lunes, 29 de abril de 2013

Cerrando el circulo vital


ENCUENTROS                                            

 

“Cerrando el círculo "


 

Por: Mu-Kien Adriana Sang

 

 

Escogiendo palabras llanas

Para expresar pensamientos simples

Repentinamente me encontré con un recluso,

Y me pareció ver el corazón del Tao.

Al lado del arroyo sinuoso,

Debajo de la sombra del pino oscuro,

Había un forastero llevando un haz de leña,

Y otro escuchando el laúd.

Y así, hacia donde me llevó mi fantasía,

Mejor que si lo hubiera buscado,

Escuché la música del cielo,

Sorprendido por sus raras melodías.  

 

Ssu Kung-tu, poeta de la dinastía Tang.

 

 

Durante el mes de septiembre del año pasado di cuenta, mediante cuatro artículos llamados “Reencuentro”, sobre el viaje a China que hicimos una gran parte de la familia  Sang. Inicié así aquella serie de entregas: “El viaje a China continental se constituyó en un punto de partida y llegada para reencontrarnos como familia en el más amplio y profundo sentido oriental, por eso invitamos a participar en el proyecto a algunos de los primos, así como amigos cercanos, chinos por afección...  Partimos el miércoles 7 de agosto a un largo y hermoso viaje de tres semanas hacia China, situada en el corazón del oriente, y sobre todo, cuna de nuestros antepasados. Creo que para los hermanos Sang y los primos este viaje significó un reencuentro con una parte  vital de nuestra identidad bifurcada.  Somos Dominico-Chinos, nacidos de la simbiosis y la doble raíz cultural y racial.”

 

En los artículos narraba de las visitas a Beijing, el crucero por el río Yan Tse, la visita a Xian, Shangai, y finalmente la visita a Cantón, la ciudad preferida de mi padre, su punto de referencia y el símbolo de su imaginario oriental. “Al llegar comprobamos que dejó de ser la aldea pobre que expulsaba a sus hijos a la aventura marina, como hizo mi padre y millones de chinos que zarparon en busca de mejor vida. Hoy es una ciudad importante que tiene más de 10 millones de habitantes...La visita por las calles de Cantón tomó una característica muy especial. A pesar de la terrible humedad y alta temperatura, ninguno del grupo, y muy especialmente  de los siete hermanos se amedrentó. Intentamos abrazar en pocas horas sus calles y rincones. Percibimos como las magnolias de Cantón, su flor distintiva, está presente en todos sus parques.... Visitamos el monumento de SUN YAT SEN, el gran líder chino, padre de la República, y el principal responsable de terminar con el injusto régimen feudal e imperial...Era el lugar favorito de papá. En nuestra historia familiar lo  inmortalizó en imágenes con fotos del 1947 y muchos años después durante su último viaje en 1979... Recuerdo perfectamente la escalera que lleva a la estatua del liberador de China.  En mis recuerdos infantiles, Cantón era esa escalera... Al ver este monumento el corazón me latió aceleradamente.  Vi el monumento y los recuerdos familiares se me atropellaron uno tras otro...Bajo la sombra de un gran árbol,  la emoción nos embargaba a todos y comenzamos a llorar y a abrazarnos.  Papá y mamá, estoy segura, nos observaban felices desde el cielo...”

 

En Cantón, bajo el árbol de Lychee, el Señor Chu, nuestro competente guía, nos habló emotivamente y nos dijo que en la tradición china se habla de que cuando alguien sale de la aldea en busca de mejor vida y regresa triunfante, lo hace vestido de seda. Utilizó la simbología para decirnos que nosotros, los hijos de Miguel Sang, habíamos regresado por él, también  cubiertos de seda. 

 

Rosario Sang, una de las primas que nos acompañó en el viaje, pudo visitar la aldea donde nacieron sus padres.  Y aprovechando el momento, visitó la aldea donde nació y pasó su niñez nuestro padre, Miguel Sang. Fotografió la casa y pudo conversar con algunos de sus amigos. Con esta noticia, nos sentimos con la deuda moral de llegar hasta allí  Desde que llegamos a principios de septiembre del 2001, mi hermana Mu-Yien, la “matatana de los Sang”, movió cielo y tierra para contactar a alguien que conociera a papá en su aldea nativa. Un primo, José Chiang, la puso en contacto y coordinaron un encuentro.  Un nuevo viaje se organizó a China con el propósito de visitar el verdadero lar nativo de nuestro padre.  Esta vez fueron tres de las hermanas y el primo Linkom y su esposa Orietta. Esta visita significó, sin duda alguna, el cierre de un circulo importante en nuestras vidas.

 

No había pensado escribir sobre este asunto, pero el “plimo de corazón” José Chez Checo y el hermano del alma, el Hermano Pedro Acevedo, insistieron por separado que debía narrar esta parte de la historia. Después de pensarlo mucho, decidí hacerlo. Cuando comencé a escribir, me di cuenta que la carta-homenaje-recordatorio que se hizo para recordar a papá en el décimo quinto aniversario de su partida, muy bien escrita por Mu-Yien, era lo suficientemente clara y hermosa, y que por lo tanto lo único que debía hacer era transcribirla.  Hela aquí.

 

“Hoy tus hijos recordamos esta fecha con una tristeza apaciguada por el tiempo transcurrido y por el conocimiento de que estás acompañado por la persona que fue tu fiel compañera por 40 años, mamá, tu querida “Doña Anda”, como graciosamente pronunciabas su nombre.  Estamos aquí reunidos todos tus descendientes directos... y de otras personas que forman parte de nuestro grupo familiar ampliado y que se han unido para rendirte este tributo... 7 de tus hijos pudimos llegar a tu querida y recordada China, a tu añorado Cantón. Regresamos en tu nombre vestidos de seda a rendir tributo a nuestros abuelos,  a cerrar ese círculo que iniciaste cuando saliste a conocer otros mundos para tener una vida mejor para ti y tu familia.

 

Sabemos que tú también regresaste vestido de seda;  pero las circunstancias que en ese momento existían en China no permitieron que disfrutaras con alegría ese regreso. Nosotros lo hicimos por ti, con la diferencia de que regresamos más orgullosos de saber qué clase de papá tuvimos, de la enseñanza sin palabras, con ejemplos, que nos ofreciste de tu cultura y de tu renuncia, sin quejas, a tu mundo para ofrecernos un futuro mejor.

 

Suk Yien, Suk Lang y Mu-Yien tuvieron el privilegio de regresar y completar ese encuentro de nuestras raíces.  Conocieron tu aldea, tu casa y tu gente, Sang Hua Lin y su hermano Sian Buak; hicieron en tu nombre una ofrenda y reverenciaron a nuestros antepasados, visitaron la tumba de tu papá, nuestro abuelo y más que nada, disfrutaron el paisaje que rodea la aldea y que fue tu mundo durante los primeros 14 años de tu vida.  La visita a la aldea nos enseñó un rasgo tuyo que siempre hemos admirado: tu capacidad de ayudar sin estridencias a los demás, ayudas que sólo tú y mamá sabían que se hacían. ¡Qué orgullosos nos sentimos cuando supimos que el puente que comunica  la aldea al lugar de la tumba de los abuelos fue hecho con tu apoyo económico!.

 

Esta pequeña ofrenda que te traemos y que te acompañará en tu lugar de reposo, está compuesta por tierra recogida de la tumba del abuelo, callaos recogidos de los laterales del puente que ayudaste a construir, algunas piedras recolectadas durante nuestra visita por el río Daning, así como hojas tomadas de un árbol de Lychee que se encuentra en los jardines del Monumento a la Memoria de tu líder, el Dr. Sun Yan Tze. La misma representa el cierre del círculo de tu vida: el regresar a tu lar nativo. Gracias Mamá por ayudar a Papá a ser el padre que fue. Siempre los recordaremos. 

 



 

 

 

 

 

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