espaillat, Pedro Francisco Bonó, Benigno Filomeno de Rojas, Máximo Grullón, Manuel Rodríguez Objío y, particularmente Gregorio Luperón. Fueron ellos quienes lanzaron la idea de la unidad insular domínico-haitiana, primero y de las  Antillas después…”[iii]

 

Por supuesto que la posición de Cordero Michel trajo sus reacciones. El propio Antonio Gatztambide reconoce la importancia de Gregorio Luperón en el proyecto de Confederación, sin embargo, señala el académico puertorriqueño que la documentación utilizada por Cordero es limitada y “refleja que el proyecto confederativo “quisqueyano” se limitó, al menos hasta 1865, a la unión de la República Dominicana con Haití a partir del apoyo de la segunda restauración dominicana y para proteger la soberanía de ambas en el futuro.”

 

Existe, según lo señala el propio Gatztambide, otros, como Ojeda Reyes,  le atribuyen la paternidad del antillanismo al intelectual chileno Benjamín Vicuña Mackenna, quien propugnó por una Confederación de Estados Independientes de Puerto Rico, Cuba y República Dominicana, antes de que los dominicanos asumieran como suyo el proyecto.

 

No está en discusión que Hostos fue el gran autor intelectual del proyecto antillanista. El debate se genera en términos del accionar político. ¿Fue Betances? ¿Fue Luperón? ¿Fue José Martí? Los dominicanos dirán que nació aquí, los puertorriqueños seguirán defendiendo la puertorriqueñidad de la idea y su materialización; mientras los cubanos tal vez defiendan el antillanismo de Martí como el verdadero.  No entraré en esos debates. Eugenio María de Hostos, como ciudadano universal, antillano y latinoamericano soñó con una sociedad diferente a la que heredó y abogó por la solidaridad de los pueblos.  Así debe verse su verdadero legado.

 

 

 



[i] Antonio Gatztambide, La Geopolítica del antillanismo en el Caribe del siglo XIX, Revista Memorias, Revista digital de la Universidad del Norte, 2007.
[ii] Ibídem
[iii] Emilio Cordero Michel, República Dominicana, cuna del antillanismo, ponencia presentada en el Cuarto encuentro del Seminario Internacional Identidad Cultural y Sociedad en las Antillas Hispanoparlantes, celebrado en Santiago de Cuba los días 5/7 de julio de 1998.

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